Coronavirus: “Aplausos para los médicos, esos héroes que no tienen descanso”

de mi señora. Estábamos haciendo algunas tareas por separado para distraernos y no pensar en el encierro obligatorio que tenemos que soportar debido a la cuarentena por el coronavirus.

Somos mayores. Yo me entretuve leyendo el diario, tratando de enterarme de las últimas noticias y de las suposiciones de los expertos de cómo terminará todo esto de la pandemia del Covid-19. Nadie lo sabe con exactitud. Todos opinan por sus experiencias, su imaginación o por sus deseos.

Estaba en eso cuando mi esposa me llamó a comer. Le pregunté: “¿Qué hiciste de rico?”. A lo que me respondió: “Hoy domingo, pastas con estofado de pollo. Más un rico postre”. Todo elaborado por ella. Ese almuerzo, acompañado con un buen tinto, nos hizo olvidar de todos los sacrificios que estábamos padeciendo por culpa del Covid-19.

De pronto, vinieron a mi mente varias preguntas relacionadas con la situación general actual: ¿De qué nos quejamos? ¿Qué estarán comiendo los médicos y todo el personal de salud que trabaja con ellos? ¿Acaso estarán comiendo? ¿O estarán corriendo para aliviar o salvar vidas?

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Qué dispar es el comportamiento de las profesiones. Algunos no tienen descanso y otros que, por lo general somos los mas quejosos, estamos disfrutando de una buena comida sin ningún tipo de apuro. Aplausos para esos héroes. Es poco, pero quizás sirva para alentarlos en sus luchas permanentes.

Aldo Graziadei

aldogra38@gmail.com

OTRAS CARTAS

Voces, reclamos y esperas de los jubilados

• “Nos quisieron discriminar”. ¡Cuantos eufemismos para los mayores de 65 años! Algunos de ellos son adultos mayores, tercera edad, grupo de riesgo, abuelos. Esta última es una de las palabras más lindas que existe, pero se ha desnaturalizado. Yo soy abuela porque tengo un nieto, no por mi edad. Pertenezco al grupo que hasta la semana pasada tenía que pedir permiso para salir. Hace más de un mes que no salgo, porque sé que no me conviene. Soy abogada, trabajo desde mi casa porque a pesar de “mi edad” manejo las herramientas informáticas y puedo desarrollar mi actividad por medios electrónicos. Todas las personas que conozco de la edad “en cuestión” son independientes y saben lo que tienen y no tienen que hacer. Seré privilegiada. La obligación de hacer la cuarentena es para todos. ¿Quisieron discriminar a los mayores de 70 años porque que no entienden? O los que no entienden son los miles de demorados por circular sin permiso, los que viajan en baúl para escapar de los controles, los que usan aviones sanitarios para esconderse del peligro del virus y los que concurren a fiestas clandestinas… ¡Pícaros los viejitos! Lo que me resulta inaceptable es la condescendencia con la que se habla de los mayores, y en eso están en el mismo plano los políticos y los periodistas.

María Cristina Demarchi

cmercadal@hotmail.com

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• Comité de adultos mayores. Creo que así como se ha creado un comité de infectólogos que asesora al Presidente de la Nación, debe crearse un consejo que le brinde apoyo en las políticas para proteger a nuestros “viejitos”, que es la mayoría de la población de riesgo. Ese comité podría proponer que los medios televisivos programen películas subtituladas y perfeccionen el sistema de close caption, pues muchos en la tercera edad son hipoacúsicos. O que para la vacunación los adultos mayores puedan concurrir a la escuela más próxima a su hogar o que se implemente un sistema domiciliario, para no exponerlos.
  También que puedan ser atendidos telefónicamente (muchos no tienen acceso a Internet o no manejan ciertas tecnologías) por un oficial de cuentas de los bancos. Todo para no correr el riesgo de ir al banco, pues aún si concurren con turno nada se soluciona, porque están saliendo de todos modos de sus casas.
  Estas y otras ideas pueden ser aportadas por sociólogos, médicos gerontólogos, psicólogos o asistentes sociales para que gobernadores y el Presidente tomen las mejores decisiones y nunca más se repita la triste historia del viernes 3 de abril que puso en peligro la salud y la vida de nuestros adultos mayores.

Miguel Ángel Reguera

miguelreguera@yahoo.com.ar

• Movilidad mínima. Propongo que los bancos, ante la necesidad de que los adultos mayores nos movilicemos lo mínimo indispensable por la situación ya conocida, adecuen las transferencias de dinero destinadas a pagos de obras sociales, prepagas y expensas, entre otros gastos. La idea es que para efectuar una primera transferencia las personas de la tercera edad no deban ir al cajero automático.

Abel Nicolás Clemente

a.n.clemente@hotmail.com

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• “¿Qué pasó con el 82% móvil?” Recordamos que la Ley 14.499 del 27 de septiembre de 1958 se refería a la Jubilación Móvil. Allí se contemplaba que los haberes tomaban como referencia la remuneración del cargo que ocupaba el jubilado al retirarse en un 82% ¿En qué quedó? No sabemos.La Corte Suprema de Justicia dijo que se debía pagar las jubilaciones según esa Ley. Pero el Gobierno dice no tener dinero, aunque presta a lo loco para cualquier emprendimiento, para cubrir intereses de la deuda pública, para amortización de deuda, gastos corrientes, compra de autos, heladeras, bicicletas y otro sinfín de cosas.
  Por otra parte, el Gobierno toma miles de millones de pesos de los fondos de los jubilados que, recordemos, son privados. Durante las AFJP casi el 50% de los dineros captados por esas empresas fueron al Estado.
  Pensar que antes si alguien no cumplía con los requisitos en años o edad podía solicitar una jubilación reducida y con un 5% por cada año que le faltase, la obtenía. También había una jubilación por retiro voluntario que con 10 años de aportes como mínimo y 55 de edad, se le restaba 3% por cada año que le faltase para lograr la ordinaria. Hoy es todo o nada. Vamos como la canción: “Un pasito pa’lante y tres pa´tras”.

Yamile Dream

ydream540@yahoo.com

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• Esta caótica situación por la atravesamos nos ha permitido a través de nuestra peculiar experiencia enfrentar con aciertos, y a veces con infortunios y desaciertos, vicisitudes de difícil solución.Muchos de nosotros, mayores de la tercera edad, antes de la pandemia trabajábamos con esmero, esfuerzo y profundo sentido solidario para alivianar y procurar dar solución a las necesidades más inmediatas de nuestros adultos mayores. En mi caso, ayudando a mujeres y hombres de mi edad, o aún mayores, con el fin de restablecer sus derechos conculcados por la llamada burocracia estatal.
  Derechos todos ellos comprendidos dentro de la Asistencia Social, postergados muchos por años y por consiguiente sin haber recibido ante respuesta a sus justos reclamos.
  Sabemos y comprendemos el sentido de la cuarentena: su prioridad es la de cuidarnos. Hemos cumplido y la seguiremos cumpliendo porque tenemos el sentido del orden y la disciplina. Además del respeto que da la experiencia y con ella la sabiduría, que puede ser mezquina, habida cuenta que quién todavía la recibimos aún seguimos peinando canas.
  Por ello, no permitiremos que nos condenen a un aislamiento simplemente por nuestra condición de mayor, queremos seguir siendo útiles a nuestra sociedad. No se olviden que pertenecemos con orgullo a una generación identificada con el trabajo que enfrentó con su esfuerzo todo tipo de dificultades siendo los pilares de esta gran Nación.
  Que no se sorprendan entonces cuando solicitemos querer ser también voluntarios.
  En síntesis, señores gobernantes, ¿no sería mejor que todos, sin excepción, nos comportemos como adultos de una buena vez?

Roberto Fiordalisi Saravia

​rofsaravia@hotmail.com