Un club pobre y una junta dividida

A pesar de que el club asegura que todos sus empleados han cobrado «cuando tocaba», hasta tres de ellos han explicado a ABC que «por primera vez desde los tiempos de Joan

Gaspart, hemos cobrado con retraso». Algunos proveedores están preocupados por si la entidad podrá cumplir con sus plazos de pago. La alarmante situación, causada por la nefasta gestión de Josep Maria Bartomeu, obsesionado por convertir al Barcelona en el club que más facturaba, ha multiplicado la deuda y la masa salarial y ha comprometido el futuro del Barça del modo más grave desde su fundación. Las dimisiones de sus directivos responden a diversos motivos, pero el más grave es el agujero económico que el presidente ha creado y las acciones de responsabilidad que va a tener que enfrentar cuando acabe su mandato, por mucho que intente maquillar los balances. Pese a todo, está decidido a apurar el año que le queda, aunque sólo sea para borrar el rastro de lo que ha hecho, pero enrocado en su temeridad y en su soledad, encadena los errores no forzados a un ritmo incluso superior al que la limitada paginación de los periódicos –por causa de la pandemia– nos permite explicarlos. La Junta, reunida telemáticamente el lunes, tomó entre otras la decisión de presentar una querella contra el recientemente dimitido Emili Rousaud, por haber afirmado en una entrevista con Jordi Basté que «alguien había metido mano en la caja», en referencia al sobrecoste de las facturas para pagar los servicios de I3 Ventures, los «sicarios de internet» contratados por la presidencia del club para difamar a sus propios jugadores. Según los penalistas consultados por este periódico, «la querella, tal como está anunciada, es una contradictio in terminis, en tanto que se anuncia querella para ‘defender honorabilidad del club’ contra un ex directivo que precisamente denuncia prácticas corruptas contra el club. En caso de ser falso, no se trataría de un ataque al honor de la institución, sino a directivos que se hayan dado por aludidos, que son los que en cualquier caso deberían actuar en defensa de su honor personal». Los mismos penalistas advierten de que en tal caso, los directivos correrían el riesgo de que «Rousaud reclamara la exceptio veritatis, es decir, que probara la verdad de lo que dice, que parece obvia por el hecho de que lo que los servicios que prestó I3 Ventures no valen ni el 10% de lo que la presidencia pagó por ellos, y además, mediante facturas calculadamente troceadas para esquivar el control de la Junta. Por todo ello, «la querella puede tener un boomerang». Pero al margen de estos razonamientos jurídicos, esta directiva no está legitimada para tomar este tipo de mediadas, según lo que establece el artículo 33 de los estatutos del club, que exige una composición mínima de 14 directivos, y en la actualidad sólo quedan 13. Bartomeu no está obligado a convocar elecciones, pero mientras no consiga incorporar a otro directivo –y está teniendo dificultades para hacerlo debido a la naufragante situación del club– queda sin capacidad de gobierno. Por lo tanto, el anuncio de la querella contra Rousaud, nula a todos los efectos, es un mero acto de propaganda. Atrapado por una economía al borde de la quiebra y sumido en una precipitación que le lleva a errores clamorosos, absolutamente impropios de un club que podría tener el consejo de los mejores juristas de España, a Bartomeu le cae cada día un trozo de la casa y sus amenazas han perdido cualquier credibilidad. De hecho, las dos querellas en las que hasta ahora se ha visto envuelto, han acabado en pacto: en caso «Neymar 1» acabó eludiendo su evidente responsabilidad pactando con Fiscalía una condena para el club. También pactó con el tuitero Auronplay, tras haberle denunciado por difamación, y le acabó invitando al palco. Tratándose de Bartomeu no se puede descartar ni que Emili Rousaud acabe siendo su candidato.

Fuente La Razon:

https://www.abc.es/deportes/futbol/abci-club-pobre-y-junta-dividida-202004150141_noticia.html

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