Parroquia de San Juan de Dios: 80 toneladas de alimentos

En el frente de batalla de la caridad, que lo es también de la justicia, solo pueden estar aquellos que tienen una pasta especial o una vocación particular, una gracia de Dios

que se les sale hasta por los kilos de alimentos que reparten, que no son pocos. Ochenta toneladas mensuales de media, que sí, que son toneladas, miles de kilos, 9.000 pañales, 12.000 litros de leche, por cierto. Pero, ¿qué pasta es esa para estar en la UVA de Vallecas, en una zona construida para erradicar el chabolismo, en una plaza a la que accedes sin dejar de mirar para todos los lados? La UVA por cierto es la Unidad Vecinal de Absorción. Empezamos por el párroco, el sacerdote Gonzalo Ruipérez Aranda, que lleva cerca de seis años y que no para de contestar aleatoriamente a los dos móviles con los que se maneja. Y no lo hace porque a María (doy fe de ello) se le ha olvidado recoger la leche para el niño y se ha quedado sin ella, y está sola, y no tiene trabajo. El padre Gonzalo le dice que traiga el documento de entrega –una especie de célula de cada familia, que aquí todo está informatizado– y que no se le olvide el carrito. En media hora se presenta María, que parece una niña virgen de ojos oscuros y tonos de una suavidad profanada, con un niño en brazos que no hace más que pucheritos de dignidad, a por su leche, y a darle la gracias al padre. María pide perdón al padre porque se le había pasado la hora, el día, el turno. Y el padre sonríe de misericordia y le dice que a su niño no se le pasa la toma. Y que si vive con alguien, que no padre, que me abandonaron… Y así todas las horas y así todos los días. Y los bajos de la parroquia, junto con fotografías de las primeras comuniones desde que se fundara allá en 1965 por don Casimiro Morcillo, llenos de kilos y kilos de alimentos. El origen de todo esto, del ímpetu del padre Gonzalo, para qué le sirven el romano Doctorado en Teología, haber sido secretario de un importante y recordado arzobispo, tener un MBA y haber estudiado una carrera civil, que se dice, el origen de todo esto, la eucaristía. «He buscado –confiesa–, desde el primer momento, sembrar la gracia de Dios como lo que prima en la vida de las personas que me rodean. Para mi gente yo no quiero menos. Todos pecamos, todos somos débiles, pero tenemos a Cristo que nos sana, que nos abraza con su misericordia», me dice. En ese momento me acordé del Papa Francisco, y las Villas miseria, que aquí también están en la UVA de Vallecas. «Todo esto se lleva con mucha impotencia. Por las noches rezo al Señor: No puedo más, no sé más, no sé como llegar a eso, te toca a Ti», confiesa el párroco. La parroquia no es un templo solo, aquí dignificado, con un Cristo de los Gitanos en la capilla de diario, que sale en procesión, con una placa que reza: «Cristo de los Gitanos. De talla, donado por un feligreses gitanos a la parroquia, en agradecimiento a las atenciones recibidas desde Cáritas parroquial. Fue tallado durante su estancia en prisión, hacia el año 1966». Lo que se hace en el templo, la presencia de Cristo celebrado, está al servicio del barrio y en favor de la dignidad de las personas. Y la caridad se vive desde ahí, está íntimamente unida a la eucaristía. Por cierto, que el templo está abierto desde la 8 hasta las 21 horas. Y en una especie de atrio alto, acceso de escaleras de la entrada, ha puesto una luz que ilumina la plaza por la noche. Allí se acercan las personas adictas, dependientes, y miran la imagen de la Virgen de la Plaza y elevan un oración que es puro consuelo. Seguimos hablando de Cáritas. Cuatro ramas, 250 voluntarios en total. La que se dedica a la acogida, con 27 voluntarios, el proyecto Maná, que ha llegado a distribuir un veinte por ciento más de esas 80 toneladas de alimentos en estos días trágicos. De los cuales el 10 por ciento proceden del Banco de Alimentos y el resto de pura gracia y de gestiones del párroco. Tenemos la alfabetización de adultos, con 35 voluntarios. Ocho talleres educativos, desde cocina, inglés, guardería, teatro. Y los equipos de fútbol para la atención de los chavales, que en la liga de las parroquias el de los Seniors es invencible. «Lógico, aquí aprenden a jugar al fútbol no te digo con qué…», apunta el párroco. «Paciencia, sabiduría y fortaleza». Las misas, los domingos petadas… Aunque no hace mucho la parroquia salió en los medios porque, en la tormenta la pandemia, el alcalde de Madrid llevó alimentos, la clave está en lo escondido del corazón, en el sagrario. Ése es su milagro y la razón de la lucha por la dignidad, que también lo es por la justicia.

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/madrid/abci-parroquia-san-juan-dios-80-toneladas-alimentos-202007110044_noticia.html

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