Una casa de 100 años que vivirá otro siglo

Con la Casa Teodoro, como se llama esta vivienda de altos en el barrio de Colegiales, el arquitecto Matías Beccar Varela hizo un trabajo que él mismo describe como de “arqueólogo”.

Sucede que en construcciones que rozan los cien años de existencia, es habitual que coexistan varias transformaciones que se acumulan y se solapan a lo largo de las décadas. “El desafío en estos casos es siempre el mismo: limpiar, como con el cepillo del arqueólogo, las capas de construcción entrelazadas con el original, en busca de la esencialidad perdida”.

El objetivo fue entonces recuperar el espíritu de la casa y hacerla habitable para los nuevos usos, lo que implicaba, lógicamente, una actualización tecnológica. Esto, con la esperanza de darle a la casa unos 100 años más de vida útil.

La cocina se reformuló por completo.

La zona de los dormitorios se mantuvo casi intacta, “con sus aberturas y sus celosías de cedro originales recuperadas en su materialidad vista. Un proceso similar se hizo con el entablonado de pinotea”, describe el autor del proyecto.

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La cocina, en tanto, tenía evidencias de un cúmulo de intervenciones anteriores. La decisión fue demolerla por completo (exceptuando las losas y medianeras) con la intención, al mismo tiempo, de reformular y simplificar el acceso.

En la terraza, el espacio de trabajo convive con una pérgola y una pequeña pileta.

Para esto se empleó una gran pieza de madera y vidrio que cumple un conjunto de funciones: hace las veces de cerramiento vertical, hall de acceso, palier, puerta de entrada, pequeño entrepiso y puerta de salida al patio. Beccar Varela explica: “Esta pieza se concibió en claro contraste con la composición axial o simétrica clásica de la obra original y a la vez proponiendo un diálogo respetuoso por la proximidad material de las distintas maderas”.

La nueva pieza logra optimizar la ventilación y el asoleamiento.

Desde el punto de vista funcional, el nuevo acceso incorpora una barra lateral que acerca y separa la cocina, en un mismo gesto. De esta manera, se desarrolla “un espacio de uso típico contemporáneo en la mejor ubicación con respecto a las vistas, el asoleamiento y la ventilación logradas por la nueva pieza de cerramiento”, describe el arquitecto.

El techo nuevo es una bovedilla de madera, una continuidad del original en planta baja.

Por otra parte, el piso de la cocina se re hizo en una losa de hormigón alisado que a su vez continúa como pliegue en el muro bajo que sostiene el nuevo cerramiento. Para Beccar Varela, “esta materialidad neutra colabora como soporte en la fluidez del diálogo entre la preexistencia y lo contemporáneo”.

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En la terraza se incorporó un espacio de trabajo.

Un nuevo ambiente se construyó en la terraza, en donde se introdujo un pequeño espacio de trabajo y una pérgola. “Estos elementos fueron concebidos como una unidad estructural con el objetivo de conformar un único gran espacio contenido, con una zona interior y otra exterior”. Aquí, la estructura de madera de la techumbre desciende con su misma modulación hasta apoyarse ligeramente en los bordes de la construcción preexistente. Como un guiño al legado, el techo nuevo se resuelve con una bovedilla de madera contrachapada, un homenaje a las losas de bovedilla de la planta baja.

Un gran cantero verde y una pequeña pileta completan la puesta en valor de la terraza.

Puesta en valor de las aberturas y celosías.

La posibilidad de remodelar una vivienda noble, de tantos años e intervenciones acumuladas, fue para Beccar Varela una manera de explorar la sustentabilidad más allá del ahorro energético y la incorporación de verde. En sus palabras: “Capa sobre capa, habitamos las ciudades y el paisaje que diseñaron nuestros antepasados. En un planeta que se queda sin recursos y con un territorio completamente antropizado, se vuelve fundamental pensar el proyecto de arquitectura como vehículo de reinterpretación y transformación del gigantesco material heredado. Habitar la preexistencia es, en la era de la sustentabilidad, el programa sustentable por excelencia”, propone.

La remodelación incorpora una pieza de madera que es clave para sumar funciones y establecer un diálogo con la obra original.

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