El Gobierno extendió hasta el 22 de mayo el plazo para negociar con los acreedores una mejora en la oferta

La oferta argentina para reestructurar una deuda por US$ 68.000 millones cerró el viernes a la tarde-noche. El ministerio de Economía tiene el resultado desde hace más de dos días, pero

no lo comunica. La sospecha del mercado es que la adhesión fue muy baja. Funcionarios oficiales mantuvieron contactos informales con los acreedores durante el fin de semana. El objetivo sería tener un nuevo anuncio para esta semana.

Aunque Economía se aferró a la consigna que la oferta “es la que se conoce” en los días previos al cierre del canje, el ministro Guzmán abrió una nueva puerta el mismo viernes. Sus allegados manifestaron que era posible escuchar contra propuestas de los acreedores, siempre que cumplieran los estándares de “sostenibilidad”. En el mercado creen que el ministro ya sabía de la baja adhesión, y por eso avaló una salida negociadora.

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La mayoría de los acreedores consideró que tres años de espera para poder recibir algún cupón de interés era demasiado tiempo.”Ellos seguramente tienen también el pensamiento de que en tres años seguramente consiguen una sentencia favorable que los pone en una situación bastante mejor para negociar”, dijo Héctor Torres, ex representante de la Argentina ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). El antecedente es el fondo Ellliot -y otros especulativos, que el anterior kirchnerismo llamó “buitres”- que litigaron en la justicia estadounidense y lograron que se les reconozca el valor de los bonos que tenían.

Argentina incumplió el pago de intereses de la deuda previsto para el 22 de abril. Desde esa fecha, tiene un período de gracia de 30 días. Si el 22 de mayo no abona, o acuerdo con los acreedores, cualquier bonista puede ir a los tribunales extranjeros -la jurisdicción de la deuda emitida- y solicitar que se declare al país en “default”, con las consecuencias que eso acarrea, como posibles embargos y complicaciones para las empresas argentinas.

“Yo creo que hay tiempo todavía. El problema que el tiempo es corto. No es raro que estos acuerdos, como cualquier acuerdo internacional, se determinen cerrando sobre el final de la hora. Esto es bastante común que la gente guarde las cartas contra el pecho y recién muestre interés de sellar un acuerdo cuando prácticamente no queda tiempo. Eso no me extraña mucho”, manifestó Torres, que destapó una idea que también es muy observada por el mercado: un ‘stand-still’.

Ese mecanismo establece una suerte de pausa y se tiene que formalizar ante los acreedores. “Estamos en una situación absolutamente inédita por la pandemia. No hay ninguna proyección económica que sea creíble, lo dijo el propio Guzmán, lo cual es un poco contradictorio porque estamos diciendo una promesa pero a su vez tenemos dificultades de hacer proyecciones como todo el mundo. En ese marco de tanta inseguridad, de tanta incerteza, lo más lógico es llegar a un acuerdo con los acreedores diciendo que en este momento como no hay proyecciones económicas creíbles no hay promesas creíbles tampoco”, explicó Torres.

Un dato clave para los acreedores es la tasa “de descuento”. Es decir, cuanto les costaría desprenderse de la nueva deuda argentina. A mayor tasa de descuento, menos atractiva es la oferta.

En los análisis que manejaban los bonistas, la tasa de descuento podía llegar a ser de un 17%, lo que dejaba muy bajo el valor de la oferta. Los más optimistas imaginaban esa tasa de descuento en 7%. “Paremos la pelota, esperamos hasta que se aclare y volvemos a negociar sobre bases un poco más sólidas cuando tengamos la posibilidad de hacer proyecciones económicas creíbles. Eso se podría negociar con los acreedores a un costo muy bajo. Yo creo que sería razonable y tendríamos un apoyo internacional muy fuerte. El propio FMI dice que sos propias proyecciones sobre la economía mundial no son proyecciones sólidas”, considera Torres.

Los analistas de deuda creen que Economía seguirá tropezando con los acreedores a menos que presente un programa económico. El presidente Alberto Fernández rechazó esa posibilidad. El mandatario afirmó que hay un proceso para recuperar la economía y el crecimiento, pero declinó dar detalles al respecto. “La reputación argentina es mala, este sería el tercer default en los últimos 20 años. Si el país no está dispuesto a mostrar un plan a futuro, dudo que los acreedores le acepten cualquier propuesta”, consideran los especialistas bursátiles.

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