Piruetas mentales durante la cuarentena

En el laboratorio de Fred Vergnoux y Fernando Rivas se acumulan los datos. Ambos, técnicos de Mireia Belmonte y Carolina Marín respectivamente, ven ya en el horizonte la vuelta a los entrenamientos

y se afanan en poner en claro todo lo ocurrido durante estos días. La cuarentena, aseguran, les ha servido para aprender mucho sobre aspectos a los que que quizá no prestan tanta atención. Trabajo específico con el que esperan marcar la diferencia en los próximos Juegos Olímpicos. Este parón inesperado ha puesto en valor el trabajo de los entrenadores, cuya labor psicológica ha cobrado una nueva dimensión. Para Carolina Marín, la cuarentena ha sido un alivio después de meses cargados de emociones que llegaron a ponerla al límite. «Ha tenido un año muy duro desde que se lesionó. Hemos forzado mucho la máquina, aunque la recuperación ha sido muy buena porque ha estado en las mejores manos. Anivel mental, el desgaste ha sido tremendo, con el estrés añadido de que teníamos que sumar puntos para llegar a los Juegos. No solo eso, porque además le dio una bajada de defensas, se puso enferma y luego llegó el accidente de su padre… Íbamos sumando estrés y acumulando preocupaciones, por lo que esta calma nos ha favorecido bastante», explicaba ayer Rivas durante su intervención en el foro «Santander Talks 123aCorrer». Para aliviar ese estrés, además de darle varios días de descanso, el entrenador desveló que han hecho un trabajo intenso de psicología. Más que nunca. «La hemos apoyado mucho desde la distancia con toda su situación personal, que ha sido durísima, y hemos hecho mucho trabajo de visualización junto a María, nuestra psicóloga. Analizando situaciones anteriores de partido en las que no nos había ido bien e introduciendo soluciones nuevas para que Carolina las vaya interiorizando y que luego salgan de manera rutinaria cuando vuelvan a presentarse en un encuentro», señalaba el técnico, preocupado ya por ver cómo será el regreso a los entrenamientos previsto para el próximo lunes. «Lo mismo, el primer día, no le da ni al volante», bromeaba Rivas, después de confesar que la andaluza había pasado ayer el test para conocer si había padecido el coronavirus y podía volver al CAR a partir del lunes. En esa cuenta atrás está también Mireia Belmonte, que ayer se lanzó al agua por primera vez en nueve semanas. Lo hizo en el mar, pues hasta el lunes no podrá disfrutar de nuevo de nadar en una piscina. Si Barcelona pasa a la fase 1, la catalana podrá acudir al CAR de Sant Cugat, aunque con restricción horaria. Un regreso a medio gas. Nadar sin agua «Es una situación desconocida para nosotros, que habitualmente pasamos seis horas diarias en la piscina. Han sido jornadas muy frustrantes para nosotros. No entendemos por qué otros deportes han empezado ya y nosotros no . Pero bueno, nos hemos dedicado a otro tipo de entrenamiento y espero que nos venga bien. Hemos trabajado más el cardio, el core, la flexibilidad… y la mente. Había que mantener contenta a Mireia y minimizar su frustración. Hemos intentado hasta nadar de manera visual y buscar esa sensación del agua sin poder estar en ella», confesaba Vergnoux, el técnico de la nadadora. Un gurú de la natación que no había pasado antes por una situación tan complicada. «Nos hemos tenido que mentalizar todos para superar este momento. Mireia venía de un verano difícil, con dos finales en el Mundial, que no es lo que ella esperaba. Venía mejorando poco a poco y estaba al cien por cien cuando llegó este parón. Le ha tocado asimilar que le tocará repetir ese proceso de puesta a punto de nuevo el año que viene, pero nos ha venido bien para aliviar un poco su mente y preparar los Juegos con más tiempo», señala el francés. El equipo de Vergnoux se reúne dos veces por semana. Encuentros en los que el técnico introduce siempre alguna novedad en forma de invitados para romper con la rutina y fomentar la diversión. Una vía de escape que no permita pensar en la falta de entrenamientos en la piscina. «Han sido reuniones muy dinámicas, en las que hemos hecho yoga, pilates… hasta han hecho un día un juego de escape por videollamada», explica el galo, encantado por hacer grupo antes de volver a la piscina la próxima semana. Punto de partida para unos Juegos en los que ambos ven la medalla como un objetivo factible a pesar de todo.