El parón generalizado en el sector turístico nos ha situado en una posición infinitamente más débil que hace unos meses. El pasado 3 febrero la Consejería de Cultura y Turismo, y yo
misma, anunciábamos, completamente satisfechos, un récord absoluto de visitantes en el año 2019, que había supuesto 7,6 millones de personas. Nada hacía presagiar que, tan solo un trimestremás tarde, un gran factor exógeno en forma de pandemia mundial nos obligaría a plantearnos una nueva dimensión del turismo, que de alguna forma nos hace poner más en valor toda la riqueza que guarda nuestra Comunidad. De esta manera todo el equipo que conformamos la Consejería de Cultura y Turismo decidimos diseñar un plan completo de acciones con dos objetivos claros: que los madrileños y ciudadanos de regiones limítrofes encontraran dentro de la provincia lo que llevaban años buscando fuera, y que se pusieran en marcha actividades para todos los públicos, capaces de reactivar la economía tras el intermedio. Y lo hicimos con la premisa de que juntos seremos capaces de disfrutar de la diversidad de nuestras costumbres, así como de vivir y sentir la riqueza cultural, patrimonial y gastronómica de la región. Por otro lado y gracias a la cantidad de actividades previstas para los próximos tres meses, en 139 municipios de los 179 que abarca Madrid, y que suman más de 500, las sinergias con el sector de la hostelería, cultura y comercio habrán de acelerar la recuperación y ayudar a que todo el flujo de viajeros tengan aún una experiencia más rica y más completa. El menú está servido. Existen pueblos absolutamente maravillosos y desconocidos dentro de nuestras fronteras fuera de los circuitos y rutas habituales. Todos los madrileños tenemos casi la obligación de descubrir nuevos parajes y monumentos históricos; probar productos autóctonos y cocinar con ellos; y beber vinos con nuestra denominación de origen. Y además trasmitir esa experiencia, y animar a repetirla a quienes no conocen las infinitas posibilidades de nuestra comunidad. La capital es el centro cultural del país y el eje Prado Recoletos la calle mundial del arte. Madrid es reclamo para el mejor turismo de compras y por supuesto, gracias a sus infraestructuras de trasporte y hoteleras, el epicentro del turismo de congresos. Pero a solo veinte minutos hay todo un mundo por descubrir. La región es un universo sin igual, con mucho que mostrar a turistas, pero también a sus propios habitantes. La solidaridad de los madrileños, siempre extrema ante cualquier dificultad, tiene ahora un compromiso con su propia industria, con sus bares y sus restaurantes, con sus monumentos y con sus rutas naturales; con sus productos y sus vinos. A 50 kilómetros de casa El compromiso de quienes tenemos el privilegio de haber sido elegidos para gestionar esa impresionante riqueza es la de facilitar este encuentro de Madrid con los madrileños. Destapa Madrid, Descorcha Madrid: comer y beber en Madrid, y por Madrid; cine, teatro, circo, ópera, flamenco y música clásica en lugares emblemáticos de nuestro patrimonio histórico artístico resultarán un aliciente para salir a la calle, para disfrutar de un verano de turismo de proximidad. Y de unas vacaciones en lugares que, probablemente, no imágiábamos a 50 kilómetros de casa, pero que están ahí para todos. Vivamos juntos unas vacaciones diferentes, cercanas, con todas las medidas de seguridad y protocolos necesarios para que nada nos empañe el descanso. Unas vacaciones para disfrutar de los paisajes, los buenos vinos, los productos de la tierra, el patrimonio… y el talento de tantos artistas. De alguna manera es un derecho y un deber. Unos y otros se lo debemos a Madrid: quienes han nacido aquí, y todos a quienes ha acogido para siempre. Los madrileños, naturales o adoptivos, somos la pieza imprescindible para reactivarnos por dentro. Vivamos el verano como sabemos hacerlo, independientemente de las circunstancias: con baños, con sol, con montaña, con arte, con música.Con alegría. Con esperanza. Y recordando que juntos somos un mejor Madrid.
FUENTE DIARIO ABC: