La readaptación de Cáritas contra viento y marea para ayudar a los más desfavorecidos

Cómo quedarse en casa cuando uno no tiene. Es una de las grandes contradicciones que emergen en estos días de crisis sin paliativos en los que el toque de queda se ha

impuesto en todos los estratos sociales. O al menos en aquellos que disponen de un techo bajo el que guarecerse y aguardar a que la tormenta amaine. Más de 1.250 personas carecían de hogar en Galicia en 2017, según un informe elaborado por Cruz Roja hace dos años. Este concepto aglutinaba a quienes recurrían a albergues, dormían en la calle o utilizaban viviendas sin condiciones mínimas de habitabilidad. Tanto los servicios sociales como las oenegés juegan un papel determinante en el bienestar y el sustento de estas personas, proporcionándoles bienes de primera necesidad y todo aquello que precisen para suplir su falta de recursos bñasucis. Sin embargo, la cifra de beneficiarios se multiplica exponencialmente si se cuenta a aquellas personas que, aunque dispongan de una casa, requieren igualmente de sus servicios por diversas razones. Buena parte de esa encomiable labor lleva el sello de Cáritas, que estos días de cuarentena atiende contra viento y marea las necesidades de los menos favorecidos como lleva décadas haciendo. «Los primeros días en que se declara el estado de alarma no podemos negar que fueron momentos convulsos; hubo muchos cambios normativos de ámbito estatal y autonómico que obligaron a nuestros centros a readaptarse, reorganizarse y plantear la prestación de sus servicios de otra forma distinta. Esto ha generado situaciones de estrés, ansiedad y momentos de miedo para nuestros profesionales y voluntarios, una situación imprevista e inesperada para la que emocionalmente, no se estaba preparado», describen desde las Diócesis de La Coruña y Santiago de Compostela, que a finales del año pasado atendían a más de 37.000 personas en toda la provincia. Por suerte, matizan, esa confusión se limitó únicamente a, eso, los primeros días. Una vez la situación se estabilizó, los servicios excepcionales que siguen operando –comedores sociales, atención primaria y albergues, todos ellos con restricciones en función de sus características– recobraron la normalidad y han podido proseguir su labor diaria tras adaptarse al nuevo escenario. En la Diócesis de Vigo-Tui, aseguran fuentes de dicha sede, se ha añadido también la atención telefónica para aquellos servicios en los que la presencialidad no sea indispensable. Haciendo estricto uso de las pautas de higiene y distanciamiento decretadas por las autoridades, los trabajadores y voluntarios de la organización eclesiástica ayudan con la máxima de las precauciones a los más necesitados, cuya delicada situación, afirman, ha empeorado desde el inicio de la crisis. «Si antes ya estaban en una tesitura precaria ahora más aún. Imaginemos una persona sin techo. ¿Dónde hace su reclusión? Sin medios económicos tiene que recurrir por ejemplo a comedores sociales y de todos es conocida la difícil situación por la que están pasando estos servicios. Por ejemplo: en Vigo los dos comedores sociales que dependen de la Iglesia atienden a casi 400 personas por término medio. Hoy no les pueden atender en sus locales y esta situación añade un plus de preocupación en los participantes», explican, recordando que Cáritas ha organizado una campaña de recaudación enfocada a maximizar los recursos existentes ahora mismo en los comedores. A pesar de la preocupación y la incertidumbre que atormenta a los usuarios estos días, los responsables de la organización no pierden la ilusión. «Uno de los mandatos de Cáritas es ser ‘transmisor de esperanza’ y en ello debemos volcar todos nuestros esfuerzos, más si cabe en esta situación de emergencia sanitaria. El transcurso de los días nos ha confirmado la profesionalidad y lo vocacional de nuestros agentes», afirman.

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/galicia/abci-readaptacion-caritas-contra-viento-y-marea-para-ayudar-mas-desfavorecidos-202004022033_noticia.html

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