Memoria histórica militar de Valencia

En estos tiempos, en donde los subjetivos recuerdos del pasado se usan como armas arrojadizas en el presente, existe un lugar en Valencia y presente en el Paseo de la Alameda, repleto

de armas del pasado, que nos transmite ese pensamiento de siempre de “Si vis Pacem para Bellum” (si quieres la Paz prepárate para la Guerra), esa paz que nuestros padres y abuelos conquistaron en los campos de batalla tras múltiples guerras civiles, y que sellaron con la Transición. Ese espacio, ubicado en el cuartel de San Juan de Ribera construido en el siglo XIX, es el Museo Histórico Militar de Valencia, fue inaugurado hace 25 años, un 12 de mayo de 1995, en un acontecimiento cultural de primera magnitud, donde concurrieron las máximas autoridades civiles y militares, en el que actuó de anfitrión y guía su primer director, el Coronel Miguel Ángel Mendiguchía (DEP), que quedará en sus anales como el fundador, de un museo que abrió sus puertas al público el martes 16 de mayo como recogió este mismo diario, con imagen gráfica incluida. Apertura casi en precario, pues no contaba casi con personal, ni dotación presupuestaria, tampoco podía abrirse por las tardes ni los festivos, y sin embargo con el tiempo ha recogido parte del rico y variado patrimonio cultural de los Ejércitos. Esta asignatura pendiente, la existencia de un museo militar, como lo denominó el entonces Capitán General de Valencia, hoy Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad del Ejercito de Tierra, rellenó una laguna para el Cap i Casal del Reino de Valencia, pues en prácticamente la totalidad de las capitales de los Estados y Reinos (a excepción de España) existe un museo sobre esa parte, que aunque triste, es recurrente e incluso inevitable en muchas ocasiones en la historia de los pueblos, como es el hecho bélico terrestre. En este lugar, destinado al estudio de acontecimientos pasados y dignos de memoria en lo referido a la Milicia, según la RAE, o también referido al “pueblo en armas”, como expresión simbólica de lo que debería ser esta, según Nicolas de Maquiavelo, existen múltiples objetos de esos acontecimientos relacionados con nuestra historia. Enseres de todo tipo, desde armas como el subfusil Naranjero del anarquista José Buenaventura Durruti, a instrumentos de cura usados por la Sanidad Militar como un carro de desinfección (especie de autoclave móvil) de inicios del siglo XX, hasta una maquina de cifrado Enigma, utilizada por la inteligencia alemana del III Reich durante la II Guerra Mundial. Todo ese material, miles de objetos, banderas o uniformes, han sido acumulados a lo largo de los años por los diferentes directores de este museo o donados por particulares. Aunque habría que destacar a uno de ellos, su gran impulsor, el Coronel Ángel Adan, el gran dinamizador cultural castrense valentino, que hizo acopio de todo ese material repartido por las diferentes unidades militares de la plaza de Valencia y sus cantones, Paterna, Betera o Marines, y que él también conoce por sus destinos, de su dilatada y gran carrera militar. El Coronel Adan hizo dar un salto cualitativo y cuantitativo al museo, efectuando su primera y gran ampliación en más de un 50 % de su espacio, además se participó en la exposición “Valencianos del 98” conjuntamente con el Museo de Etnología de la Diputación y el Ateneo Mercantil, llegando a recibir 200.000 visitantes, y que resultó ser el espaldarazo definitivo. Pero claro como muchos dicen, lo difícil no es solo alcanzar el éxito sino mantenerse en él, y esa labor le tocó al Coronel José Luis Fuentes (DEP), que además, y con el tiempo, gracias a sus dotes humanas fue creando un excelente equipo humano para el mantenimiento del proyecto. Este grupo ha sido conformado tanto con personal militar como Rafael Sebastián, como con personal civil como Feli Esteban y Mercedes Grau, o Javier Planells y Alberto de Santiago de la Asociación Cultural de Amigos del Museo, grandes animadores del mismo con su Museo Vivo. Más adelante, como toda institución destinada al estudio, es fundamental que esté organizada y sistematizada en áreas para su mejor investigación y difusión, esta importantísima reorganización fue llevada acabo por el Coronel Alfonso Garcia-Menacho, y que aún hoy en día perdura, con sus áreas temáticas, histórica, y de Valencia y su Ejército. Y por supuesto una entidad museística debe de estar abierta a la juventud, para asegurar su relevo generacional, y que mejor que hacerlo a través de las constantes y continuas visitas de los colegios, impulsadas por este mismo militar. Por su parte, el siguiente director, el Coronel Fernando Herrero, profundizó en las relaciones institucionales tanto del sector público como del privado de esta entidad cultural, intensificó los intercambios con sus grandes fondos museísticos, y se prodigó en la realizacion de exposiciones, en muchas ocasiones con colaboración de la Delegacion de Defensa de la Comunidad Valenciana, liderada por su Coronel Rafael Morenza. También el Coronel Herrero, consiguió exponer de forma fija “el último cañón de la saga de la Generalitat” construido en el último cuarto del siglo XVII por el fundidor, el campanero mayor de València, Francesc Cases, siendo diseñado por el artillero de la Casa de Armas de la Generalitat, Vicent Bru, y pudiendo haber participado en el asedio de Barcelona de 1714. Ahora comienza una nueva etapa, al frente de un nuevo director, el Coronel Vicente León, que recibe un excelente legado de sus antecesores, debiendo hacer frente a los grandes desafíos que va a suponer convivir con el Coronavirus. Por lo que los desarrollos tecnológicos, como la visita virtual ya existente, deberán prodigarse y mejorarse para la difusión, de esas magnificas instalaciones, repletas de curiosidades, como unos magníficos dioramas tanto históricos (como el primer derribo aéreo del mundo realizado por españoles en la guerra de Cuba), como de fortificaciones o de materiales, que compiten con el mejor de los museos de figuritas de plomo, o de maquetas. Podríamos citar multitud de objetos y temáticas para visitar y ver, desde ese prototipo de vehículo Blindado Multiuso (BMU) único en España de la empresa valenciana MACOSA, hoy Stadler Rail Valencia, o un carro de combate soviético T-26B, uno de los mejores de su época, y el mejor en nuestra guerra civil. Pero también hay otros repletos de historia, como un cañón contra carro alemán Pak 40 de 75 m/m, combatiente en el norte de África con el Deutsches Afrikakorps -DAK-, que en su repliegue marítimo desde Túnez acabó refugiado en el puerto de Valencia. O una inmejorable colección de armas largas, donde se puede ver la evolución del fusil de asalto español CETME, compañero inseparable de miles de valencianos, cuando hicieron su servicio militar, o también un morterete valenciano, primera arma de fuego individual de los siglos XIII-XIV, o un falconete naval de los siglos XIV-XV, o múltiples utensilios y objetos de ingeniería, logística, etcétera. Aunque no olvidemos, que el museo también incluye uniformes, gorras, cascos y multitud de prendas de cabeza, o ese magnífico despacho estilo castellano decimonónico de Coronel jefe de regimiento que a pesar de tener el escudo republicano, se mantuvo en sus dependencias oficiales, durante el régimen del General Francisco Franco, cosa hoy difícil de repetir por la ley de Memoria Histórica. Podríamos continuar escribiendo lineas y lineas, sobre este gran Museo Histórico Militar de Valencia, que darían más que para un artículo, para varios libros, por eso si quieren disfrutar de un trozo muy importante de nuestra Historia en mayúsculas deberían visitarlo, en cuanto el virus nos lo permita claro, pues está muy cerca de ustedes, en los cuarteles del Paseo de la Alameda de Valencia entrando por el lateral, por la calle General Gil Dolz nº 6, yo no me lo perdería. *Jesús de Salvador y Cerdán, miembro de la Asociación Valenciana de Historia Militar

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/comunidad-valenciana/abci-jesus-salvador-y-cerdan-memoria-historica-militar-valencia-202005211143_noticia.html

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