LA CARTA. En esta crisis sanitaria se ha demostrado la importancia que tiene el equipo de salud con la profesión médica a la cabeza. Como cirujano, he afrontado
experiencias extraordinarias que creí que nada las iba a superar. Por ejemplo, cuando realizamos el primer trasplante cardiopulmonar. Una persona con el tórax vacío, a la cual le pusimos los pulmones y el corazón de un donante. O cuando operamos a una señora por una malformación cardíaca y la mantuvimos a 14°C, sin que le circulara la sangre por una hora, y luego logramos que el corazón arrancara de vuelta. Y, tal vez, el hecho más insólito fue hace 5 años cuando le extirpamos del corazón un escarbadientes a un señor que no sabía que se lo había tragado.
Conferencia. Fernando Cichero al cumplieron 50 años del by pass de Favaloro, cuando era presidente del Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares, en 2017.
Pero, evidentemente, esta pandemia por el coronavirus ha descolocado al mundo médico. Me siento orgulloso de ayudar con mi conocimiento y experiencia de 30 años, y desde hace 15 meses cuando fui nombrado por el jefe de Gobierno como director de un hospital, de poder supervisar, coordinar y consensuar un gran equipo de trabajo. Y lo hice acompañado únicamente de un subdirector (no me permitieron nombrar 10 asesores) y tuve que aprovechar al máximo los profesionales y el personal que ya trabajaban allí.
Esperamos que en algún momento la terrible inequidad que hay entre lo que se nos paga a los que estamos en la primera línea de batalla y lo que cobran otros servidores públicos, se haga más justa”.
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En este momento, en que debemos luchar contra el coronavirus, veo cómo colegas de la terapia o guardia deben seguir su trabajo en otra institución después de muchas horas de trabajo, cómo todos los que estamos en salud debemos cuidarnos mucho más por los pacientes y por nuestras propias familias, cómo debemos optimizar los recursos esperando el pico de la enfermedad, y sabemos que algunos sucumbirán enfrentando al virus. Los aplausos son muy reconfortantes y los agradecemos muchísimo, pero no deberían ser únicamente por esta pandemia. Es nuestra obligación servir a la sociedad y para eso nos formamos. Además, cada vez que hubo una catástrofe, el vuelo de Lapa, Cromañón, los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, la Tragedia de Once, etc, los servicios médicos y, sobre todo, los del ámbito público, se entregaron sin condiciones. Sin embargo, siempre esperamos que en algún momento la terrible inequidad que hay entre lo que se nos paga a los que estamos en la primera línea de batalla y lo que cobran otros servidores públicos, se haga más justa.
Los aplausos son muy reconfortantes y los agradecemos muchísimo, pero no deberían ser únicamente por esta pandemia. Es nuestra obligación servir a la sociedad, para eso nos formamos”.
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Hace pocos días, luego de una extensa jornada con cirugía y clases online para la facultad, fui a cargar nafta. Me presenté ante el expendedor, le pedí llenar el tanque mientras le cuento que ese día le había salvado la vida a un paciente; él me felicitó y me dijo: “Son $ 2.000”. Cuando le pregunté en broma si me iba a cobrar, me respondió: “Y sí, su trabajo es salvar vidas y el mío vender nafta”. Ese diálogo me hizo pensar. Si estoy entrenado y preparado para salvar vidas, y la vida no tiene precio, y me preparé con cursos de posgrado en Administración Hospitalaria, y realicé una carrera docente de posgrado de 4 años para ser profesor, ¿qué valor real tiene mi trabajo? Me comparé con otros servidores públicos que ganan mucho más que cualquier director/a de hospital estatal: los senadores y diputados (no hace falta aclarar que el Poder Legislativo es indispensable e imprescindible para cualquier democracia).
Hospital Fernández. Cichero, la semana posterior a sacarle un escarbadientes del corazón de un paciente, en 2015.
Estos servidores cobran jugosos sueldos y pocas veces anteponen intereses partidarios a los del pueblo en general. ¿Cuántos legisladores hablaron sobre la contratación de médicos cubanos, los cuales no tienen nada que hacer en la Argentina, país con una excelente formación de médicos y un promedio bastante mayor que muchos países? La mayoría tiene ausencias de más del 50 % en las sesiones. Diputadas de 19 años sin ninguna experiencia legislativa. Dicen que toman decisiones de vida o muerte, pero ¿alguna vez decidieron entre salvar a la madre o al hijo en un parto, o masajear a un paciente con el corazón en la mano, o decidir el mejor tratamiento oncológico?. Dicen que trabajan para el bienestar de la población, pero están rodeados de 20 o 30 asesores. Y se les quemó la cabeza pensando una ley para recaudar dinero con un impuesto hacia la gente que hizo su fortuna trabajando y dando trabajo. Ellos administran la plata de los demás, pero no tocan la que ganan.
Esto me llevó a generar una propuesta de ley solidaria: “Ningún senador y/o diputado podrá ganar un sueldo superior al de un director médico de hospital público. Ningún legislador puede tener más de 2 asesores elegidos por él, creándose para el resto de los asesores un cuerpo de peritos profesionales con cupo, que sea fijada por concurso público. Todo el excedente de esa diferencia debe ser transferido al sistema de salud pública”.
Creo, sin duda, que ellas/os tienen que cambiar, ¡tengo esperanza de que lo hagan!
Fernando Cichero
DIRECTOR DEL HOSPITAL ROCCA DE REHABILITACIÓN. CIRUJANO CARDIOVASCULAR.
fernando_cichero@yahoo.com.ar
EL COMENTARIO DEL EDITOR
Por César Dossi
Un barbijo no es una mordaza
El doctor cuenta por teléfono que en el Hospital Rocca recibieron a un paciente y lo asistieron 6 médicos, pero a las 48 horas le avisaron “que a la enfermera que estaba con él en el Argerich le dio positivo el test”. Así, en peligro constante, luchan ellos contra el Covid-19.
Cichero es, además de sus otros cargos, jefe de Departamento de Cirugía del Hospital Fernández y profesor adjunto de Anatomía en la Facultad de Medicina, Fundación Barceló, UCA. Y lo destaca porque dice que “los sueldos de nosotros son una terrible inequidad”, en comparación a los de senadores y diputados.La noticia de los médicos cubanos que contrató Provincia por si hay un pico de contagios, fue polémica: recibirán $ 51.000 mensuales por 36 horas semanales. Los argentinos, por igual tarea, cobran $ 65.000. Y un director de hospital, revela Cichero, cobra por 44 horas en la misma condición, $ 113.000.
El viernes pasado, bajo el lema “taparnos la boca no significa callarnos”, los residentes de la Ciudad reclamaron por la cantidad de médicos contagiados y por la muerte de un colega bonaerense. Un barbijo no es una mordaza, eso quedó claro. Ojalá lo recuerden en el Ministerio de Salud, cuando la voz de los galenos sea prioridad en la agenda de Gobierno.
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