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El golpe armado ocurrió el martes 21 de abril pasado en la casa de la calle Los Robles entre las calles Las Acacias y Pío XII, en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas, donde “Luli” vive con su pareja, el abogado penalista Cristian Cuneo Libarona (48), y su hijo de un año.
Los dos sujetos armados que entraron a robar tomaron ocho rehenes (además de la pareja y su hijo estaban en la casa la mamá de “Luli” y cuatro albañiles que se encontraban trabajando en una refacción) y escaparon con el dinero de una caja fuerte, artículos de cosmética, joyas y costosos relojes.
El golpe duró apenas ocho minutos, pero fue lo suficientemente violento como para dejar un trauma en las víctimas. “Acá no están los dólares, dame los dólares que me voy a llegar al nene”, le dijeron a “Luli”, en el momento más tenso del robo.
El auto que utilizaron los delincuentes para escapar, que casualmente también había sido visto unos meses antes en el robo que sufrió una vecina, fue clave para ubicar a los verdaderos autores. Siguiendo la pista de una patente falsa y el análisis de distintas cámaras de seguridad, los investigadores dieron con un domicilio de los sospechosos: era la casa de la hija de uno de los delincuentes que entró a robar.
Allí encontraron una de las principales evidencias: un bolso con maquillaje que estaba arriba de un placard, en el interior de una baulera, y que después la modelo reconoció como propio.
El dueño de casa, identificado como Leonardo Matías Ocampo (30), terminó demorado junto a los hermanos Marcelo (suegro de Ocampo) y Daniel Viera. De los tres el único que sigue preso es Ocampo. Lo increíble es que ninguna de las víctimas reconoció a Ocampo, pero sí a los hermanos Viera (lo hicieron mediante fotografías porque a esa altura ya se encontraban libres). Cuando la Policía recibió una nueva orden de arresto pedida por el fiscal Martín Viscovich, los sospechosos habían desaparecido. Un papelón.
Ocampo, que trabaja como chofer en una empresa de transporte y no tiene antecedentes delictivos, negó su participación desde el inicio, pero igual continúa detenido. Ya lleva 44 días encerrado y rotando por distintas comisarías del Conurbano bonaerense.
“Mi cliente explicó que no había robado nada, que no sabía que era, que su esposa se dedicaba a hacer uñas y cosas de cosméticas. No estuvo en el robo ni tuvo participación alguna, pero el fiscal de la causa pretende zanjar su evidente ineptitud e ineficaz tarea de investigación manteniendo la detención en forma arbitraria”, asegura a PERFIL Juan Manuel Casolati, abogado defensor de Ocampo.
El letrado adelantó que no solo va a recusar al fiscal Viscovich, sino que además lo va a denunciar por prevaricato. “Voy a hacer una presentación en organismos del Estado relacionados con los Derechos del Niño y Adolescentes porque está impidiendo que Ocampo cumpla con los alimentos de sus hijos”, aseguró.
En el recurso de apelación contra la resolución del juez Mariano Grammatico Mazzari, Casolati pidió que disponga la falta de mérito de su defendido y ordene “su inmediata libertad”.
El abogado entiende que la preventiva “es una suerte de extorsión con ropaje de legalidad para lograr en forma irregular lo que no se logró legalmente: detener a los presuntos autores del robo”.
Para el defensor la medida es “incomprensible desde la praxis jurídica y cruel”. “De sostenerse la decisión, Ocampo perderá su trabajo, sus hijos quedarán sin sustento, y ello solo para que en unos pocos meses se suspenda el proceso a prueba de Ocampo; solo para eso. A una persona honesta, trabajadora, excelente padre de familia y sin antecedentes, se lo encierra en las inmundas comisarías de Buenos Aires por un simple capricho de un fiscal cuya actuación es llamativa”, argumentó.
El fiscal Viscovich, por su parte, no cree que Ocampo sea un perejil. Y en el pedido de preventiva entiende que “existe un peligro procesal de entorpecimiento en la investigación” porque podría llegar a incidir o influir prestando colaboración a fin de que los actuales prófugos continúen en ese estado”.
Los hermanos Marcelo (47) y Daniel Viera (49) están prófugos desde el 27 de abril pasado, cuando fueron demorados preventivamente, pero recuperaron su libertad por falta de pruebas.
Cristian Cuneo Libarona los reconoció en la rueda fotográfica. Aseguró que Daniel “es el que venía con los empleados desde el quincho, el más calmo de los dos”, y Marcelo el que lo llevó “hasta la habitación”. “Era el más agresivo. Nos dijo tres veces te voy a llevar al nene”, recordó.
Los Viera también fueron identificados por dos de los albañiles que trabajaban en la casa de pareja. Nadie señaló a Ocampo.
Según fuentes judiciales, los hermanos figuran en el Registro Nacional de Reincidencia, con múltiples antecedentes penales por “delitos contra la propiedad y con armas de fuego”.
Un dato curioso es que el menor de los Viera tenía una orden de detención y captura dictada por el Juzgado de Garantías N° 7 de Berazategui. Así y todo, lo soltaron igual.
LN / DS