Desde el 3 de marzo, cuando se confirmó el primer caso, el ANLIS Malbrán volvió a ser el centro de referencia para la detección del coronavirus, como lo
había sido en 2009 con la Gripe A.
“Por día se procesan aproximadamente unas 400 muestras en el Laboratorio de Virus Respiratorios”, detalla Andrea Pontoriero (49), una de las investigadoras que forma parte del instituto. Licenciada en Ciencias Biológicas de la UBA, Pontoriero explica que una jornada laboral en la sede de Barracas “implica a mucha gente y muchos procesos en paralelo. No es sólo recepcionar muestras e ingresarlas a una base de datos, procesarlas para generar un resultado y notificarlo, sino también el apoyo de nuestro laboratorio a la red que se dedica a la vigilancia”.
Esta red es la que integran 35 laboratorios en todo el país en los que gradualmente se están descentralizando los testeos. Pontoriero tiene un rol clave en ese proceso de descentralización, ya que entre sus tareas se cuentan capacitar y brindar información a los investigadores de estos centros, preparar los reactivos y materiales para distribuir a la red, y complementar las descripciones técnicas para la compra de los insumos que se necesitan.
La investigadora, que ingresó al servicio de virosis respiratorias en el 94 como becaria e hizo toda su carrera en el Malbrán, dice que no hay diferencia en su tarea habitual y en el contexto de la pandemia: “Nuestro compromiso y responsabilidad para generar estos testeos es la misma con la que encaramos todos los días de nuestro trabajo”.
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