¿Ciudadanos o súbditos?

Está ocurriendo a nuestro alrededor y no parecemos conscientes de ello. Nuestros gobernantes nos mienten a diario, algunos, con un desparpajo tal que has de frotarte los ojos para admitir que lo

hacen porque nosotros, cada uno de los ciudadanos, se lo permitimos. De muchas maneras. La más generalizada, alistarnos como mercenarios en la defensa numantina de los nuestros. No hemos entendido nada. Eso no es democracia, sólo cainismo, ausencia de valores y dignidad, incapacidad para sopesar la enorme fuerza de tus decisiones en las decisiones de nuestros gobernantes, olvido absoluto de por qué nos rebelamos históricamente contra el dogmatismo, la superstición, la tutela de la religión, la sumisión al monarca absoluto, el miedo al fascismo y al confinamiento por vida del comunismo. Nos hemos olvidado para qué existe la libertad y el empeño de la voluntad democrática por dejar de ser súbditos y convertirnos en ciudadanos. Una y otra vez, circulan vídeos con soflamas contra todo ello de ese camorrista insufrible que ahora nos da sermones con cara de cordero degollado desde la Vicepresidencia del Gobierno. No sé si es peor la sarta de estupideces que soltaba hace dos días con aire de macarra cuando andaba ocupado en asaltar los cielos, o la nueva pose de cura relamido a punto de darnos la extremaunción. De lo que estoy seguro, es que uno y otro remiten a un traficante de emociones para robarnos la cartera y la libertad. Mientras, Pedro Sánchez, su valedor interesado, ya sólo tiene cara de bulo. Todo él es un fake, una mentira ambulante. ¡Qué sibilino y caradura ha de ser para no desorientarse entre tanta mentira! Y el pueblo español, permitiéndoselo. Y soportando las consecuencias. Nunca un Gobierno impidió con tanta ineptitud que los ciudadanos murieran como moscas, rodeado de una nube de aplausos y la ausencia total de féretros y lutos. Quizás la pandemia del coranovirus no sea la única que nos esté matando. Un virus mutante que se trasmite por medios y redes, y lo propagan con profusión políticos y periodistas, puede que nos haya infectado a todos. Sus síntomas son: pérdida de neutralidad, ausencia de capacidad para discernir entre la mentira y la vergüenza, incapacidad para romper los lazos ideológicos traicionados a pesar de las evidencias, discapacidad electoral para cambiar de papeleta electoral… Yo pensaba que el fraude electoral tenía un precio, que la mentira en política es intolerable y nunca pasaría el corte de la ciudadanía. Pero veo que sí, y que el pueblo no reacciona. Eso es lo terrible. Nosotros somos el problema, no nuestros gobernantes. Toda fechoría necesita colaboradores necesarios. Es lo que da pavor. Nadie puede saltar su propia sombra.

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/catalunya/abci-antonio-robles-ciudadanos-o-subditos-202004251038_noticia.html

Exit mobile version