La Audiencia Provincial de Valladolid ha absuelto del delito de agresión sexual al acusado de violar a una clienta del bar que regentaba debido a que, según reconoce la sentencia, «no se
sabe con certeza lo que ocurrió, dado que, como la propia denunciante relata, destruyó todas las evidencias que pudieran existir sobre lo sucedido». En la sentencia también se reconoce que la decisión inicial de la denunciante fue ocultar los hechos y así ha resultado «más difícil» debilitar la presunción de inocencia en unos hechos que se remontan a marzo de 2018 en el bar de un pueblo de Valladolid. También se argumenta en la sentencia que la denunciante ofreció datos que no hicieron verosímil su relato e, incluso, contradictorios con los de algunos de los testigos, como la hora en la que se fue del bar en el que supuestamente ocurrieron los hechos, y que no había bebido mucho alcohol. Para el tribunal «de ahí que no se pueda afirmar con total certeza que la denunciante fuera víctima de una agresión sexual como la que ella describe». «La duda sobre lo que pudo suceder, provoca que no se tenga la certeza sobre cómo se produjeron los hechos, y esa duda nos lleva a que sea de aplicación en este caso el principio de in dubio pro reo, y que sea procedente la absolución del procesado», recoge la resolución. La Fiscalía había pedido ocho años y medio de prisión por agresión sexual y un años más por daños psíquicos, mientras que la acusación particular había demandado diez años de cárcel. Abril de 2018 Mientras que el ahora absuelto optó por guardar silencio, al acogerse a su derecho de no declarar, la supuesta víctima, en un juicio que se desarrolló a puerta cerrada, mantuvo la denuncia interpuesta en su día ante la Guardia Civil en la que aseguró que aquella noche, en un día no determinado del mes de marzo o abril de 2018, el procesado, de 53 años, abusó de ella en un bar al que había acudido con unos amigos y en el que se encontraban también sus tres hijos. Fue en el momento en que uno de sus tres hijos, el más pequeño, se quedó dormido cuando ella relata que le llevó a la estancia del comedor del local, apartada de la zona de bar, para que siguiera durmiendo. En una de las ocasiones en que fue a vigilar al niño, la mujer volvió a asegurar que se sentó a su lado en una silla, apoyando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos, momento en el cual el acusado la agarró del brazo derecho, la levantó y, mientras la sujetaba con fuerza, usó el cuerpo para cerrar la puerta del pasillo. A partir de ese momento, y pese a los intentos de ella de soltarse, el procesado, como así reiteró en la vista del juicio, la obligó a practicarle una felación, tras lo cual la mujer recogió a sus hijos y se marchó corriendo del bar sin despedirse de nadie. El novio de la denunciante declaró que su pareja le relató tres días después lo que había ocurrido pero no la creyó, al tiempo que alegó que si no fue a pedir explicaciones al presunto responsable hasta cuatro meses después es porque su novia le había dicho que ella se encargaba de todo. Otra testigo, vecina de la denunciante, compareció para confirmar que al día siguiente de lo ocurrido la supuesta víctima le contó la violación, mientras que otras dos chicas que esa tarde se encontraban en el local aseguraron que vieron a la mujer abandonar el establecimiento tras despedirse, aunque sin notar nada anormal en su actitud. En el capítulo de las pruebas periciales, testigos forenses, un psicólogo y una psiquiatra coincidieron al apuntar que la sintomatología de ansiedad y estrés postraumático moderado apreciado en la víctima es compatible con el episodio supuestamente vivido por la mujer, quien tardó en curar 180 días.
FUENTE DIARIO ABC: