Los madridistas cumplieron: fiesta desde los balcones y los coches

Andros y Aitana llegaron a la plaza de Cibeles a las diez de la noche, justo a tiempo para sintonizar el partido en su teléfono móvil. Con vistas a la diosa, sentados

en el banco de la parada del autobús que se encuentra delante del Ayuntamiento de Madrid, los dos jóvenes cantaron los goles de Benzema como si estuvieran en el campo. Uno tenía el partido puesto; el otro atendía al resultado del Barcelona, pendientes de que los azulgranas no remontasen a Osasuna. «La celebración sin gente es triste, pero la Liga es la Liga y eso ya no nos lo va a sacar nadie», afirmaba él, vestido con la camiseta del equipo blanco y ataviado con una bufanda. Aitana corroboraba sus palabras. «No nos vamos a quedar a ver si viene gente. Ojalá no haya aglomeraciones. Solo queríamos ver el partido en un escenario distinto», explicaba la veinteañera. Ayer no hubo cánticos delante de la fuente, que se puso la mascarilla y permaneció impasible, pero orgullosa, al devenir de la jornada. Cibeles amaneció vallada y escoltada por furgones de la Policía Nacional y coches de la Municipal. La fiesta, como habían pedido las autoridades, se trasladó a los balcones, sobre todo del entorno del Bernabéu, donde asomaron las banderas con el escudo. Pero también se refugió en los coches, que pasaban haciendo sonar sus bocinas, algunos sacando también la insignia por las ventanillas. Tantos fueron los coches, que la Policía Municipal a medianoche se vio obligada a cortar los carriles de la céntrica mediana. «Salimos de cenar de un restaurante de la Gran Vía y nos hemos acercado a escuchar los últimos minutos», cuenta Agustín. Él y su familia esperan frente al Banco de España a que el árbitro pusiese punto final a los noventa minutos decisivos. «Es necesario que la fiesta, este año, sea así. Ya habrá momento de celebrar. Bastante con que ha habido Liga», continuó. La anécdota de la jornada se vivió cuando dos operarios del Ayuntamiento se subieron a la Cibeles y le colocaron en su espalda la bandera. El Real Madrid cambió tras el confinamiento el Santiago Bernabéu, en obras, por el césped del estadio Alfredo Di Stéfano, en Valdebebas. Zidane y su equipo levantaron su título trigésimo cuarto en el segundo campo del club blanco durante la penúltima jornada de la competición. La alegría de los futbolistas se sintió en la ciudad y entre la escasa treintena de aficionados que decidieron ir a la fuente talismán, todos con mascarillas. La responsabilidad ante el coronavirus ganó en Madrid a la euforia. «Cautela» y «Ni un paso atrás» fueron las expresiones más utilizadas en los últimos días por los representantes públicos para convencer a la afición de que no saltase a la calle, un llamamiento que tuvo el efecto deseado. El perímetro estuvo vigilado por 270 agentes que formaron el dispositivo de seguridad: 120 pertenecientes a la Policía Nacional y 150 a la Municipal. Todo con el objetivo de evitar posibles rebrotes de Covid. Por ello, tanto el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, como el presidente del club, Florentino Pérez, pidieron a los hinchas que permaneciesen en sus casas, trasladando el habitual punto de culto a sus balcones. Una tarea que se sabía complicada, a pesar de que el Real Madrid ya había anunciado que no brindaría la Liga, pero que ante todo pronóstico se convirtió en realidad. «Si algo nos han enseñado el Real Madrid y su historia es que siempre vamos a tener momentos para celebrar, así que a Cibeles volveremos, pero no en esta ocasión», solicitó la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. En la misma línea se pronunció el delegado del Gobierno, José Manuel Franco: «El virus sigue ahí, pueden producirse rebrotes. Nunca nos perdonaríamos que se produzcan rebrotes por una celebración». Amplio despliegue El despliegue de seguridad tenía como objetivo también evitar que los aficionados invadiesen la calzada, algo para lo que tampoco se cortó el tráfico. Los agentes impidieron que se agolpasen en el entorno de la fuente de Cibeles, así como en las paradas de autobuses que la rodean, en la fachada del Banco de España, en las puertas del Palacio de Linares y en las inmediaciones más próximas de la calle de Alcalá y el paseo de Recoletos. Para ello, se repartieron con controles que iban desde la plaza de Neptuno hasta la de la Independencia, Colón y la Gran Vía, zona hasta la que llegaba la marea de hinchas en pasadas ocasiones. Por primera vez en años, el ya ganador de «la Liga del coronavirus», como la ha calificado el capitán Sergio Ramos, tampoco acudirá hoy a las instituciones, algo que el primero en la clasificación hace al día siguiente de alzarse con la copa. La última vez que el Real Madrid la ofreció a los madrileños fue en mayo de 2017, tras obtener su título número 33 en Málaga. Al lugar sagrado fueron entonces más de 50.000 seguidores, que tiñeron de blanco las calles de la ciudad. Esta vez, la ofrenda tendrá que esperar, pese a las ansias controladas del madridismo.

Fuente La Razon:

https://www.abc.es/deportes/real-madrid/abci-madridistas-cumplieron-fiesta-desde-balcones-y-coches-202007170939_noticia.html

Exit mobile version