Covid-19, ¿coordinación y cooperación?

Cuando llegó el SARS-CoV-2 y agitó aún más la escena global ya no soplaban buenos vientos para el multilateralismo. El enfrentamiento entre EE.UU. y China, camuflado como guerra comercial durante 2019,

se agudizó hasta lo impensable con el COVID-19.

Esta nueva situación dificulta respuestas eficientes, tanto de los gobiernos como de la comunidad científica, retarda la búsqueda de la vacuna, complica la salida económica y el desarrollo de mecanismos financieros para ayudar a los países más pobres. Incluso amenaza la lucha contra el cambio climático.

Esta vez la respuesta de la comunidad internacional fue más ineficiente y lenta que en 2003 (SARS) y 2008 (crisis de Lehman Brothers), pese a que la crisis tuvo un impacto más amplio. Si bien la falta de liderazgo internacional de Donald Trump y su política aislacionista no ayuda a encontrar salidas comunes, el híperliderazgo de Xi Jinping transita derroteros similares. Todo está teñido por la disputa de las dos potencias, como muestran los preparativos de la 72º Asamblea Mundial de la Salud, el máximo órgano de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con sus particulares objetivos, ambas potencias bloquean los consensos necesarios para avanzar: EE.UU. probar que China está en el origen del SARS-CoV-2 y China evitar a toda costa que Taiwán participe de la Asamblea. Los dos han presionado fuertemente a amigos y aliados para respaldar sus posiciones, como bien supo el canciller argentino.

A esto se suma la parálisis o el semi bloqueo de otros organismos multilaterales, como el Consejo de Seguridad, el G20 o el Fondo Monetario Internacional. Por tanto, es lógico que exista un sentimiento generalizado del fracaso de los mecanismos de gobernanza mundial.

Todavía es pronto para saber qué ocurrirá con la globalización. Probablemente se ralentice el flujo de personas, mercancías y capitales, pero si bien habrá ajustes importantes, es difícil que desaparezca como pronostican algunos notables visionarios, aunque tampoco es descartable. Esto supondría un cataclismo de gran magnitud para el sistema mundial, ya que la tecnología, la digitalización y la estructura productiva están pensadas para operar a gran escala.

Una cosa es relocalizar las cadenas de suministro, para reducir la dependencia de sectores estratégicos occidentales respecto a China, o que la globalización tal como la conocemos se transforme radicalmente, y otra que desaparezca. Por eso, las regiones que lleguen a la post pandemia con instituciones adecuadas serán más exitosas. La Unión Europea, pese a sus errores iniciales, puede ser una de ellas. Muchos se han corregido, aunque si el mercado interno finalmente se quiebra, algo improbable, no sería descartable su desaparición.

Mientras tanto, ¿qué ocurre en América Latina? Prácticamente ningún organismo o institución regional ha podido responder adecuadamente a la pandemia. En estos meses de confinamiento y estados de excepción primó el nacional-egoísmo, ya que el sálvese quien pueda se impuso al diálogo, impidiendo hallar soluciones coordinadas, restando espacio a la prácticamente inexistente cooperación entre gobiernos.

Por no haber, ni siquiera se coordina la gestión de fronteras, como muestra el temor de Paraguay y Uruguay a que los flujos comerciales y de personas provenientes de Brasil sin control sanitario sean un vector de contagio.

Pese a que la pandemia es una excelente ocasión para reforzar los mecanismos de diálogo, coordinación y cooperación, en América Latina poco se ha hecho al respecto. La CELAC, que estaba moribunda cuando México asumió la presidencia pro tempore para reanimarla, podía ser el remedio.

Pero ni la actitud introspectiva de López Obrador ni la fragmentación regional y las diferencias entre gobiernos ayudan. Junto a la CELAC, la OEA tampoco ha sabido estar a la altura, pese al peso que podría tener la Organización Panamericana de la Salud (OPS), creada en 1902, años antes que la OMS (1948).

Nuevamente, la falta de liderazgo de EE.UU. es un factor clave, pero no el único. Incluso, otras instancias de integración, como Mercosur o la Alianza del Pacífico, sumidas en sus contradicciones y dificultades, han respondido tarde y mal, o no han respondido, a tamaño desafío.

La falta de diálogo entre los gobiernos impide avanzar en acciones coordinadas, como comprar conjuntamente material sanitario, comenzando por los ya famosos respiradores, organizar vuelos compartidos para repatriar nacionales o gestionar las fronteras. Con mayor cooperación serían posibles mejores respuestas, tanto en la lucha para aplanar la curva de contagios como en la recuperación económica.

Será entonces cuando la integración regional y el diálogo político puedan reforzarse, pero eso requiere una voluntad política de momento inexistente. Con todo el mundo intentando relanzar sus exportaciones la lucha por los mercados será feroz.

Por eso, cuanto más junta y coordinada esté América Latina más éxito tendrá en sus objetivos. Las posiciones comunes favorecerán el acceso a las ayudas de los organismos financieros multilaterales, un terreno donde la región deberá competir de forma desigual con África y otras zona en vías de desarrollo.

En el mundo post COVID-19 las tensiones entre China y EE.UU. no van a disminuir, van a incrementarse. Y con ellas las presiones sobre los gobiernos latinoamericanos para apoyar a uno de los dos rivales. En la década de 1970 circulaba profusamente la consigna “unidos o dominados”. Dicho eslogan debería actualizarse para dar idea del escaso recorrido que tendría cada país latinoamericano de seguir su camino en solitario.

Con o sin globalización, en un mundo abierto o cerrado en bloques defensivos, con mayor o menor énfasis en el devenir de las regiones, con integración el futuro será uno y otro muy distinto bajo el imperio caótico de la desconexión. En este último escenario, América Latina solo sería un conjunto de países débiles y aislados llamados al fracaso.

Carlos Malamud es Historiador y politólogo. Investigador del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América en la UNED

COMENTARIOS

TEMAS QUE APARECEN EN ESTA NOTA

COMENTARIOS CERRADOS POR PROBLEMAS TÉCNICOS.ESTAMOS TRABAJANDO PARA REACTIVARLOS EN BREVE.

CARGANDO COMENTARIOS

Clarín

Para comentar debés activar tu cuenta haciendo clic en el e-mail que te enviamos a la casilla ¿No encontraste el e-mail? Hace clic acá y te lo volvemos a enviar.

Ya la active
Cancelar
Clarín

Para comentar nuestras notas por favor completá los siguientes datos.

Exit mobile version