La cuarentena general obligatoria, ordenada por el Gobierno de Chile para la población de todo el país para atenuar los efectos del coronavirus, fue observada rigurosamente por los más de mil
habitantes del archipiélago Juan Fernández, que abarca a isla Robinson Crusoe, el escenario agreste que inspiró al escritor inglés Daniel Defoe para concebir su más famosa novela. Ahora, las autoridades locales temen que la eventual llegada a la zona de algún infectado por el virus Covid-19 pueda causar un desastre humanitario.
“Si llega un contagiado nos morimos todos”, advirtió sin vueltas el alcalde Leopoldo González desde San Juan Bautista, el poblado de mil habitantes que sólo cuenta con una posta sanitaria, dos médicos, un enfermero y un ventilador mecánico. Hasta el momento, a unos 670 kilómetros del puerto de Santo Domingo -en la parte continental de Chile-, los isleños se mantienen a salvo de la pandemia. El domingo 12 de abril se animaron a salir de sus casas después de dos semanas de estricta cuarentena, para asistir a los actos litúrgicos que coronaron la Semana Santa.
El sacerdote Jorge Palomino percibe que “la gente se está soltando de a poco, pero la comunidad está deprimida por lo económico”. Toque de queda, viviendas tenuemente iluminadas por velas -por el racionamiento de electricidad-, tiendas comerciales y locales nocturnos cerrados, clases educativas suspendidas, muchos vecinos que no tienen computadora y una señal débil de Internet es el panorama general del archipiélago.
El poblado San Juan Bautista, en el archipiélago Juan Fernández (Chile) cuenta con mil habitantes y escasa infraestructura sanitaria.
Mientras tanto, las autoridades y los pobladores esperan para fines de abril la llegada de un barco de la Armada Chilena con alimentos y medicamentos, con expectativa y ciertos temores por la propagación del coronavirus. Los vuelos comerciales desde Santiago están interrumpidos -45 isleños quedaron varados en el continente- y últimamente sólo un avión naval aterrizó en Juan Fernández con una carga de 400 vacunas preventivas contra la influenza, una patología también conocida como “gripe aviar”.
La Aviación Naval Chilena transportó 400 vacunas contra la influenza hasta el archipiélago Juan Fernández, en el Pacífico sur.
La actividad económica paralizada impacta de lleno sobre los pescadores dedicados a la faena de langostas, el 90 por ciento de cuya producción es enviado a China. En los viveros de las islas Robinson Crusoe y Alejandro Selkirk y el islote Santa Clara se acumulan miles de crustáceos, que no pueden ser comercializados.
Las medidas adoptadas por el Gobierno de Chile para paliar los efectos de la pandemia afectan el faenamiento de langostas en el archipiélago Juan Fernández.
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