El próximo exponente de la mayor franquicia de Ubisoft, con permiso de Farcry, se llamará «Assassins Creed: Valhalla» y estará centrado en la Era Vikinga (789-1066 d.C.). Así lo anunció ayer la
compañía mediante el empleo de un cartel promocional elaborado por el artista Kode Abdo y la publicación del primer trailer de la obra. Se espera que esté copando estantes a finales de año y que esté disponible para las consolas de nueva generación. Queda por ver si llegará a PlayStation 4 y Xbox One. De acuerdo con las imágenes mostradas en el vídeo publicado por Ubisoft, el juego se desarrollará durante la conquista escandinava de la actual Gran Bretaña. En concreto, a mediados del siglo IX, que fue cuando el «gran ejército vikingo», del que hablan los escritos sajones de la época, arribó a las retorcidas costas de las islas y comenzó a conquistar los reinos autóctonos: Northumbria, Wessex, Mercia, Essex, Kent, Sussex y Anglia Oriental. En torno al 875, casi todos habían quedado bajo control escandinavo.<iframe width=”560″ height=”315″ src=”https://www.youtube.com/embed/rKjUAWlbTJk” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture” allowfullscreen></iframe> Aunque no sabemos el número exacto de escandinavos que arribaron a las islas como parte de este pimer «gran ejército», el historiador Terence Wise en su obra «Saxon, Viking and Norman» se atreve a afirmar que los guerreros nórdicos que invadieron las islas a mediados del siglo IX, probablemente, no debieron superar los 500 efectivos. Otros autores sostienen que debió estar cerca del millar. Sea como fuere, la cifra, con total seguridad, se encontraba bastante muy lejos de las fuerzas nórdicas que participaron en la batalla de Hastings a finales de la Era Vikinga, que, según se estima, estaban conformadas por unos 7.000 efectivos. Respecto a las posibilidades de que un grupo tan limitado en número, al menos en los primeros momentos, consiguiese conquistar rápidamente casi todos los reinos sajones, varios historiadores indican que buena parte de la culpa la tuvieron las desavenencias existentes entre los monarcas autóctonos. Otros, sin embargo, llaman la atención sobre la enorme movilidad de los escandinavos y su incontestable tecnología naval. Algunos, incluso, apuntan a la falta de temor y a una suerte de indiferencia hacia la muerte, basada en la religión nórdica y su belicoso panteón, como factor clave. Un recorrido por los siglos Cuando Ubisoft presentó el primer «Assassins Creed», hace ya cerca de 15 años, que se dice pronto, difícilmente podía imaginarse el éxito que cosecharía. Con el paso del tiempo, y de las entregas, la compañía francocanadiense fue paseando al jugador por la calles de la Roma renacentista, la salvaje frontera de la Norteamérica británica o los embravecidos mares del Caribe. Pero también fue capaz de frenar y darle espacio al usuario. Y es que la creación de un gran videojuego, especialmente en estos momentos, se debe realizar a fuego lento. Con las prisas justas. Para la realización del último exponente de la saga, el «Assassins Creed: Odyssey» centrado en la Antigua Grecia, la desarrolladorá aprovechó parte del trabajo realizado durante el desarrollo del anterior exponente de la saga, «Assassins Creed: Origins». Videojuego donde el usuario tiene la oportunidad de controlar al primer asesino de historia, Bayek de Siwa, entre las dunas del misterioso y fascinante Egipto ptolemaico. Desde que Ubisoft dejó en barbecho la franquicia hace año y medio, han sido muchos los rumores que apuntaban hacia la entrada de los escandinavos en la saga. Tan esperada por los amantes de la saga y tan popular en la actualidad; gracias en buena medida a audiovisuales como la serie «Vikingos» y el videojuego «God of War». Sea como fuere, el rey Alfredo el Grande de Wessex, con bastante probabilidad el monarca sajón que aparece en el trailer del videojuego lacrando un sobre, terminó frenando el empuje escandinavo. Para lograr preservar la independencia de su tierra, tuvo que llevar a cabo una remodelación del sistema militar existente en el reino; una labor que terminó fraguando en la creación de un ejército permanente. Dividió sus fuerzas en tres bloques con finalidades diferentes. De este modo, uno se encargaría de acompañarle durante la campaña, otro protegería las cosechas del invasor y el último defendería las fortalezas sajonas. A pesar de las mejoras realizadas por Alfredo a nivel militar, y de los tratados firmados con el invasor, en más de una ocasión estuvo cerca de ser derrotado definitivamente. Todo cambió, no obstante, con el triunfo sajón en Eddington (878). El resultado de esta batalla fue el reparto de la isla entre escandinavos e sajones. El tratado por el cual fue posible, que debió ser suscrito por ambas partes entre el 886 y el 890, mostraba a Alfredo y al caudillo nórdico Guthrum como iguales y reyes de sus respectivos territorios.
FUENTE DIARIO ABC: