“La cárcel es un infierno”. El que habla es el pediatra Ricardo Russo, que está condenado a diez años de cárcel por tenencia, producción y almacenamiento de imágenes de
abuso de menores, atiende a Clarín desde el teléfono fijo del pabellón del módulo 1 del penal de Ezeiza. “Me aferro a la vida y a la inocencia”, dice quien fue sentenciado el 6 de noviembre por el Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 6 a cargo de Gonzalo Rúa.
-La Justicia lo condenó. ¿Por qué insiste en que es inocente?
-Cuando la Justicia muere, uno se ve en el desierto, enfrentado con la impotencia y la absoluta soledad. Me siento huérfano, indefenso. Pero así como apareció el coronavirus y cambió el mundo, tengo esperanza en el mañana, en el que habrá algo mejor para mí. Así como tengo la esperanza de que este virus desaparezca y no haya más muertos, en lo personal tengo la esperanza de irme a mi casa.
-Estamos hablando de uno de los peores delitos que se le pueden imputar a una personas, Russo, no del coronavirus.
-El coronavirus es un tema que me interesa muchísimo como médico y como ser humano, me ocupo y me preocupo, porque más tarde o más temprano todos vamos a estar en contacto con el virus y me inquieta saber quién va a sobrevivir y quién no. Paradójicamente, las drogas que están proponiendo para combatir la enfermedad producida por el virus, como hidroxicloroquina y tocilizumab, yo las vengo trabajando en los últimos 30 años con mucha asiduidad. Porque las utilizaba para controlar las reacciones desmedidas que deprimen el sistema inmune que pueden ser ocasionadas cuando entra un virus al organismo y produce enfermedades autoinmunes o autoinflamatorias.
-¿Por qué dice “paradójicamente”?
-Porque me parece que hay un conocedor menos en la ciudad, en el país y en el mundo, que puede colaborar en terapias para el tratamiento de la enfermedad . Una lástima para la sociedad. ¿No? La medicina perdió a uno de sus mejores hombres. Me llaman colegas y pacientes por el coronavirus pero también por otras cuestiones médicas, porque soy un profesional que se ha formado en distintas áreas de la medicina, no sólo en reumatología. Por la decisión arbitraria de un juez, no puedo ejercer la medicina, pero nadie me priva de poder aconsejar o dar mi opinión.
Ricardo Russo. El pediatra pidió el arresto domiciliario pero fue denegado. “Tengo un tumor por ahora benigno en el esófago, una escoliosis dorsal y secuelas pulmonares por una tuberculosis”. Foto: Facebook
-¿Cómo que lo llaman, adónde?
-Al mismo número al que me está llamando usted.
Hay una pausa en el diálogo a las doce de la noche del domingo. Se escucha un murmullo. “Discúlpeme, es la hora del encierro, tengo que cortar“, se despide. La comunicación vuelve a entablarse el lunes por la tarde.
“Yo tengo derecho a pedir la domiciliaria porque estoy condenado en primera instancia y me encuentro con prisión preventiva. El Código Procesal dice que hasta no tener la sentencia firme tendría que estar en libertad. Tengo un tumor por ahora benigno en el esófago, una escoliosis dorsal y secuelas pulmonares por una tuberculosis”, afirma.
-Ya le fue denegado ese pedido. ¿Tiene elementos tiene para seguir sosteniendo su reclamo?
-Absolutamente. Pero Clarín mintió sobre mi persona, medio que tiene influencia en la opinión pública y construyó una imagen y un modelo de mi persona que me ha perjudicado mucho.
-Usted fue juzgado y declarado culpable. Le dieron diez años por producción, tenencia y distribución de material de abuso sexual infantil.
-A mí, Ricardo Russo, no me juzgaron todavía, juzgaron a una construcción mediática y Clarín tuvo mucho que ver a partir de las mentiras que publicó.
-Le dictaron la inhabilitación perpetua para ejercer la medicina. ¿De qué mentiras está hablando?
-Por ejemplo, que a mí me trasladarían a la cárcel de Senillosa (Neuquén), o que mi mujer me había abandonado y que ya no me visitaba, cuando en realidad tiene asistencia perfecta al penal, o que yo abusé de niños en el Hospital Garrahan, o que yo filmaba a niños produciendo videos sexuales. Todo fue un invento que me afectó muchísimo, porque todos tienen esa imagen monstruosa de mí.
-Susana Ciruzzi, la abogada que representó al Hospital Garrahan, pidió 13 años de prisión y también la inhabilitación de su actividad para toda la vida. ¿Usted, de verdad, cree que está preso por culpa del diario Clarín?
-Sí, en gran medida sí. El hospital Garrahan, donde trabajé tantos años y fui el jefe de inmunología y reumatología me suspendió invocando al diario Clarín. Y aquí donde me encuentro me dicen “pero Clarín dijo que vos hiciste esto, lo otro”, ¿entiende? Fue mala praxis lo que hizo.
-La Justicia, la fiscal, la querella, el juez, el hospital donde trabajó tantos años, ¿todos equivocados están? ¿Todos influenciables son?
-Eso es otro tema, yo me encargaré de resolver eso con mi abogado. Pero los delitos que a mí se me atribuyen y que se pudieron comprobar son excarcelables. Y los que se inventaron nunca existieron.
-Producción y distribución de material pornográfico infantil…
-Sí, nunca existieron.
-¿Y cuáles son los delitos excarcelables que cometió?
-Hasta tenencia y difusión es excarcelable, producción no.
-¿Y por qué cree que está en la cárcel, Russo?
-Porque se inventaron esos delitos. Y una vez que estalló la bomba mediática, no hubo manera de pararla, no había manera de volver atrás.
Russo, sentado, escucha al juez Gonzalo Rúa, en el momento de dictar la sentencia, a fines de octubre. Foto Maxi Failla
-¿De qué es culpable considera usted?
-La tenencia del material no fue a sabiendas, ya que yo pensaba que lo tiraba a la basura de mi computadora y la distribución no fue dolosa, sino que se trató de un programa (eMule) que lo hacía automáticamente, y que yo desconocía.
-¿Y la producción?
-¡Qué producción, por favor! Ese fue un invento que se fue convirtiendo en una posverdad, o sea, una verdad modificada y falsa que compró la sociedad.
-¿Y qué dice respecto del material pornográfico incautado en su computadora del Hospital Garrahan?
-No voy a hablar de nada que forme parte de la causa.
-¿Y quién se benefició con el supuesto perjuicio hacia su persona?
-Mucha gente. La persona que tomó mi lugar en el Hospital Garrahan, el que no me soportaba en mi trabajo, gente del Poder Judicial, el periodismo, que vendió mucho más… y la lista sigue. ¿Cómo se deconstruye esa construcción que se hizo de mi persona?
-¿Usted entonces cree que la fiscal Daniela Dupuy, especialista en delitos informáticos, que investigó durante meses esta causa, trabaja para Clarín?
-Tengo mis teorías, tengo mis fuentes, pero ahora prefiero no responder. De hecho le cuento que tengo abundante material reunido sobre cómo se desarrolló el juicio, junto a escritos recientes sobre cómo llegué adonde llegué… Todo será parte de un libro. Ahora estoy buscando una editorial, ya tengo contacto con dos.
-¿Qué va a decir en ese libro?
-Mi verdad, que me interesa que se sepa a nivel nacional y mundial. Mi prestigio fue afectado a nivel planetario.
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