La propuesta por la deuda de la Argentina: un “tómelo o déjelo” para empezar a hablar

de un futuro plan económico.

Según los trascendidos, el paquete aún está en discusión dentro del propio Gobierno, aunque hay una coincidencia de que será agresivo y presentado de la forma: tómelo o déjelo.

Las conversaciones del ministro Martín Guzmán​ con los bonistas gira en torno a un punto central: cuál será la “tasa de salida” de todo el canje, o sea cuál será la tasa que devengarán los bonos que, a la vez, será la que computen en sus balances los fondos de inversión.

En números gruesos, la propuesta de Guzmán era que la tasa inicial sería de 1% anual y que iría creciendo hasta 4,5%. Según la visión oficial, el canje terminaría con una tasa de 10% y un valor presente neto de 40%.

Los bonistas rechazan los números de Guzmán y especialmente el referido al período de gracia: el gobierno aspira a despejar el horizonte financiero del pago de intereses y capital hasta 2024.

Los acreedores proponen que los años de gracia sean dos y no cuatro y que haya algún pago en efectivo. Guzmán dijo que la Argentina no está en condiciones de poner dólares sobre la mesa en los próximos años.

Hasta el martes, las diferencias eran sensibles, pero los operadores rescatan el hecho de que la Argentina no puede demorar más la propuesta atendiendo a que el Gobierno no estaría en condiciones de pagar el vencimiento del 22 de abril por unos US$500 millones correspondiente al pago de servicios de los bonos globales 2021, 2026 y 2046, todos emitidos con legislación extranjera.

El ministro de Economía tomaría los 30 días de plazo que permiten las condiciones de emisión de los bonos y ese período sería el de la negociación definitiva. ¿Es eso o el default?. Hasta ayer la distancia entre las posiciones parecían insalvables pero la negociación definitiva está recién por comenzar.

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