En la que para muchos fue una reunión inesperada, el encuentro de Alberto Fernández con los dueños de varias de las principales empresas del país comenzó a gestarse hace varios días
entre Gustavo Béliz y el presidente de la UIA, Miguel Acevedo. A tal punto, que el propio Acevedo se encargó personalmente de las invitaciones para acercar a Olivos a compañías dedicadas a la producción. Tal vez para no desafinar en términos de tamaño, no invitaron al convite en Olivos a ninguna mujer. Hasta anoche no hubo tweet de Vilma Ibarra interpelando por ese olvido.
Eso sí, durante los 90 minutos exactos que compartieron sobrevolaron varios temas, siempre en tono cordial. Uno de los asistentes se detuvo en la cantidad de veces y en los elogios que Fernández dedicó a Roberto Lavagna, con quien había estado almorzando minutos antes. “Tenemos que hacer acuerdos para la recuperación, con Roberto hablamos de la importancia del pacto social como el diálogo que tiene la UIA con la CGT o Toyota con Smata”, soltó el Presidente mirando a Daniel Herrero de Toyota que había contado que la automotriz trabaja con apenas un sólo turno de los tres habituales.
El ministro Kulfas se retira de Olivos.Foto: Marcelo Carroll
“Quiero que me conozcan, esta es una reunión de diálogo. Y si quieren saber cómo pienso, tengo una enorme afinidad con Roberto. No estamos acá para hacer locuras”, soltó para reiterar el rechazo a posible estatizaciones según se ocupó de remarcar un industrial que participó y que no peca, precisamente, de ingenuo. Les habló de un plan de trabajo conjunto público-privado para la post pandemia. Y les prometió destrabar todo aquello que complique la actividad productiva. Varios se acordaron de la última normativa del Central que complica el acceso a dólares para importar. Miguel Pesce a quien muchos esperaban verlo, no estaba. A juzgar por lo que sucedió más tarde, Fernández destrabó: hoy Pesce recibe a técnicos de la UIA.
Miguel Acevedo, Sergio Kaufman y Mariano Bosch se retiran de Olivos
En otro tramo, Fernández mencionó que no conocía a algunos de los invitados como a Roberto Murchison, de la líder en logística portuaria y a Mariano Bosch, de Adecoagro, un peso pesado en el sector lácteo. Muchos imaginaron que le iba a dedicar más espacio a la negociación de la deuda. El Presidente reconoció que es difícil y reiteró como convicción no caer en default. A su lado, el ministro Guzmán no emitió palabra. Pero la ocasión sirvió para conocer que entre bonos y obligaciones negociables, la deuda de las empresas acumula US$ 15.000 millones. “Caer en default implica no poder refinanciar y una seguidilla de quiebras”, deslizó otro invitado cuando ya se retiraba de Olivos.
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