El consumo de alcohol adulterado se convirtió en una pandemia paralela a la del coronavirus en México, donde las muertes escalaron peligrosamente en los últimos
días en, al menos, cinco estados del país cuando se registra la mayor oleada de contagios de Covid-19.
Hasta ahora, se contabilizan 159 fallecidos y decenas de personas se encuentran hospitalizadas, en su mayoría graves, mientras las autoridades han estado cerrando destilerías y licorerías clandestinas, así como establecimientos que venden estos brebajes peligrosos.
Los estados más afectados
La situación más dramática se vive en los estados de Puebla (al Este de la capital), donde se reportan 70 personas muertas y 15 hospitalizadas; y de Jalisco (en el Oeste), en el cual ya hay 43 fallecidos.
El gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, afirmó que habían sido ya localizados los presuntos responsables de este envenenamiento colectivo y que era cuestión de días para detenerlos pero hasta el momento no se ha detenido a nadie.
En Jalisco se registraron la mayoría de los casos en la frontera con el estado de Michoacán, donde se han identificado algunas marcas de licor adulteradocon metanol, entre ellas una denominada “El Chorrito”, que puede causar ceguera y hasta la muerte.
En el estado de Morelos, se cuentan 29 muertos y ocho personas hospitalizadas, en la ciudad de Cuautla y los poblados de Axochiapan y Jonacatepec.
En el estado de Yucatán, extremo sureste del país, hasta ahora se sabe de al menos 15 personas que murieron el pasado 7 de mayo, tras ingerir alcohol no apto para su consumo humano.
Además, en las últimas horas se registraron las primeras dos muertes en el estado de Veracruz, en las costas del Golfo de México.
Los motivos de esta “otra pandemia”
De acuerdo con especialistas, los casos cada vez más numerosos de intoxicación obedecen a la “ley seca” decretada por las autoridades durante el período de confinamiento que inició el 23 de marzo y a la escasez de cerveza, que llevó a personas sometidas a cuarentena a adquirir bebidas más baratas
Asimismo, los expertos piensan que muchas destilerías artesanales decidieron emplear alcohol metílico de uso industrial, en lugar de etílico, que escasea porque aumento al máximo su uso como desinfectante en el sistema de salud debido a la crisis del coronavirus y por la fabricación de gel sanitizante.
También ha circulado en México, como en otros países, a través de redes sociales, la versión de que el metanol protege contra el coronavirus. De acuerdo con los médicos, después de dos o tres horas de haber bebido el licor tóxico, los consumidores comienzan a sufrir dolores fuertes y pérdida de visión y en algunos casos vómitos constantes.
Basta media cucharada de aguardiente alterado para provocar ceguera, de acuerdo con los especialistas, pero fuertes cantidades provocan fallas multiorgánicas y la muerte en pocas horas o días.
Por lo general, las víctimas son trasladadas de emergencia a hospitales en estado muy complicado por cuanto el efecto tóxico del metanol es inmediato, con un cuadro que incluye náuseas, vómito, visión borrosa, ceguera e incluso alteración neurológica, que abarca crisis convulsivas
Las personas que logran recuperarse quedan generalmente ciegas o con fallas renales que los dejan incapacitados para el resto de su vida
“El alcohol adulterado es un problemas social. Hay fuentes que dicen que la mitad del alcohol que está circulando está alterado”, afirma Brenda Valderrama, presidenta de la Academia de Ciencias de Morelos.
El problema podría no sólo afectar a consumidores de bajos recursos sino también a personas con mayores ingresos.
“Hay adulteradores de baja calaña que producen bebida genérica y trabajan con garrafas (bidones). Otros, son más sofisticados y buscan mimetizar una bebida de marca, incluso en botella con etiqueta, dependiendo del mercado”, advirtió la experta.
Pero lamentablemente este problema no es nuevo ni comenzó con la pandemia, sino que data de hace algunos años. Algunos centros de estudio, incluso, trabajan desde hace tiempo en detectores de alcohol adulterado. En 2015, por ejemplo, fueron incautados dos millones de litros de bebidas adulteradas, cuatro veces más que un año antes.
Marcos Romero, ANSA.
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