«Esto es como una guerra y somos una parte de la resistencia». Con estas palabras resume el espíritu del movimiento ciudadano solidario y desinteresado de los «Makers» una de sus protagonistas en
la Comunidad Valenciana -funcionan en otras partes de España- que más se implicado en dotar de protectores a los más expuestos al coronavirus, Penélope Teruel. Han superado el millar de voluntarios, pero seguramente su fuerza se ha multiplicado por las adhesiones que han conseguido en múltiples ámbitos y estamentos de la sociedad para hacer llegar esas 40.000 mascarillas y pantallas faciales al área metropolitana Valencia y a otros puntos de esta provincia y de Castellón y Alicante, sobre todo, a residencias de mayores. «Son como mi familia, hablamos tantas horas, trabajando hasta de madrugada… Estoy conociendo personas estupendas y hay gente que nos dona dinero porque les hemos echado un capote y entienden que deben aportar también», relata esta joven valenciana alejada ahora de su profesión -la arquitectura- para coordinar tantas manos en esta aventura generosa. «Al final, te preguntas: qué puedo hacer, salvar vidas, ha sido emocionalmente como un año, yo quiero sumar, no restar en mi casa, aunque quiero que sea lo más corto posible», explica. Protagonistas Imposible recordar todos los nombres propios completos de algunos eslabones de esta cadena humana tan extensa. El empresario del sector del juego Toni Cabrera, que cedió un local en la avenida del Cid de Valencia, primero para las desinfecciones y las impresiones en 3D y ahora como almacén logístico, además de material y un vehículo, es uno de ellos. Berta Recatalá y Manuel Martínez, por el diseño y la validación de los modelos en la Dirección General de Farmacia. María José, con los manuales en la plataforma para saber cómo hacer, el trabajo de concienciación de los makers. Angélica Gómez, decana del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales, figura clave para gestionar recursos, desde hilo de impresión, pantallas, gomas, «ahora ya los chavales no lo ponen de su bolsillo». Más nombres: Andrés (ingeniero), David Alemán (coordinación), Silvia Rueda y el Centro Tres Forques, Paco Sastre en el punto logístico de Burjassot, Amparo Pérez, que tiene a sus padres y a su hermano en una residencia y «está volcada al cien por cien». Nuria Portillo realiza un estudio de lo que ha sido este movimiento. Entre las Fuerzas de Seguridad del Estado, muchos son sus aliados que también están contribuyendo poderosamente a este auténtico milagro, desde la Guardia Civil, las Policías Local, Autonómica y Nacional, a Protección Civil, Bomberos y los funcionarios de prisiones. Las Universidades de Valencia y Elche (Miguel Hernández, UMH) han aportado sus conocimientos y apoyo técnico, algunas empresas del calzado les han proporcionado materia prima. «Junto con Navarra, debemos ser de los más organizados, Sanidad nos hizo aprovechar un modelo ya homologado de allí precisamente, válido para us sanitario siempre que no hay disponible un EPI», recuerda Penélope Teruel. La Policía Local de Valencia les cedió un almacén por temor a robos, han creado un archivo para inyección de plástico y la Generalitat ya ha contado con una empresa de Paterna, donde se establece un centro logístico en la Feria de Muestras. «Nosotros servimos protectores a policías, dentistas, clínicas privadas, empleados de cárnicas… gente que tiene que trabajar en este estado de alarma», indica ¿Y luego, qué? Igual que todos piensan ya en la salida del confinamiento, Penélope también se lo plantea, aunque su caso resulta un poco especial, porque padece una enfermedad rara del corazón que precisamente afecta a los pulmones, donde pone la diana el coronavirus. «Después, lo que viene va a ser muy complicado, va a ser un desastre, yo con poder salir algún día a la playa, aunque sea sola, ya me conformo, mi vida social es muy limitada», confiesa, sin renunciar a su vitalidad que le ha llevado vivir temporadas en varios países -incluida China- y a hacer frecuentes viajes. Como anécdota, comenta que antes de embarcarse en ayudar a coordinarse a tantos «Makers», nunca pensó que haría relaciones sociales como las que ha cultivado estas semanas: «Si alguien me hubiera dicho que ahora quieren invitarme a una comida comisarios de la policía o que conozco a la mitad del Gobierno valenciano a los que he acudido para pedirles ayuda, no me lo creería».
FUENTE DIARIO ABC: