Las heladerías artesanas han pedido por carta al ministro de Sanidad, Salvador Illa, que les autorice la reapertura con una renuncia a montar sus terrazas y ofrecer servicio de cafetería, solo para
la venta de helados para llevar. El sector ya ha perdido un 25% de sus ventas anuales con el cerrojazo en Semana Santa y algunas fiestas de esta primavera, como las Fallas de Valencia. «Ha sido un caos tremendo», resume el presidente de la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (ANHCEA), Marco A. Miquel, quien reclama un «certificado» que aclare la situación legal de estos establecimientos que, aunque parecen englobados dentro de los servicios esenciales autorizados a abrir en el estado de alarma por el coronavirus, podrían ser sancionados si se les considera dentro de la hostelería. De hecho, se rigen por dos epígrafes fiscales distintos, pero tal como relata su presidente, se da una paradoja: «Sufrimos una discriminación porque todo el mundo vende helados menos nosotros: con el calor, en las panaderías baja la demanda de pan y pasteles y también se autoriza a las tiendas de chucherías». Para despejar cualquier duda o temor a contagios, Miquel se compromete a adoptar medidas como limitaciones de horario, separaciones entre empleados y clientes o desinfección exhaustiva de sus instalaciones, en la línea de las propuestas que otros sectores han anunciado también en la Comunidad Valenciana, como hoteleros y restaurantes. Es más, el mismo laboratorio que revisa y certifica que las heladerías artesanas cumplen con todos los requisitos sanitarios habitualmente todos los años -más estrictos que en otros sectores-, también podría encargarse de supervisar y garantizar esta salida del confinamiento. «Nos iremos adaptando igual que la hostelería, pero ahora no me atrevo a decir a los socios que abran, necesitamos que nos reconozcan con una certificación y que nadie tenga poblemas», abunda el presidente de ANHCEA, que tiene su sede en Jijona (Alicante). «A la desesperada» Unos pocos establecimientos han intentado «a la desesperada» la venta a domicilio, pero solo resulta rentable en grandes ciudades y requiere de un vehículo isotermo para el transporte, por lo que la mayoría ha desistido. «Además, culturalmente estamos acostumbrados a tomarnos el helado fuera de casa, tendrían que cambiar los hábitos», describe el presidente del gremio, para quien esta fórmula no funciona como como con otros productos, aparte de dificultades como que la fórmula artesana no permite almacenamiento. Además de las Fallas y la Semana Santa, peligran ahora de forma inminente los encargos habituales para comuniones en los banquetes y las perspectivas apuntan a una caída de entre el 50% y el 60% de las ventas de todo el año este verano, la temporada alta, según Miquel, que lamenta también que el Gobierno únicamente haya aplazado un mes el pago del IVA, cuando debería ser para después de terminar el confinamiento, maxime en un sector en el que casi todos los profesionales son autónomos con el alquiler y otros gastos fijos.
FUENTE DIARIO ABC: