Representantes de las empresas exportadoras de granos, oleaginosas y sus derivados estuvieron en contacto el martes con el ministro de Economía, Martín Guzmán. El diálogo se produjo pocas horas después del anuncio oficial
en el que se impulsaba la intervención y posterior expropiación de Vicentin, justamente una de las firmas que pisan fuerte en el negocio de la agro exportación.
La convocatoria de Guzmán tuvo dos objetivos. Uno, intentar llevar tranquilidad al sector sobre que la decisión oficial no era una primera avanzada sobre un objetivo mayor, como sería el del control total del mercado granario.
El segundo punto de la agenda era bien concreto: Guzmán quería tener información de primera mano sobre cómo veían en el sector, de aquí en adelante, la liquidación de soja por parte de los productores y la consecuente liquidación de divisas en el mercado único y libre de cambio.
Los empresarios explicaron lo que vienen diciendo en los últimos días: que el parcial bajón en el volumen de dólares entregados al Banco Central es la contraparte de las fuertes liquidaciones de divisas que se hicieron a fin de 2019, cuando el mercado temía que tras el cambio de gobierno se venía una suba de retenciones, como efectivamente ocurrió.
Al ultimo día de mayo de este año, llevaban liquidados 6.963 millones de dólares, contra 8.499 millones de dólares liquidados en los cinco primeros meses de 2019. En junio las liquidaciones se aceleraron, y de esto está dando cuenta el Banco Central, que en las dos últimas semanas acumuló compras por más de 800 millones de dólares. Precisamente, desde que introdujo más controles y regulaciones sobre las ventas de divisas a empresas importadoras. Se calcula que en el campo hay soja por valor de 12.500 millones de dólares.
Precisamente uno de los planteos que hicieron las cerealeras fueron los temores a que se complique la compra de insumos importados para las labores agrícolas (fertilizantes y herbicidas, sobre todo) por las posibles complicaciones para acceder como compradores al MULC.
Otro tema que se planteó como problemático fue la histórica bajante del Río Paraná, que está complicando la salida de buques cargados de granos. Las dificultades para navegar el Paraná obligan a que los barcos salgan con menos carga, que debe ser completada en Uruguay o Brasil.
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Clarín
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