Creo que tengo fe en la raza humana. No sé cuánta, pero tengo fe. Si algo es innegable en la era de la posverdad es que el ser humano es la especie
más fuerte del planeta, por eso lo domina. Le zancadillean, se levanta. Le disparan, se levanta. Le bombardean, se levanta. A las personas «normales» (aquellas que sólo quieren vivir su vida en paz, tener un trabajo y ser felices) se les han dado incontables palos a lo largo de la historia y aquí siguen, en pie, con la cabeza alta y su dignidad intacta. Suyo es el futuro; un futuro que comienza y en el que muchas cosas tendrán que cambiar… excepto ellos y ellas. La música ha sido el refugio de los confinados y es posible que en estos tiempos que corren sea más importante que nunca. Ha sido uno de los mejores antiestresantes naturales estos meses, no lo olviden cuando abran los bares, salas y discotecas. Aunque nuestro país (el mundo entero) aún está convaleciente, cada vez son más las voces que piden recuperar la actividad, por anormal que sea la nueva normalidad. Ángel de Antonio Con espíritu optimista, Schweppes y Wegow organizaron ayer el primer concierto al aire libre de la fase 2 en Madrid; una sesión musical de 1 hora a cargo de la cantante y actriz Angy. 25 personas, mascarillas, un escenario selvático y un salmorejo de primera. La gente recelosa, los saludos fríos (prohibido darse la mano), pero en general normalidad. Cercanía, sonrisas, naturalidad… A veces viendo las noticias pienso que ahí fuera está el Apocalipsis y se me olvida que la gente «normal» es mucho más sensata que todo eso. En lo referente a lo musical presentaron un formato trío muy equilibrado (teclado y guitarra + la voz de la mallorquina) e interpretaron canciones melosas y emocionales, haciendo un cocktail con versiones de himnos del pop moderno y temas propios. El concierto comenzó con «Sola en el silencio», su primer single publicado en 2008. Es un tema muy logrado de pop que sirve de escaparate para la voz de Angy, muy sólida en el registro agudo. Siguió «Chandelier», una versión muy atrevida de la canción de Sia y donde, a pesar de la dificultad de la canción, la mallorquina demuestra tener el control en todo momento. Siguieron «Quiero que me dejes salir» y «Miedo» (M-Clan), dos versiones muy logradas donde el pianista Sergio Rojas rellena con mucho gusto ese espacio invisible que rodea a la voz. El trío hizo también un pequeño homenaje a Lady Gaga interpretando «Million Reasons» y «Shallow». La última fue el éxtasis del concierto, con una Angy sensible al principio y explosiva después. No podía faltar tampoco un recuerdo a «Física o Química», la serie que la lanzó a la fama. La canción que hacía de cabecera resultó ser una de las mejores composiciones de toda la noche, equilibrada y muy redonda; un contraste respecto a las anteriores, algo más exaltadas. EFE Gran versión también de Valerie, de Amy Winehouse, con un final a doble tiempo muy bien ejecutado por los tres músicos. En un formato reducido como este, el ritmo se vuelve responsabilidad del guitarrista y Sergio Rojas estuvo excelso toda la noche, siguiendo a la voz sin perder nunca el pulso. Este tipo de cosas parecen fáciles desde fuera y quizá no llaman tanto la atención del público pero son, con diferencia, lo más difícil; mantenerse sólido durante una hora aunque nadie esté mirando. Al final del concierto llegó el emotivo homenaje a Pau Donés, tristemente fallecido en la última semana. «Grita», uno de sus temas más aclamados, unió al público en palmas y coros para despedir desde la terraza de Marieta a uno de los mejores compositores españoles de los últimos años. Con él se van las adolescencias de muchos niños que hoy son señores, pero se queda La Flaca. El público pidió con vehemencia el bis y el trío se despidió con «Don’t stop me now», de Queen. Si tengo fe en la raza es porque la gente sigue sonriendo. Hemos vivido la oscuridad durante tres meses pero las personas siguen haciendo planes, creyendo en su familia, en su vida. El público hablaba del trabajo, del nuevo disco de no sé quién, de Trump, del salmorejo… En vez de regurgitar el dolor, el ser humano lo convierte en algo positivo; en el motor para luchar. Me complace anunciar que hay esperanza.
FUENTE DIARIO ABC: