El gesto ejemplar de Puskas jamás contado

Ferenc Puskás era apodado Pancho por su afabilidad y su simpatía. El húngaro era una persona tan feliz y tan alegre, aunque lo había pasado muy mal a lo largo de su

vida. Su escapada del comunismo cuando jugó con el Honved jugó en Bilbao un partido de Copa de Europa y sus dos años de apátrida, sin poder competir oficialmente en ningún sitio, marcaron una etapa muy dura. Esta situación que se sumaba a ese época en Hungría, cuando el comunismo llegaba y todo se caía abajo en un cambio de sociedad radical. El centrocampista goleador, líder de Hungría y del Honved, vino al Real Madrid en 1958. Debutó el 14 de septiembre de 1958 frente a la Unión Deportiva Las Palmas- El entrenador madridista, Carniglia, decía que no estaba para jugar en ese gran equipo, porque lo sobraban doce kilos, adquiridos al vivir en Italia n aquel confinamiento, escapado de Hungría. Y su alimentación se basó en la pasta. Fue suplente durante varios partidos, Carniglia lo contaba con él, hasta que Bernabéu llamo al entrenador y le dijo que le pusiera en forma y que tenía que jugar, porque era un gran futbolista, único. Así sucedió. El húngaro fue perdiendo kilos y marcó goles desde el primer día. Se convirtió en el goleador paralelo a Di Stéfano. Si la Saeta no marcaba, allí estaba el húngaro para hacerlo. Sus cuatro tantos en la final de Glasgow, en 1960, cuyos sesenta años acabamos de celebrar el 18 de mayo, eran la confirmación de una gran adquisición. La bondad de Puskas fue patente siempre. Para muchos era un jugador al mismo nivel que Di Stéfano y Pelé. Algunos aficionados y directivos de aquella época dicen que para ellos era el mejor. El premio Puskas al mejor gol del año es el reconocimiento a esa calidad. Joseph Blatter, expresidente de FIFA, elogiaba que Puskas fue probablemente el mejor. Exdirectivos del Real Madrid como Luis Miguel Beneyto señalan que el húngaro fue el número uno. Su ejemplo no solo estaba en el campo, también lo estaba fuera. Los jóvenes del filial siempre recuerdan un hecho que otro grande, José Emilio Santamaría, relata con detalle. Un día, Ferenck salía del entrenamiento en el Bernabéu y se le sumaron varios jóvenes del segundo equipo caminando por Concha espina. Era invierno y el húngaro llevaba un bonito abrigo puesto. Sentado al borde del estadio había un mendigo, pidiendo. Aunque hacía sol, el frío era atroz y se le veía que temblaban las manos. Cara demacrada, la derrota en el semblante. Puskas iba con los chavales del filial, esos chicos que querían ser como él y de pronto se detuvo, miro al mendigo, se quitó el abrigo y se lo dio. Y le dijo: «Póntelo, esto es para ti siempre y que no te lo quite nadie. No lo vendas, hace frío y es para que no lo tengas». Los chavales aprendieron una lección. Puskas siguió caminando con su chaqueta y corbata, soportando el frío, mientras el mendigo mostraba una sonrisa y unos ojos de felicidad que para ellos, los chavales del filial, fueron siempre inolvidables. Ver esa imagen durante cien metros mientras se alejaban fue inolvidable en la retina de una vida. ¿Por qué hizo eso? Puskas lo había pasado muy mal y había visto mucha gente como ese mendigo morir de frío en aquellas épocas, cuando el comunismo se imponía en el Este y la situación se agravaba, después de una segunda guerra mundial que lo arrasó todo. Puskas había visto mucha miseria y pobreza. Por eso, cuando observó al mendigo hizo lo que le gustaría que hubieran hecho con muchas personas que él conoció. «Ayudad siempre, os puede pasar a vosotros, no crean que eso les sucede solo a otros», les dijo Ferenc a los chicos. Puskas fue jugador del Real Madrid desde 1958 a 1966 y consiguió un récord de 242 goles en 262 partidos, con un promedio de 0,92. Una media que solo ha superado Cristiano sesenta años más tarde. Divertido, apacible, irónico, sonriente, feliz en su carácter, genio con el balón, protagonista de una zurda casi celestial, dotada con un cañón de potencia, entre sus grandes cualidades destacaba el instinto goleador. Su primer tanto oficial no tardó en llegar. Fue en la segunda jornada de Liga, cuando marcó un «hat-trick» ante el Sporting, en una goleada por 5-1. Puskas llegó ya en la madurez de su carrera y de todos modos se erigió en un artillero histórico. Es el quinto máximo realizador en los 113 años de leyenda del Real Madrid, sólo por detrás de Raúl (323), Cristiano Ronaldo (450), Di Stéfano (307) y Santillana (290). Si Puskas hubiera venido antes al club blanco, hoy estaría en los parámetros de Raúl y Ronaldo. Entre los partidos legendarios de Puskas destaca esa final de la quinta Copa de Europa ante el Eintracht de Francfort, el mejor partido del mundo para la BBC, en la que marcó cuatro goles, mientras Di Stéfano anotó los otros tres.

Fuente La Razon:

https://www.abc.es/deportes/real-madrid/abci-gesto-ejemplar-puskas-jamas-contado-202005210148_noticia.html

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