Hay una furia vieja que ya vimos en Eric Cantona cuando ahora lo vemos enfurecerse como protagonista de la serie Recursos inhumanos. Es una ira conocida, una expresión de su cara
que lleva al futbolero de viaje, hasta aquella patada voladora de 1995, cuando era futbolista del Manchester United y atacó a un hincha del Crystal Palace. Tal vez haya algo de memoria emotiva o de enojo verdadero en su ficción. Uno de los mejores futbolistas de la historia se ha convertido en un gran actor.
La curva que va del rectángulo verde al rectángulo televisivo elevó a Cantona. Lo convirtió en un señor capaz de construir un presente desligado de la pelota. Aunque siempre se lo recuerde como el delantero sanguíneo que recibió como castigo nueve meses de suspensión, 120 horas de trabajo comunitario y 30 mil dólares de multa, el francés logró que el retiro lo potenciara, le permitiera el volantazo, lo acercara al arte sin más conservatorio dramático que una cancha.
A los 54, “The King” -como llaman al Rey- es la novedad de Netflix con un drama sobre el desempleo, sobre la procesión que va por dentro una vez que se pierde el trabajo y la dignidad,y cuando la reinserción a los cincuenta parece una utopía. Lo vemos acumular rabia, vemos la construcción paulatina de su rudeza. Lo dice perfectamente el propio personaje basado en la novela del escritor Pierre Lemaitre: “La violencia es un proceso”.
Cantona en acción, en los noventa. (Reuter).
Cantona en personaje habla a cámara intentando justificar la construcción de su monstruo y su metáfora futbolera conmueve. Habla de estar “fuera de juego”. De quedarse afuera. De la expulsión social que puede marcar un quiebre personal, arruinar una vida y varias más.
¿Cómo se convirtió en actor el delantero de los ’80 y ’90 que fue ídolo del fútbol inglés? ¿En qué momento pateó el tablero, si amagaba con dedicarse a la política o coqueteaba con puestos ligados al fútbol post-retiro? Debutó en el cine en 1995 con La alegría está en el campo (Le bonheur est dans le pré). Más de uno creía que se trataba de un capricho, un antojo, algo pasajero. Pero Eric ya tiene más de una docena de películas y otra decena de participaciones en ficciones de TV.
Rodajes con Cate Blanchett (en Elizabeth) y con Monica Bellucci (Le deuxième souffle), admiración por Gerard Depardieu, Al Pacino, Robert De Niro. Eric no quiere ser Jean-Paul Belmondo, no tiene aires de Alain Delon. Lo dijo claramente en entrevista otorgada a la revista Panenka: “No tengo ningún plan para mi carrera. Mis elecciones no son más artísticas o mejores que las de los demás, no tengo una filmografía ejemplar. Me he equivocado muchas veces, pero hago simplemente lo que tengo ganas de hacer. Yo no soy un intelectual, no veo el mundo de forma intelectual, lo que me interesa es la relación carnal”.
Eric Cantona en la serie “Recursos inhumanos”, que puede verse por Netflix.
Mitad salvaje, mitad refinado
Proveniente de una familia de “obreros, soldados e inmigrantes”, como definió a su clan, Eric nació el 24 de mayo de 1966, en Marsella. Nunca se arrepintió de aquella patada televisada al hincha, y siempre que puede dice que el arrepentimiento tiene que ver con “no haberle propinado una patada más fuerte”: “Patear a un fascista no se saborea todos los días”.
Mitad sanguíneo, reo, mitad caballero, cuando actúa puede ser libre, se reivindica de aquellas viejas oscuridades y hasta puede ser más oscuro que todo eso que fue. Tan salvaje como delicado. Como en un campo de juego en donde podía ser un tsunami de belleza y buenas intenciones y al rato una ráfaga de odio, esa esencia volcánica la trasladó a la actuación.
Eric Cantona en la serie “Recursos inhumanos”
Muchos hablaron de que tenía una pronunciada “dualidad”. De que ya era actor mucho antes de jugar. Lo definió el periodista Francisco Ortí de esta manera: “No todo es alegría durante el paso de Cantona por el Manchester United. Su personalidad contradictoria le impide alcanzar la felicidad completa. Su lado oscuro siempre acaba por aparecer. El francés tiene una extensa ficha policial con sus incorrecciones sobre un terreno de juego. Golpeó en un ojo a un compañero de equipo, introdujo su dedo en la nariz de un rival, llamó ‘saco de mierda’ a un entrenador, y se marchó enfurecido de un partido al ser sustituido lanzando improperios y tirando la camiseta al suelo con desprecio”.
Pero su carrera fue en base a más que patadas voladoras. Debut futbolístico en 1983, en el A. J Auxerroise, retiro temprano, en 1997, ex Olympique de Marsella, ex Leed United, ex Montpellier. Fue modelo de Nike y entrenador de la Selección francesa de fútbol playa. Fue padre en tres ocasiones. Su currículum estuvo atravesado por tres matrimonios. Hoy vive en Lisboa con la actriz francesa Rachida Brakni.
Eric Cantona en la serie “Recursos inhumanos”.
Viejas actitudes que pintan de cuerpo entero su irreverencia. En 2010 protagonizó una protesta contra el sistema bancario. “Retiren el dinero de los bancos para colapsarlos”, pedía sin ruborizarse. Para 2012, el diario francés Liberation publicó una carta en la que Cantona mencionaba su interés por la presidencia de su país. Su pedido a los alcaldes de Francia era para juntar 500 firmas en busca de “respaldo para reemplazar a Nicolás Sarkozy”. Pedía la construcción de viviendas sociales y la limitación de los precios de los alquileres.
“The King” se ofreció alguna vez para ayudar a los refugiados sirios, recordando que su abuelo materno fue refugiado en la Guerra Civil española. Sus apariciones mediáticas van desde la provocación a la comedia: en 2016 grabó un video para el canal británico Eurosport en el que se postulaba como nuevo entrenador del seleccionado inglés, en reemplazo de Roy Hodgson. “CantoYes”, decía la pizarra que mostraba a cámara. “Prometo no perder nunca contra una pequeña isla helada en la que el portero es un realizador de cine y el asistente del seleccionador, dentista”, bromeó en relación a la derrota de Inglaterra (2-1) ante Islandia.
A principios de año lo vimos con corona, fiel a su apodo, en un videoclip de Liam Gallagher,Once. Jugaba a ser rey, mientras el ex Oasis se prestaba a ser su mayordomo y su chofer.
El ex jugador que brilla como actor (AP).
“El fútbol es uno de los grandes maestros de la vida, pero el modelo actual, tan basado en el negocio, ignora a mucha gente. Y el fútbol debe ser de la gente. El fútbol debe ser de todos, independientemente de si somos ricos o pobres. O inmigrantes. Todos hallamos la misma alegría”, vive pregonando, mientras le llueven ofertas actorales clase A, B y C.
Para los periodistas de la emblemática revista Panenka, Cantona “juega en otra liga”. Lo dice el periodista Javier Giraldo, que se trata de “un futbolista genial y difícil, rebosante de talento y de mala leche, exquisito con el balón en los pies y con un carácter imposible. Gourmet’ y bárbaro al mismo tiempo”.
¿Por qué actúa, Don Eric? Alguna vez soltó esta definición mejor que si estuviera clavando un balón en el ángulo imposible: “Actúo porque actuar es reencontrar algo primitivo. La espontaneidad, la despreocupación del niño. Aquello que el niño hace de forma natural, el adulto lucha por conseguirlo. Y eso es lo que intento”.
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