Los tres senadores de Vox han sido los únicos de toda la Cámara Alta que han rechazado la aprobación de una declaración institucional contra el racismo, veto que ha impedido que salga
adelante y que ha reabierto el debate sobre los requisitos para suscribir este tipo de pronunciamientos desde el Senado. Tal y como esta previsto, el veto de Vox, con tres senadores integrados en el grupo Mixto, ha impedido que la Junta de Portavoces del Senado diera este martes el visto bueno a la declaración promovida por el grupo de la Izquierda Confederal, incluso aunque los otros seis componentes del Mixto sí estaban de acuerdo con el texto. La vicepresidenta del Senado, Cristina Narbona, ha recordado al término de la reunión de la Mesa que el procedimiento para la lectura en el pleno de una declaración exige la aquiescencia de todos los senadores sin excepción, de manera que no será posible llevar a la próxima sesión este escrito contra el racismo. No obstante, ha recalcado que pese a Vox la posición «ampliamente mayoritaria» de la Cámara es de apoyo al documento, puesto que el resto de partidos representados en el Senado «son claramente contrarios al racismo y todas sus formas» y ante el caso del afroamericano George Floyd muerto en EE. UU. se unen al «sentir generalizado» de condena por los hechos ocurridos en Mineápolis. El estudio de la declaración ha servido para reabrir el debate entre los grupos sobre la posible revisión de la manera en que el Senado acuerda sus declaraciones institucionales, ya que la unanimidad exigida actúa como un «corsé», ha apuntado Narbona, que limita aprobarlas por el veto de una minoría. Otras opciones Los portavoces, que disponen de un amplio estudio de los servicios jurídicos del Senado sobre opciones alternativas para sacar adelante este tipo de pronunciamientos, no han logrado sin embargo ponerse de acuerdo sobre una nueva fórmula. Entre las opciones barajadas hoy se ha mencionado la posibilidad de que en el próximo pleno cada portavoz leyera el texto de la declaración aprovechando su turno de intervención, o que su contenido se trasladara a una moción para su posterior debate, pero nada se ha acordado por el momento. La frustrada declaración institucional pretendía que el Senado hiciera suyas las peticiones del movimiento antirracista «para acabar con el racismo en EE. UU. y a lo largo y ancho del planeta» e instaba a todas las instituciones «a trabajar por la paz, la igualdad y la convivencia intercultural, en definitiva, a trabajar por el cumplimiento de los Derechos Humanos». El texto recordaba los «lamentables episodios de racismo» vividos en EE. UU. y sus políticas de «segregación racial» y se refería en concreto al caso de «violencia policial» contra George Floyd que ha generado una oleada de manifestaciones antirracistas en todo el mundo al recordar que «a pesar de los avances en igualdad, el racismo sigue marcando la historia actual de Estados Unidos».
FUENTE DIARIO ABC: