Venían de un otoño caliente, con amenaza de previsiones a la baja por las protestas callejeras tras la sentencia contra los líderes del «procés», y la cancelación del Mobile World Congress fue
un mazazo para un sector que entonces no podía pensar que lo peor estaba por llegar. Habiendo sido un pilar para la atención de sanitarios y enfermos del coronavirus gracias a la iniciativa Hotels Salut –que han tenido unas 50.000 pernoctaciones desde marzo–, los hoteles de Barcelona afrontan desanimados un verano que será para olvidar y confían en que las administraciones ayuden a remontar el sector turístico para recuperar la normalidad en 2021. —¿Han reabierto a día de hoy muchos hoteles en Barcelona? —No, desde el lunes pasado (fase 1) podemos abrir pero incluso lo han hecho menos de los que podíamos imaginar. —¿Qué tipo de clientes hay? —No tenemos clientes. Solo alguno, como lo tuvimos durante los peores momentos de la crisis, que vienen a Barcelona por trabajo, como por ejemplo transportistas o personal de tripulación. De aquí a septiembre creemos no se abrirán más de 50 o 60 hoteles, quizás menos del 25% del total, y estos tampoco tendrán turistas. Estamos en fase de desescalada, no nos podemos mover de provincias o regiones sanitarias, las fronteras abrirán en julio, tienen que reactivarse los vuelos… El turista no vendrá hasta que vuelva la confianza por viajar, y esto no será este verano. Por eso damos el verano por perdido y pensamos en otoño y en si será posible recuperar algo de turismo de congresos y negocios. —¿Pero confían en que pueda venir más turista nacional que otros años? —Tengo la sensación de que la gente necesitará salir de las ciudades y escaparse a la playa o la montaña. También hay que ver qué hará el público español, estará todo muy limitado y todas las zonas querrán hacerles ofertas. No habrá turistas para todos. —¿Con el turista más local hay algo que hacer? —También vemos muy pocas posibilidades con el cliente de proximidad. —¿Cómo se gestiona un hotel sin clientes? —Las cadenas abrirán solo algunos de sus establecimientos, no todos, y algunos solo tendrán en funcionamiento algunas plantas. Otros abrirán porque son pequeños y tienen costes estructurales menores. Pero en general, insisto, no se abrirá hasta septiembre. —En todo caso, ofrecen las máximas condiciones de seguridad… —Estamos acostumbrados a tratar con espacios que tienen que estar limpios y a ofrecer máximas garantías a los clientes. Los hoteles que han estado este tiempo de guardia han añadido protocolos de sentido común, como la distancia social y la mayor desinfección. Además los propios clientes ya han incorporado las nuevas medidas por su cuenta. —Ante este difícil escenario que se prevé, ¿es posible que haya hoteles que cesen su actividad? —Es complicado saberlo pero al final los hoteles son negocios rentables en Barcelona. Por eso creemos que no habrá cierres, aunque sí puede que haya algún cambio de operadores o propietarios por dificultades económicas. —Se confía en otoño para que se reactive el turismo empresarial. ¿Ven brotes verdes en este sentido? —No, de momento no vemos brotes verdes a corte plazo. Nuestro gran reto y objetivo es que llegue febrero y el Mobile World Congress (MWC) se pueda celebrar. El Mobile, y el salón Integrated Systems Europe (ISE), que llega también en febrero por primera vez. —Un año después, ya que la crisis empezó justo con la cancelación del MWC… —Sí, sería como poner final a una historia de amor inacabada. La idea es que hayamos conseguido remontar para entonces. —Y hasta ese momento, ¿qué necesidades priorizan y demandas hacen a las administraciones? —Necesitamos un plan de rescate para el sector turístico. Esto quiere decir cuidar nuestros ERTE, ayudas económicas reales, promoción… y a partir de aquí mucho más. Hasta ahora ha habido muy poca concreción. Los ERTE por fuerza mayor en empresas turísticas tendrían que alargarse, como mínimo hasta finales de año. Las ayudas han llegado relativamente y no ha habido mejoras a la hora de pagar alquileres o hipotecas. Se han hecho gestos, pero pocos. Confiemos en que ahora que el problema sanitario se relaja se pueda trabajar mejor para hacer frente al problema económico.
FUENTE DIARIO ABC: