Como si se cumpliese el dicho de que a perro flaco todo son pulgas, la realidad es que dos de los países más castigados por la Covid-19 son Italia y España, economías
altamente dependientes del turismo, precisamente uno de los sectores más perjudicados por la crisis sanitaria. Con esta premisa, y el temor de que este año puede ser catastrófico para la actividad turística debido a las restricciones de movimiento, dos profesores de la escuela de negocios Esade, Miquel Oliu y Bary Pradelski, han lanzado una propuesta de conexión de “zonas verdes” a nivel europeo que podría ayudar a mitigar este impacto. La propuesta se apoya en la estrategia de desconexión de territorios que países como Francia y España han lanzado para la desescalada (en nuestro país en base a los límites provinciales), una forma de evitar desplazamientos innecesarios y permitir lo que se ha conocido como desconfinamiento “asimétrico”. Sobre esta base, los profesores de Esade proponen que del mismo modo que una vez las provincias tengan unos indicadores de control de la epidemia determinados se permitan los desplazamientos entre ellas, los mismos movimientos se habiliten a escala europea entre las distintas regiones. La propuesta propone etiquetar las distintas zonas con semáforos verdes o rojos (epidemia controlada, o no controlada) en base a unos criterios homogéneos que debería determinar la Centro Europeo para la Prevención y Control de las Enfermedades (ECDC). Las regiones que obtuviesen la etiqueta verde pasarían a formar parte de una red certificada de zonas verdes donde los los viajes y el turismo en general serían seguros y estarían permitidos. Con los actuales niveles de propagación y control de la epidemia, las Islas Baleares podrían por ejemplo recibir esta etiqueta verde, de modo que se permitiesen los viajes entre las islas y los lands alemanes, por ejemplo, que también hubiesen recibido la citada distinción. La propuesta, señalan los autores, permitiría en parte salvar la temporada turística en países donde la citada actividad es determinante para sus economías. Es el caso de Italia o España, donde los viajes turísticos intracomunitarios entre junio y octubre representan el 60% y el 65% respectivamente de todo el flujo anual. Los autores del estudio reconocen que dicho plan sólo puede organizarse a escala paneuropea (de hecho proponen incluir en ella a países fuera del espacio Schengen), algo que se produce precisamente tras el cuestionado papel de la Comisión Europea durante la pandemia, incapaz de articular una reacción coordinada y firme en la primera fase del brote.
FUENTE DIARIO ABC: