Un terremoto sacude estas semanas el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). La decana, Belén Hermida , ha cumplido el año tras su elección en pleno confinamiento y en medio
de una tormenta que ha terminado con la presentación de una moción de censura contra ella y su equipo, que se votará mañana por la Junta de Representantes del COAM. Atrás quedan varias denuncias cruzadas y una gestión polémica contra la que se han rebelado una mayoría de los representantes de los arquitectos, incluido parte del equipo de la propia decana. El escrito de moción de censura ha sido avalado por casi el 70 por ciento de los miembros de la Junta de Representantes: lo rubricaron 53 personas, de un total de 77 miembros. La decana y su equipo -que han descartado realizar declaraciones sobre esta espinosa situación- ya adelantaron que no van a marcharse hasta que no hayan defendido su gestión en el acto del día 24, y así lo señalaron en un comunicado oficial a los colegiados. Belén Hermida llegó al COAM tras unas elecciones en las que se presentó encabezando una candidatura que fusionaba dos de los grupos «clásicos» del Colegio, RESET y ACTIVO, que podrían definirse, según algunos colegiados, como progresistas y conservadores, respectivamente. Controversias La elección se produjo en mayo, con la realización de un Plan Estratégico como su gran promesa electoral. Unos meses después, tuvo lugar una primera polémica, al nombrar como directora de decanato -un cargo de nueva creación- a la anterior secretaria de la junta de Gobierno, Elena Sarabia. Fue muy contestada entre los arquitectos, e incluso en el propio equipo del decanato, entre cuyos seguidores se produjeron las primeras dimisiones. Más adelante, tuvo lugar un segundo asunto controvertido, en relación con la venta de la sede de la Fundación COAM por parte de uno de los ex decanos. Lo que en un principio era una petición de información sobre las posibilidades de emprender acciones se tradujo después, por decisión de la decana, en denuncia contra el anterior decano José Antonio Granero. Una decisión que molestó mucho a amplios sectores de la institución profesional. Ahí se produjeron dimisiones en cadena en el equipo de Hermida y su posición quedó muy debilitada. La decana se defendió públicamente hablando de una «campaña de desprestigio» y «acoso» contra ella por querer limpiar el Colegio. El ex decano Granero, por su parte, defendió su inocencia y la llevó a los tribunales. El «caso Monasterio» Un tercer asunto también muy polémico, pero más desde el punto de vista mediático que en el interior del propio COAM, fue el de la presunta firma de proyectos por parte de la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio, sin estar aún en posesión del título de arquitecto. Una cuestión que la decana derivó, porque así corresponde, a la Comisión de Deontología del Colegio, un órgano independiente que se elige por sorteo. Hermida tiene intención de someterse a la moción de censura y defenderse con un informe de su gestión. Cabe la posibilidad de que en ese momento de un paso atrás, porque la moción la inhabilitaría durante 9 años para presentarse a otro cargo en el COAM. A lo largo de este complicado proceso ha habido varios intentos de reconducir la situación por parte del equipo de Gobierno e incluso acercamientos a otros grupos del colegio de arquitectos, alguno de los cuales asegura que se les ofreció «la cabeza de Sarabia» a cambio de apoyos. Votación Pero los implicados relatan otros problemas que se iban sumando a este nombramiento, como la inacción durante el confinamiento -a diferencia de otros colegios, «como el de Aparejadores», han sacado de la formación on line-; o las complicaciones económicas por la falta de ingresos derivados del parón. En este sentido, el panorama es muy negro: caída de visados, inexistencia de ingresos por alquiler de la sede, el aparcamiento sin utilización por el confinamiento… A las puertas de la moción ha habido grupos del COAM situados en la moderación y que no veían adecuado el momento para esta maniobra. Intentaron aguantar la presión y descolgarse de la misma, pero terminaron secundándola al ver que «otras cinco personas del equipo de la decana la dejaban y se unían a la moción», explican. Si la decana pierde la votación, entraría una junta de edad que se haría cargo de la institución. El paso siguiente, con un plazo de dos meses, sería un referéndum con los 10.000 colegiados.
FUENTE DIARIO ABC: