El estricto confinamiento impuesto con la declaración del estado de alarma dibujó ciudades fantasmagóricas. Sin embargo, conforme han ido aumentando las medidas de alivio los flujos de gente no han hecho más
que crecer en las mismas, consecuencia también de las imposiciones horarias. Es una de las evidencias de que las ciudades están cambiando a ritmo de desescalada, y aún lo harán más con la entrada el lunes de toda Castilla y León en la fase 2. Intentar que esa presencia en la calle no derive en un aumento de contagios por coronavirus ha impulsado a los ayuntamientos de las capitales a implantar medidas con el objetivo fundamental de devolver el espacio público al peatón, adelantándose algunos de ellos a los planes de movilidad sostenible en los que trabajaban para avanzar hacia ese concepto de «ciudad sana». Ávila: cortes de tráfico en las vías más transitadas Es una de las capitales menos pobladas del país -no llega a los 60.000 habitantes-, así que las medidas que ha adoptado se reducen principalmente a la flexibilización del tráfico. Con este fin se ha habilitado para el tránsito de peatones un par de carriles en una de sus principales arterias, Juan Carlos I, de 17 a 23 horas, mientras que los fines de semana se corta al tráfico cinco vías. Burgos: un plan centrado en el fin de semana El Ayuntamiento ha puesto en marcha un plan de peatonalización que afecta a nueve calles durante un amplio horario del sábado y el domingo. De forma paralela, los técnicos municipales estudian la señalización de dos corredores para bicicletas que unan el centro con Gamonal y el Hospital Universitario utilizando algún carril por el que se prohiba la circulación de vehículos a motor. Asimismo, el consistorio ha invitado a los establecimientos de hostelería a solicitar la ampliación de terrazas, aunque serán los citados técnicos quienes decidan en función de si ésta es compatible con el mantenimiento de distancias, el tránsito de peatones… León: con la mirada en la hostelería Con el objetivo de «permitir el distanciamiento social» y, al mismo tiempo, «activar la actividad económica», el Ayuntamiento trabaja en una serie de medidas que implican ganar espacios en las calles y plazas, eliminar estacionamientos, ampliar terrazas o habilitar nuevos recorridos peatonales. Los pasados 16 y 17 de mayo se procedió al cierre parcial al tráfico de cuatro vías -las avenidas de la Independencia y Ramón y Cajal, la Gran Vía de San Marcos y la calle Villavenabente-, una medida que se repitió el siguiente fin de semana y que el alcalde José Antonio Díez ve «una buena opción» para mantener «toda la desescalada». De hecho, tras el «éxito» de la medida aplicada a mediados de mayo, se han ido sumando otras zonas consideradas más transitadas. Asimismo, con el sector de la hostelería se está trabajando en la adecuación de nuevos espacios para las terrazas. En principio se verían afectadas las plazas de San martín, Don Gutierre o Torres de Omaña. Palencia: cierres al tráfico y más ciclocarriles También el Ayuntamiento palentino ha decidido cerrar al tráfico varias calles para evitar las aglomeraciones. La medida afecta a Colón, Los Tintes, Doctrinos, paseo de Julia y las avenidas Comunidad Europea y Modesto Lafuente, a las que se suma la zona de Cuatro Cantones los fines de semana. «Se realizará un seguimiento de su funcionamiento para que sea lo más viable y satisfactoria para todas las partes implicadas», explica la concejal responsable de Tráfico, Carolina Gómez, que desvincula esas iniciativas del nuevo Plan de Movilidad Sostenible en el que se está trabajando, si bien se está aprovechando para señalizar ciclocarriles con la idea de impulsar este medio alternativo. Salamanca: 50 calles sin circulación de vehículos La pandemia ha reducido el tráfico rodado en Salamanca más de un 70%, mientras que el transporte público cayó entre un 90 y 95%. Son las razones esgrimidas por el consistorio, además de garantizar la distancia de seguridad, para peatonalizar medio centenar de calles del centro de la capital cuando ésta rebase la fase 1, una medida que se «testó» durante dos fines de semana en mayo para poder trasladarla a continuación a los días de diario. También se suma a este plan otras zonas como Van Dick, la plaza del Oeste o el parque Garrido. El Ayuntamiento todavía no sabe si mantendrá estas medidas más allá de la desescalada, si bien la peatonalización de algunas de estas calles ya estaba incluida en el nuevo Plan de Movilidad Urbana Sostenible, y lo único que ha hecho esta crisis sanitaria es acelerar su implantación. Segovia: restricciones en el casco histórico Segovia, una de las capitales más afectadas por la pandemia, también ha condicionado el espacio público para facilitar la movilidad del peatón. El Ayuntamiento ha centrado las restricciones al tráfico en el casco antiguo, el entorno de la Plaza de Toros y la zona verde del Valle de Clamores, y con amplio tramo horario -de lunes a viernes, de 16.00 a 23.00 horas, y todo el día los fines de semana-. Soria: señaliza los circuitos con más afluencia Su baja densidad de población, con menos de 40.000 habitantes, permite a este consistorio no imponer restricciones de tráfico. Sí ha señalizado los circuitos naturales con más afluencia recomendando sentidos en una única dirección. Valladolid: 25.000 metros cuadrados para el viandante Las consecuencias de la pandemia ha impulsado al equipo de Gobierno vallisoletano a acelerar la implantación de su proyecto de ciudad «verde» y «sostenible» con el objetivo de garantizar una movilidad «segura y eficaz». Hasta el inicio de la crisis sanitaria, el 53% de los desplazamientos se hacían a pie, porcentaje que calculan que se incrementará n dos puntos tras la pandemia, así como el uso del transporte privado en detrimento del público. Son algunas de las previsiones que han impulsado al ayuntamiento a idear la peatonalización de más de 25.000 metros cuadrados en distintas fases y mejorar a medio plazo la infraestructura ciclista. Por el momento, las restricciones temporales de acceso al tráfico los domingos y festivos afectan a cinco vías céntricas (San Lorenzo, Pedro Niño, María de Molina, Veinte de Febrero, Librería y Esgueva) y dos plazas (Santa Ana y Santa Cruz), que ampliarán a más barrios según avance la desescalada. Como experiencia piloto ha apagado los semáforos de varias intersecciones con el fin de evitar la acumulación de peatones. Zamora: bicicleta y menos velocidad La Covid-19 también ha impulsado al Ayuntamiento de Zamora a acelerar la puesta en marcha de un plan de movilidad en el que ya trabajaba desde hace seis meses y que se marca como objetivo recuperar más espacio público para el peatón y apostar por la bicicleta como transporte sostenible. Para ello se están diseñando una red de ciclocarriles que irán por la calzada por la que también circulan los vehículos a motor. Para evitar riesgos se reducirá la velocidad en esas vías a 30 kilómetros por hora. Esa medida está en consonancia con los planes de Tráfico para los cascos urbanos, aunque ahora este consistorio pretende adelantarla, según explica el concejal de Movilidad Romualdo Fernández. José Luis Rivas, catedrático de urbanismo de la Uva – F. HERAS «Nos hemos dado cuenta de que crear una ciudad generadora de bienestar es urgente» -¿Debería obligar esta crisis a repensar el espacio público? -El tema de las ciudades sostenibles y sanas lleva tiempo planteándose, lo que ha provocado esta pandemia es obligarnos a pensar las cosas con un poco más de aceleración. Yo distinguiría entre lo que es la situación actual de excepción, en las que hemos pasado de unas ciudades vacías al espectáculo de un espacio público abarrotado en momentos concretos del día por las reglas del confinamiento, a lo que puede ser la convivencia a medio o largo plazo. Lo que sí está demostrando esta crisis es la relevancia del espacio público y de la ciudad como un lugar que debe acoger la vida urbana de una manera solvente y precisa. Hay muchos aspectos en la vida de la ciudad que han quedado afectados por esta crisis. Lo primero la movilidad, pero también la propia calidad de las viviendas, los espacios de trabajo… -Hablemos de lo primero, la movilidad; ¿Cuánto debería cambiar? ¿Se está haciendo lo correcto? -Las administraciones están haciendo lo que pueden. La ciudad ya está construida y lo único que están haciendo ahora es intentar redistribuir el espacio. Más adelante puede haber medidas temporales -horarios del uso del espacio público, puede haber restricciones de un tipo de uso frente a otros, como ocurre con la carga y descarga-. Es decir, si estoy diciendo que la gente salga a pasear de 8 a 10, puedo restringir el tráfico y dar ese espacio totalmente a los peatones. Otra cuestión es que esas medidas sean a largo plazo… A mí me gusta mucho un concepto urbanístico que son las vías de convivencia, y luego administrar el diseño y el uso de ese espacio con inteligencia, pero no sólo con prohibiciones, sino con restricciones más bien temporales y concretas que universales. -El transporte público tampoco será igual. De hecho, se prevé una bajada de su uso ¿Están nuestras preparadas para una mayor afluencia del vehículo particular? -Podríamos decir que salvo Salamanca, Valladolid, León y Burgos las demás ciudades de la Comunidad tienen unos sistemas de transporte público relativamente pequeños. No obstante, no creo que haya que cuestionar el transporte público, que es imprescindible, sino hay que adaptarlo, y eso es relativamente sencillo. Hemos hecho autobuses muy grandes y a lo mejor necesitamos autobuses más pequeños con una cadencia temporal mayor. Además, pueden fomentarse otras maneras de movilidad, con medidas que favorezcan, por ejemplo, el uso de la bicicleta, y también podrían desarrollarse estrategias de transporte compartido desde las empresas con las medidas de seguridad necesarias: que no vayan más de tres personas en un coche, que usen mascarilla… -¿Algunos de estos cambios deberían llegar para quedarse? -Sí, la movilidad es una cuestión que va a cambiar de manera radical, tanto por la cuestión energética y la lucha contra el cambio climático como por el avance tecnológico. Estos cambios deberían estar fundados en la movilidad sostenible, en reducir las necesidades de desplazamiento y abogar por las relaciones de proximidad. Además tiene que haber una mayor relación de la ciudad con la naturaleza. La gran cuestión es ¿puede ser una ciudad generadora de bienestar? Hemos fomentado una ciudad densa, pero ¿cuándo una densidad intensa es insostenible? El higienismo, que es el primer movimiento urbanístico importante en el siglo XIX, luchaba contra la congestión, contra una ciudad que era creadora de enfermedades. Nosotros tenemos que cambiar el chip hacia una ciudad más sana. Esta crisis nos ha hecho darnos cuenta de que crear una ciudad más habitable e inclusiva, generadora de bienestar, es lo más urgente. -¿Puede suponer entonces una oportunidad en la regeneración de las ciudades? -Claro que sí. Ya estaba en las agendas, lo que ocurre es que ahora tenemos que ser más responsables y no retrasar las actuaciones. Cada transformación que se impulse debe tener un efecto positivo en el futuro de la ciudad. -Las consecuencias económicas de esta pandemia afectará a todos los sectores, ¿prevé mucho parón en la arquitectura? -El parón ya lo había, aunque con signos de recuperación. Tenemos ahora mismo comprometido un estilo de vida y la arquitectura es una disciplina muy dependiente de la economía y de ese estilo de vida. Yo soy urbanista, nosotros vamos a tener más trabajo, aunque sea reflexivo. Ha habido momentos de crisis que a los arquitectos les han servido para idear el futuro. La arquitectura sí tiene esa capacidad, y en ese sentido en vez de construir más tendremos que pensar en cómo hacerlo mejor.
FUENTE DIARIO ABC: