Pandemia y participación

Las elecciones en Galicia y el País Vasco supondrán un punto de inflexión electoral en España. Desde hace una década todas las citas, sean europeas o autonómicas inciden en el panorama electoral

nacional, máxime cuando se trata del primer examen a la gestión de la mayor crisis sanitaria, económica y social de los últimos 80 años. El próximo domingo habrá acusados cambios de voto, especialmente en Galicia. Si antes del estado de alarma la fidelidad media de los partidos rozaba el 60%, ahora no llega al 45%; excluido el PP que roza el 90%. En el País Vasco la volatilidad es menor pero también va en línea de apuntalar al actual gobierno autonómico. Los resultados apuntan al cierre del ciclo iniciado tras la crisis financiera de 2008 que produjo sucesivas olas de indignados a un lado y otro del espectro político y el fortalecimiento de las formaciones con capacidad y experiencia de gobierno. La encuesta anticipa una ligera bajada de la participación que no llegará a los niveles de Francia. Hay diferencias notables, en la primera vuelta de las municipales galas ya se hundió la participación al celebrarse en plena expansión del virus. Pero lo más importante es que el próximo domingo gallegos y vascos son conscientes que eligen a los responsables de gestionar su sanidad, por lo que los más temerosos con el virus serán los más motivados para acudir a votar. Por último, un apunte personal: la Providencia ha querido que la encuesta se publique el mismo día que la esquela de mi propio padre, fallecido el jueves tras noventa y dos años de una vida plena en todos los sentidos y tras una larga enfermedad. De él aprendí el respeto a los demás y a la verdad. ¡Gracias papá!