El Cristo de San Damián le dijo al pobre de Asís, «Francisco, ve y reconstruye mi casa». Aquí, también ha dejado un mensaje a través de la Iglesia, del obispo: «Construye mi
parroquia». Y en esa están, con las manos bien remangadas, los sacerdotes Francisco de Borja Pérez Garre, como párroco, con Alberto Bermejo Criado. Dos jóvenes que trabajan al unísono, en sintonía, en sinfonía, para que, en el corazón de Sanchinarro, unos 20.000 fieles, la comunidad cristiana sea un ejemplo de vitalidad, de nuevo inicio. He aquí algunos secretos de una parroquia que se está aún haciendo. «El problema es que no se cabe en misa», comenta el párroco. El barracón que hace las veces de templo es ciertamente pequeño. El reducido espacio ha obligado a ampliar el pórtico con una estructura cubierta, dentro de la que el calor no es pequeño. Y para las necesidades parroquiales, una segunda fase de pequeños locales y despachos, porque en esta parroquia, de momento, todo se queda pequeño. Objetivo prioritario, una vez que la comunidad se ha fortalecido por dentro y por fuera: construir el templo de piedra, el complejo parroquial, cumpliendo a rajatabla los no pocos requerimientos del nuevo urbanismo. Si buceamos por la página web de la parroquia, nos topamos con un insistente aviso: «Dentro de poco nos dan la licencia para construir. ¡Necesitamos tu ayuda! Por ahora tenemos bastante para el templo y los sótanos, pero falta lo necesario para las salas, despacho, casas y sacristía (toda la segunda fase). Sigue este enlace y construye tu parroquia». Cuando entras en el enlace, aparece la siguiente información que no debe pasar inadvertida: «Hemos calculado con la asesoría financiera de la diócesis que necesitamos 5.000 euros al mes libres de gastos para poder empezar a construir». Otro secreto a voces es que el sagrario es un caja fuerte. Una lamentable profanación hizo que decidieran custodiar al Señor sacramentado en un habitat seguro. Bellamente ornamentado el sagrario, está acompañado, en un lateral, por un inmenso cuadro retrato del santo patrón de la parroquia, san Rafael Arnáiz, que no es cualquier santo. Y si no, que se lo pregunten a uno de sus biógrafos más acreditados, el obispo auxiliar de Madrid, Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, que ha contribuido a que la devoción San Rafael Arnáiz se extienda también por estos predios. Y como la casa se levanta sobre buenos cimientos, sobre roca firme, por aquí se ha empezado, vayamos a la comunidad de fieles, muchos matrimonios con hijos pequeños, jóvenes, adolescentes, vida que eso se palpa hasta en el silencio de la oración en el templo. «Fueron los feligreses, que se vuelvan con la parroquia, los que nos pedían cada vez más y más actividades», comenta el joven sacerdote. La lista de grupos de la parroquia es bien larga. Acceso al templo, en Sanchinarro – GUILLERMO NAVARRO Labor de Cáritas Comencemos por Cáritas, que atiende a una ciens familias de la zona, «las familias pobres del barrio son nuestras», oigo comentar. Tenemos, además, el de matrimonios seniors, el de matrimonios jóvenes, el grupo de jóvenes, el de juveniles de san Rafael, las catequesis habituales repletas de niños, los de la lectura orante del Evangelio y de formación del Antiguo Testamento, los movimientos de la Renovación Carismática y el grupo HAM, Hijas del Amor Misericordioso, procedente de la espiritualidad de las consagradas del Amor Misericordioso, todas ellas jóvenes, alegres, que no hay más que ver los vídeos que circulan en la web con sus testimonios. Ítem más en el capítulo de actividades: Retiros mensuales, Ejercicios Espirituales, ciclos de formación, y Adoración Eucarística, horas y horas. Además, el grupo de montaña, senderismo en familia, que tiene como centro algo tan interesante como la formación en las virtudes humanas. Y el acompañamiento solidario de las visitas a los centros asistenciales del barrio, por ejemplo al Albergue Santa María de la Paz. En los tiempos duros de la pandemia, la parroquia dio un salto de gigante en solidaridad, en colaboración estrecha con la Asociación de Vecinos de Sanchinarro, todos a una, a fabricar mascarillas, a atender a las personas mayores, a las necesidades básicas de no pocos. Un salto en la presencia de una parroquia que no pasa inadvertida en el barrio.
FUENTE DIARIO ABC: