Se aplazó la Eurocopa, se movieron de año los Juegos Olímpicos, se canceló Wimbledon y se tambalea el fútbol con su Champions y sus ligas. Y el Tour, el evento mundial de
cada julio francés, se niega a claudicar ante el coronavirus. Faltan menos de tres meses para la salida en Niza (27 de junio) y el Tour maneja resquicios, fechas y plazos para evitar lo que parecía inevitable. La suspensión. Sus organizadores no descartan ninguna hipótesis (retrasarlo a finales de julio, desplazarlo a agosto, disputarlo sin público…) con tal de salvar la carrera que implica más del 60 por ciento de relevancia en el patrocinio de todos los equipos. Ayer lo trataron ASO, la empresa matriz, y las escuadras ciclistas en una reunión por videoconferencia. Nunca más cierto que este año será aquel símil según el cual el Tour es el sol en el centro de la galaxia ciclista. Todo gira en torno a él. La temporada gira en torno a él y al estado de alarma en Francia, a las directrices de la sanidad gala, a su ministra de Deportes Roxana Maracineanu y, por encima de todo, a la imprevisible expansión de la pandemia. De la evolución del coronavirus en Francia depende la ubicación del Tour en el calendario, porque una cosa parece unánime y probable: nadie quiere que la carrera se suspenda. «Me parece bien que el Tour quiera sacar la carrera adelante, porque es dar continuidad a nuestras tradiciones y vida a nuestros equipos. Pero no es un tema deportivo, sino gubernamental. Dependerá de la OMS y la sanidad francesa», analiza al otro lado del teléfono Josean Matxín, gerente del Emiratos. El Tour había anticipado su salida este año por los Juegos de Tokio y ahora no tiene ese frente en el horizonte. Siempre que la pandemia cese en Europa y se den las garantías sanitarias, maneja varias alternativas según fuentes consultadas por ABC. Existe la opción de retrasar la carrera a finales de julio o desplazarla a agosto, porque los ciclistas necesitan un periodo de al menos un mes y medio para entrenar y ponerse en forma, y en ese ciclo, realizar alguna carrera previa para adquirir ritmo de competición. Mover la Vuelta a España La Unión Ciclista Internacional (UCI) hizo oficial ayer lo que estaba cantado, la suspensión de las carreras hasta el 1 de junio. Y al tiempo, sigue trabajando para recolocar pruebas en otoño. El Giro se podría disputar a finales de septiembre. La Vuelta a España, si el Tour se mueve en el calendario, también tendría que desplazarse a nuevas fechas en otoño. Y aunque el frío invernal y las precipitaciones serían un freno para la viabilidad de las citas, no se descarta estirar la temporada hasta diciembre. A Eusebio Unzué, que ya ha cumplido 65 años y sigue gestionando de sol a sol por videoconferencia el día a día de su equipo (el Movistar) durante esta cuarentena, le gusta pensar que todos estamos variando nuestras prioridades vitales y que puede sonar egoísta «pensar tanto en el Tour cuando mueren 800 personas a diario en España». Unzué anima a sus ciclistas, les habla, les conforta para adaptarse a las circunstancias, pero reconoce que a todos les cuesta mantener los estímulos. «Un deportista necesita objetivos. Y no los tienen. ¿Pero qué se puede hacer?», cuenta a ABC. «Antes que pensar en el Tour, tenemos que pensar en salvarnos todos, en la salud del planeta –reflexiona el director–. Si se puede salvar el Tour, es que nos hemos salvado todos. No imagino ir a disputarlo sin todas las garantías sanitarias». La especulación de un Tour sin público no parece del agrado de los equipos, según lo han expresado un buen puñado de corredores. «Es que no estamos hablando de deporte, sino de salud pública –reitera Matxín–. Esperemos que en mayo se estabilice la crisis y en junio todos lo tendremos más claro». Con el pelotón paralizado y el futuro entre interrogantes, Eusebio Unzué recuerda el pulmón de los equipos del World Tour para un otoño que se presume estresante, si la pandemia no lo impide. «Los equipos tenemos una estructura suficiente para estar en tres carreras a la vez. Con 27/30 ciclistas que tenemos cada uno, se puede pensar en competir en tres lugares diferentes. Con ocho ciclistas en las grandes vueltas da para presentar un equipo solvente en el Tour, el Giro y la Vuelta, si hiciera falta».
Fuente La Razon: