Cuando el todopoderoso presidente de la Ultimate Fighting Championship (UFC), Dana White, colgó el teléfono tras realizar la última llamada que suponía el retorno de la compañía a su actividad, una canción
de «Queen» sonó más fuerte que nunca: «The show must go on». Así ha sido. Las autoridades de Florida han decidido que el espectáculo debe continuar. Una banda sonora que ha acompañado durante estos días las negociaciones en un lugar donde lo económico está en la cúspide de los parámetros evaluables. Con este escenario de fondo, la UFC ha anunciado que se van a llevar a cabo tres eventos, programados para el 9, 13 y 16 de mayo en el VyStar Veteranes Memorial Arena, en Jacksonville, localidad enmarcada en el estado de Florida. Y allí es donde la compañía estadounidense ha encontrado a sus mejores aliados: la Comisión de Boxeo del Estado de Florida y su director ejecutivo, Patrick Cunningham, que homologarán el evento, el gobernador de Florida, Ron DeSantis y el alcalde de Jacksonville, Lenny Curry. Y por supuesto, un estado donde se han decretado las actividades deportivas como «esenciales». La compañía de las tres letras ha insistido por diferentes vías en que los eventos se llevarán a cabo a puerta cerrada y con todas las medidas de seguridad, incluidos tests y otras pruebas médicas, además de guardar el distanciamiento social que se recomienda por las autoridades sanitarias. La UFC trata de reinventarse gracias a su enorme capacidad de influencia y su vasta infraestructura que les permite cocinar eventos para ser consumidos a través de la pantalla. Dentro de las pérdidas que supone el hecho de no vender ni una sola entrada, Dana White era consciente de que el «show» puede y debe continuar mediante el pago por visión (PPV). Analizando las estadísticas, se puede comprobar que esta decisión está bien estudiada. Tomando como ejemplo el evento UFC 229, en el que la pelea estelar fue la de Conor McGregor contra Khabib Nurmagomedov por el título ligero, los ingresos por taquilla supusieron 17 millones de dólares tras vender más de 20.000 entradas en el T-Mobile de Las Vegas, mientras que se vendieron más de 2 millones de PPV, lo que supuso un ingreso estimado de unos 170 millones de dólares. Es decir, aproximadamente, 1 de cada 10 dólares llegaron por las entradas y 9 de 10 por la televisión. Las cuentas le salen a Dana White, más ahora que el confinamiento ha disparado el consumo televisivo en cualesquiera que sea el país. UFC 249, uno de los mejores de la historia Regresando al ámbito deportivo, el UFC 249 promete ser uno de los mejores eventos que se hayan realizado hasta el momento. La apuesta es inteligente: poner toda la carne en el asador para que los fanáticos, ávidos de guerra, se lancen a comprar los eventos. Aunque este evento estaba programado para el 18 de abril y lo estelarizaban Khabib Nurmagomedov y Tony Ferguson, el primero no puede salir de Rusia debido a la pandemia del coronavirus y Dana White buscó rápidamente un recambio: Justin Gaethje, un atleta que cuyas peleas aseguran espectáculo y que ha aprovechado esta situación para tener la oportunidad de pelear por el título interino del peso ligero. Lo que define este evento es que prácticamente todos los combates programados podrían ser la pelea principal en eventos de esta compañía si hubieran sido establecidos en otro momento. Así veremos una segunda pelea por el título, que la protagonizarán Henry Cejudo, que ostenta el cinturón del peso gallo, frente a Dominick Cruz, otrora estrella de esta división y que regresa tras más de tres años de inactividad. Otro peleador que ha sabido aprovechar el momento, pues en principio Cejudo se enfrentaba al brasileño José Aldo, al que se le ha negado el visado por la crisis sanitaria que se vive en el planeta. Estos serán los platos más fuertes, pero el resto de batallas también serán de un nivel excelso. Así en los pesos pesados encontramos dos auténticas guerras como las de Francis Ngannou frente a Jairzinho Rozenstruik, Greg Hardy frente a Yorgan De Castro y la del excampeón Fabricio Werdum contra Aleksei Oleinik. Otras batallas prometedoras son las de Donald Cerrone frente a Anthony Pettis, Uriah Hall contra Jacare Souza o la de Vicente Luque contra Niko Price. Y completan la cartelera otros pleitos como Bryce Mitchell versus Charles Rosa, Ryan Spann frente a Sam Alvey y la gran pelea femenina entre Carla Esparza y Michelle Waterson. La isla de la lucha, a partir de junio En esta carrera contra reloj para que sus empleados no continúen sin trabajo, el presidenta de la UFC ha estado valorando muchas infraestructuras para poner en marcha las batallas deportivas. La compañía estadounidense cuenta ya con un recinto propio, el UFC Apex, en Las Vegas, donde tiene un espacio preparado para producir las peleas a puerta cerrada y donde podrían contar con los patrones de seguridad establecidos por las autoridades sanitarias. Pero a Dana White le gusta hacer las cosas a lo grande. Por ello, desde hace tiempo se rumoreaba que los eventos de verano pudieran llevarse a cabo en una isla privada. Y según ha anunciado el mandamás «Fighter Island» será realidad a partir de junio. El ambiente será paradisíaco. El hotel en primera línea de costa y el octógono se plantará en medio de la playa. La idea de llevar hasta la isla los combates rompería la limitación de hacer únicamente eventos en Estados Unidos, donde actualmente están cerradas las fronteras. Dana White, demostrando de nuevo su poderío.
Fuente La Razon: