Las medidas económicas de Sánchez e Iglesias para la reconstrucción quedan en el aire

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegó ayer al Congreso con un marcado gesto triunfal tras los acuerdos alcanzados en el Consejo Europeo. Fue recibido por su bancada con una gran ovación

y durante la sesión de control se vanaglorió una y otra vez del «acuerdo histórico» logrado en Bruselas fruto de sus «extenuantes negociaciones». El jefe del Gobierno parecía completamente ajeno a que, tan solo tres horas después, el Congreso le asestaría su primera gran derrota política de la legislatura al tumbar las propuestas sociales de la Comisión para la Reconstrucción. Un revés de evidente significado político ya que el documento recoge la receta del Gobierno para levantar al país tras arrasar la pandemia. No fue el único fracaso de la mañana. El paquete de reactivación económica quedó en el aire después de ser aprobado por un voto de diferencia -169 a favor frente a 168 en contra- y de que los letrados de la Cámara detectaran que la diputada de Poodemos Marisa Saavedra había votado presencialmente cuando había solicitado el voto telemático. La anulación de este sufragio llevó el resultado a un empate, insuficiente para lograr la aprobación del pleno, pero, sobre todo, antirreglamentario. La presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, comunicó la anulación de la votación y su repetición tras el próximo pleno extraordinario, previsto para el miércoles. Podemos expresó ayer su disconformidad y sopesa impugnar la decisión. No en vano, no está asegurado que la nueva votación permita aprobar este paquete, aunque se contabilice correctamente el voto de Saavedra, ya que dos diputados del «no» -uno del PP y otro de Vox- no acudieron a votar. Si la votación se repitiera y ambos parlamentarios votaran, este paquete también podría acabar tumbado. Las políticas sociales y económicas son las que completan el nombre de la Comisisón para la Reconstrucción. Un símbolo más de su importancia política. Vox acude a votar PSOE y Podemos intentaron evitar ambos reveses hasta el último momento. El martes rectificaron y retiraron el veto a que la educación concertada reciba ayudas públicas, pero sin comprometerse a que opte a ellas. Una enmienda para salvar el bloque de políticas sociales que no convenció a los partidos que defienden a esta escuela como PP, Cs o JpC. Y a estos se unieron varios socios de investidura de Sánchez como el PNV o Bildu, irritados por la unilateralidad de la coalición, la ausencia absoluta de un plan de objetivos y la excesiva generalidad del dictamen final. Vox -que no había participado en las votaciones anteriores- acudió al pleno para sumarse a los votos en contra y certificó la muerte del paquete social. El resultado de la votación fue de 175 «noes» (PP, Vox, Cs, PNV, JpC, Bildu, CC, Foro, Navarra Suma y CUP) frente a 172 votos a favor (PSOE, Podemos, ERC, Más País, Compromís, PRC, Teruel y NC) y una abstención (BNG). La suma de los republicanos catalanes no fue, finalmente, suficiente ante las numerosas adhesiones al bloque del «no». El jefe del Gobierno se encontró oportunamente en un acto en La Moncloa cuando Batet anunció el resultado de la votación. Las causas de este fracaso varían según a qué socio de la coalición se pregunte. Para los socialistas, la primera responsabilidad es del PP de Pablo Casado con el que aseguran que no se puede pactar nada, a diferencia del Partido Popular Europeo que ha participado en los acuerdos para las ayudas. Pero mantuvieron esta tesis el mismo día que el grupo de Casado apoyó las medidas de reconstrucción para Sanidad y UE. Tras el PP, los socialistas señalan el empecinamiento de Podemos en incluir el veto a la educación concertada en el dictamen y aseguran que su socio les colocó «entre la espada y la pared». «Si hubiéramos incluido una referencia expresa a la concertada, Podemos no hubiera votado el dictamen. El texto tampoco se habría aprobado y, además, se abriría una brecha en la coalición», explican desde el PSOE. Culpas y diálogo con Bildu No es así para la formación morada que culpa de esta derrota a sus socios. El partido de Pablo Iglesias asegura que existían votos para sacar adelante las medidas sociales recurriendo, otra vez, a EH Bildu. Podemos sostiene que tejió negociaciones con este grupo y que obtuvo su «sí» a cambio de elevar las pensiones mínimas. Un intercambio que, según su versión, el PSOE no aceptó. Sea como fuere, la votación de ayer dejó en evidencia la fragilidad creciente de las alianzas parlamentarias del Gobierno. Hasta ahora, la coalición había repelido las ofensivas de la derecha gracias al respaldo de sus socios de investidura o a la nueva actitud negociadora de Cs. La pérdida de la votación de ayer es un serio aviso para la coalición. Agitar el miedo a la derecha ha dejado de tener efecto sobre sus socios a los que, en este momento, pesa más el sentimiento de estar siendo constantemente «toreados» por el dúo de Sánchez e Iglesias. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, se lo advirtió directamente a Sánchez durante la sesión de control, unas horas antes de la votación: «No se moleste en llamar a nuestra puerta para buscar más acuerdos, primero vamos a cumplir lo que ya tenemos comprometido», le espetó, tras acusarle de incumplir sus promesas de investidura. Así las cosas, lo único que ayer logró aprobar el Gobierno en materia de reconstrucción fue aquello que había pactado y consensuado con el PP: las materias de Sanidad y Unión Europea. La primera salió adelante con 256 votos a favor mientras que la segunda cosechó 276 «síes». Casado avanzó su apoyo durante la sesión de control después de que la exministra popular, Ana Pastor, y el secretario general del grupo parlamentario Popular, Guillermo Mariscal, extendieran las negociaciones hasta el martes en busca de un acuerdo «in extremis». La aceptación de una Agencia Nacional de Salud de nueva creación fue determinante para su apoyo. El acuerdo sobre la posición de España ante la UE estaba bastante avanzado desde primeros de julio. La nota diferencial de la sesión la puso Batet al reprender al diputado del BNG, Néstor Rego, por «tender» una camiseta reivindicativa en su escaño. «La libertad de expresión en esta Cámara se expresa mediante la palabra, no mediante pancartas», le recriminó. Cara a cara Lo que comenzaba como un baño de multitudes para Sánchez acabó convirtiéndose así en un auténtico jarro de agua fría. Antes de la votación tuvo lugar la sesión de control -la última antes de las vacaciones de verano y del pleno sobre el Consejo Europeo- en la que el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición volvieron a exhibir una evidente falta de sintonía. Ambos se enzarzaron a cuenta del paquete de ayudas de la UE pese a que uno y otro lo reconocieron como un logro. Sánchez se centró en acusar a Casado de haber colaborado «el cero por ciento» con los intereses de España y éste le echó en cara que las ayudas no son ni tantas ni tan buenas como el líder socialista había apuntado. Le envió, además, un claro aviso: «Tendrá que elegir entre cumplir con Europa o con sus socios».

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/abci-medidas-economicas-sanchez-iglesias-para-reconstruccion-quedan-aire-202007230256_noticia.html

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