El 10 de mayo de 2019 el Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Toledo hacía público el resultado del concurso de carteles de la Semana Grande del Corpus Christi. El premiado, del
pintor toledano Alfredo García del Río, mostraba una calle engalanada del recorrido procesional que creemos identificar con la de Alfileritos. En 2020, desatada la terrible pandemia del coronavirus Covid-19, el Ayuntamiento acordó cancelar las actividades previstas en torno al «reluciente» jueves del 11 de junio, entre ellas el concurso del afiche anunciador del Corpus, una práctica fijada desde principios del siglo XX para difundir la gran fiesta de la ciudad con un artístico mensaje creado ex profeso. GALERÍA Vea la galería completa (9 imágenes) El cartel tiene lejanas raíces en el siglo XV que, en España, crecerían desde el XVII, unidas a las fiestas o celebraciones religiosas, caso de unas prédicas editadas en Toledo, en 1745. En el XIX, nuevas técnicas de impresión legarían señeros anuncios como las alegres láminas del Moulin Rouge ideadas por Toulouse-Lautrec desde 1890. Reconocidos cartelistas españoles hasta el primer tercio del XX, fueron Ramon Casas, Alejando de Riquer, Rusiñol, Federico Ribas, Rafael Penagos o Salvador Bartolozzi. Antes de 1900, ya se fijaban en cualquier pared mensajes alusivos a máquinas de coser, chocolates, bebidas, fármacos, jabones, etc. Para un selecto público, las compañías de ferrocarril idearían atractivos anuncios de sugerentes destinos. En España el creciente turismo motivó, desde 1908, algunos congresos y, en 1911, la aparición de la Comisaría Regia de Turismo que dirigió el marqués de la Vega-Inclán, creador del Museo del Greco en Toledo. Se apostó por dar a conocer el patrimonio artístico, abrir paradores e informar sobre rutas, costas, tradiciones, fiestas, etc. En este contexto, Toledo ya aparecía en carteles emitidos por la propia ciudad, otras instancias e, incluso, por empresas extranjeras como se aprecia en un afiche editado, hacia 1901, por Chemins de Fer Français, a partir de una obra del pintor granadino Ernesto Gutiérrez (1873–1934) con un ameno rincón del Corredorcillo de San Bartolomé. Gran parte de la cartelería toledana sobre la fiesta del Corpus Christi, enriquecida con el valioso fondo del recordado Luis Alba, fallecido el pasado mes de mayo, está disponible en la web del Archivo Municipal. De ella hemos elegido los primeros cinco carteles, fechados entre 1915 y 1928, trazados con un grafismo realista que fusiona perfiles de la ciudad con los símbolos glosados por la historiografía tradicional en torno a la monarquía de los Reyes Católicos y Carlos V, la Iglesia o la antigua nobleza de armas. Asoman lacerías mudéjares, góticas, la Catedral, San Juan de los Reyes o frisos platerescos. Además de la lógica evocación eucarística que motiva el mensaje esencial, no falta el águila bicéfala, como símbolo de la ciudad, detalle que luego sería de obligada inserción. Entre los coloristas conjuntos, y como era habitual en la cartelería de la época, se incluía el elenco de actos aprobados por el Ayuntamiento con las firmas del alcalde, el responsable de la comisión de festejos y el secretario de la Corporación. La elección de los carteles nacía de un concurso convocado al efecto o bien por encargo directo. Era habitual en la prensa leer críticas hacia el jurado, sus fallos –a veces resueltos como desiertos-, el mérito artístico o la cuantía del premio. Hasta los años treinta, la cartelería toledana seguiría modelos visuales de aroma romántico frente a la ruptura estética que ofrecían muchas imágenes editadas por el Patronato Nacional de Turismo desde 1928. El cartel del Corpus de 1915 lo firmó el empleado municipal, fotógrafo, profesor de metalistería y luego académico, Buenaventura Sánchez Comendador (1872-1939) con un vistoso conjunto presidido por el escudo de Toledo sobre un tapiz expuesto en los muros catedralicios. La parte baja recoge el interior de la Primada, la custodia de Arfe y varios objetos litúrgicos. La plancha salió del taller litográfico de Ramón Foruny y Calis, en la calle de Santa Engracia de Madrid. Su padre, el cromolitógrafo barcelonés Antonio Foruny Comas, se había trasladado a Madrid, en 1870, brillando por la calidad de sus ilustraciones y como editor, en 1896, de El Domingo. Revista artística y literaria. La lámina de 1916 se procesó en el mismo taller del año anterior, ahora con la firma de Régulo como dibujante y litógrafo. Su nombre completo era Régulo Redondo, un elogiado «paisano», según el semanario toledano Zeta, que había elaborado el cartel de la Feria de 1913, tarea que también repitió en 1916. El anuncio de la fiesta eucarística de 1916 se organiza a partir de un arco gótico que enmarca la vista de Toledo presidida por la Catedral y la iglesia de los Jesuitas. La figura de un heraldo acompaña el texto que recopila los festejos programados entre el 21 y el 23 de junio y que la Corporación presupuestó en ocho mil pesetas. Añadamos que, en 1914, Régulo había litografiado la composición del pintor Enrique Vera Sales (1886-1956) para difundir el III Centenario del Greco y, en 1919, realizaría por encargo el cartel del Corpus, obra que recibió una dura crítica de Teerre, seudónimo de Tomás Rodríguez,director de El Castellano. La estampa del Corpus de 1917 también salió del taller de Foruny. Ahora, Régulo Redondo litografió la imagen original del toledano Mariano Moragón Miguel (1896-1978), entonces alumno de la Escuela de Artes: un arco del claustro de San Juan de los Reyes, cuyas cubiertas están en un segundo plano, y una mujer sentada con una vistosa blusa indicando la lista de actos y funciones previstas. Santiago Camarasa, director de la revista Toledo, no refirió nada de ello como señal de queja por no haber recibido del Ayuntamiento ni el programa, ni el cartel. Pasadas las fiestas citaría el nombre del autor. El 30 de mayo de 1918 aconteció la procesión del Corpus en medio de los actos expuestos en el cartel que firmó el toledano Ángel Pedraza Moriz (1889-1961) producido por la Editorial Hispano-Africana. La obra exhibe una celosía mudéjar y tras ella una vista parcial de Toledo con el Alcázar, la silueta de la Custodia de Arfe y un pendón plegado con el águila imperial. Un capelo cardenalicio enmarca el texto del programa festivo. En el certamen de aquel año quedó finalista un -para nosotros- inédito cartel de Enrique Vera. La web del Archivo Municipal recoge la obra que este pintor presentó también al concurso del Corpus de 1924 y la que abrió el programa oficial de 1928.
FUENTE DIARIO ABC: