La mística del Tour de Francia, la mejor carrera ciclista del mundo que este año ha tenido que ser aplazada a septiembre por culpa del coronavirus, deja historias que parecen leyendas. Como
la que protagonizó Federico Martín Bahamontes en 1954, que en su estreno en la ronda gala acabó líder de la montaña. En una de las etapas, disputada entre Lyon y Grenoble, el español se escapó en las primeras rampas del col de Romeyere, en el corazón de los Alpes. «Me escapé con Leguilly, Lazaride y un belga. El coche de este último se acercó para decirle que no tirase, porque eso me favorecía, y al pasar a mi lado saltó una piedra y me rompió dos radios de la rueda trasera. Cuando llegamos a la cima estaba nervioso y cabreado como una mona», recordaba el ciclista en una entrevista a ABC en 2003. En la cima, a Bahamontes le tocó esperar la llegada del coche de equipo, pues no se atrevía a emprender el descenso con esa rueda maltrecha. «Barrendero (el seleccionador) no venía. Así que me paré. Había dos carritos de helados, cogí un embudo y me puse uno de vainilla. No me podía contener de la rabia. Los aficionados me querían robar el dorsal. Aquello estaba atestado de gente. El pelotón estaba a 14 minutos de distancia. Como no venía nadie, cogí agua de un arroyo cercano y cuando apareció el pelotón les remojé con el agua», rememoraba con detalle el toledano hace años. Con la bicicleta ya arreglada, Bahamontes emprendió el descenso. «Era un puerto que apenas tenía descenso, pero yo no lo sabía. Tomé avituallamiento, un plátano y un poco de azúcar y miré el croquis de la etapa. Me volví a escapar y coroné el siguiente puerto en cabeza, pero agarré una pájara de escándalo, de las de antes», apuntaba. La osadía de Bahamontes fue tildada de osadía y soberbia por la prensa francesa, aunque detrás de ella no había más que frustración. La de no haber podido continuar para haber podido ganar la etapa y no perder tiempo en la general. Algo que por entonces no le preocupaba, pues para él lo único importante era la montaña. Se quitó esa idea de la cabeza años después y terminó ganando el Tour en 1959.
Fuente La Razon: