Coronavirus en San Fernando: los murgueros que en vez de trajes de carnaval fabrican 2 mil barbijos por día

 El objetivo, además de evitar el contagio de COVID-19​ a través de gotas de saliva, estornudos o tos, es preservar los barbijos reglamentarios para el personal de la salud.

A partir de la publicación, miles de argentinos comenzaron a crear sus propios barbijos personalizados. En San Fernando​, sin embargo, el sonido de las máquinas de coser se viene escuchando desde hace varias semanas.

Los integrantes de la Escuela de Samba Unión Sanfernandina, la principal comparsa de murgueros de la ciudad, comenzaron a coser y confeccionar barbijos tras el primer anuncio de cuarentena obligatoria, el 20 de marzo.

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Ante la iniciativa de la organización, muchos vecinos decidieron sumarse y, rápidamente, se formó una red solidaria que tiene como fin asistir a aquellos trabajadores que, aún en tiempos de cuarentena, deben estar en la vía pública.

“Unión Sanfernandina cuenta con muchas modistas, y fueron ellas quienes propusieron la iniciativa. Rápidamente se corrió la voz y algunos vecinos se sumaron. Todos aquellos que cuenten con una máquina de coser son bienvenidos”, explica Néstor Torchia, director de Cultura y Turismo de San Fernando.

Con ayuda de la Municipalidad, que les provee materiales y transporte, las costureras de Unión Sanfernandina, acostumbradas a crear los coloridos trajes que desfilan la Avenida Avellaneda durante los corsos, trabajan desde sus hogares en la mano de obra de los barbijos caseros.

“La mayor cantidad que hice en un día fue de 150, con ayuda de mi marido y mi nuera. Ese día usamos hasta los retazos“, dice Claudia, vecina y aficionada a la costura. “Hay que salir de esta juntos, crear y usar protección casera y dejar los barbijos quirúrgicos para el personal de la Salud”, suma.

“Desde el Municipio les llevamos tela e hilo, y ellos hacen los barbijos en sus casas. Todos los días, o día por medio, los pasamos a buscar y se los entregamos al personal municipal de Seguridad o Tránsito, a los que trabajan en las oficinas y del corralón, que recolectan la basura”, explica Torchia. Y agrega: “Siempre que notamos alguna aglomeración de personas, también intentamos asistir. El viernes caótico que muchos abuelos cobraron sus jubilaciones, también se les brindó la protección fabricada por los vecinos”.

Desde hace apróximadamente un mes, más de 20 personas distribuidas por toda la localidad hacen uso de su tiempo en jornadas de corte y confección, donde, con friselina doble de varios colores, fabrican entre 2.000 y 2.500 barbijos cada día.