La realidad de los MIR tras los aplausos: «Si la gente nos apoya, ¿por qué estamos así?»

Los aplausos a las ocho de la tarde desde los balcones durante el confinamiento por el coronavirus fueron, sin quererlo, el detonante de un conflicto que hasta ahora se había quedado enquistado

en los pasillos de los hospitales. Los médicos internos residentes (mir) de la Comunidad Valenciana cumplen este martes una semana en huelga indefinida fruto de la «frustación» generada a raíz de la crisis del Covid-19 en la que se han sentido desamparados por quienes tenían que protegerles y les han «disfrazado de héroes». «Fue una sensación contradictoria. Por un lado, agradecíamos mucho todo el apoyo de la sociedad. Pero, por otro, veíamos como nuestras condiciones eran tan malas… Pensábamos: si la gente nos apoya, ¿por qué estamos así? Ese reconocimiento que nos daba la población, no lo teníamos por parte de la Administración», explica a ABC el portavoz del comité de huelga, Enrique Cuñat. Eso generó mucha «frustación» entre el colectivo -que aglutina a alrededor de 2.600 profesionales- que ha estado en primera línea durante los peores momentos de la pandemia y ha visto como su carga de trabajo crecía por encima de sus responsabilidades. Desde el pasado martes denuncian en las calles una situación laboral que ha ido desdibujándose poco a poco, con un seguimiento del 80 por ciento, según el Sindicato Médico CESM-CV, aunque en centros pequeños ese porcentaje ha llegado a ser del cien por cien y en los grandes ha sido un poco menor, de entre el 60 y el 80 por ciento. Tras siete años de formación, denuncian que un mir cobra 1.045 euros de base y 10,85 euros cada hora de guardia -que no cotizan- trabajando entre 200 y 300 horas mensuales -el máximo legal es 160- y sin respetar los descansos de 36 horas ininterrumpidas. Un salario «bastante bajo» que les fuerza a hacer «muchas guardias para tener un sueldo más digno». Además, «nos pueden obligar a hacer hasta siete guardias al mes», apunta Cuñat. Cuando termina la guardia de 24 horas, que califica de «barbaridad», aunque «poco podemos hacer desde nuestra posición», los médicos adjuntos «dejan caer que deberías quedarte si quieres que luego te dejen operar». «Con esas sugerencias consiguen que trabajes siete horas más, hasta 31 seguidas», señala el portavoz de los mir en la Comunidad Valenciana. «Si encadenas tres guardias seguidas en una semana, el tercer día a las cuatro de la mañana no puedes ni atarte los cordones de los zapatos, mucho menos atender a alguien y cuidar de su salud. Sobre todo si la supervisión no es la correcta». Todo ello sin ser personal estructural, sino en formación, aunque se les trate como tal. La falta de profesionales en todas las áreas se ha cronificado y los residentes cubren los huecos para que el sistema no colapse. «La formación la hacemos fuera. Terminamos de trabajar y nos ponemos a estudiar de cara a la cirugia o las operaciones en las que vamos a estar presentes al día siguiente. Dedicamos toda nuestra vida de los cuatro años de residencia al trabajo», lamenta Cuñat. Condiciones que se han ido devaluando con el paso del tiempo, con un punto concreto que achacan de pleno al Gobierno de Ximo Puig: «Cuando hay guardia en un centro de salud, al médico adjunto le pagan las dietas y al residente, no. Antes se la pagaban a los dos. Se ve que los residentes no tenemos derecho a comer», asevera el representante del colectivo. Imagen de una de las marchas convocadas por los mir en Valencia – @huelgamircv Una semana de protestas con fecha para el diálogo La convocatoria de huelga no ha estado exenta de polémica. El Sindicato Médico CESM-CV ha denunciado a la directora general de Recursos Humanos de la Conselleria de Sanidad por «haber dictado instrucciones a las gerencias y estas a su vez a las jefaturas de Servicio para que impidan el libre ejercicio del derecho de huelga, amparándose en un supuesto defecto formal de la convocatoria -la organización sindical asegura que la comunicó con diez días de antelación-, manifestando la ilegalidad de la misma, y atemorizando a los residentes con consecuencias personales en el caso de sumarse a la misma». «Coacciones y muchas presiones» que el comité ha pedido que se recopilen a través de las redes sociales y que la consellera de Sanidad, Ana Barceló, niega tajantemente. Barceló manifestaba el pasado jueves que la Comunidad Valenciana tiene «las mejores condiciones laborales» para los mir que el resto de autonomías y es la segunda que tiene un coeficiente de retribución a este personal, lo cual no quiere decir que no puedan «seguir dialogando y escuchándoles», como en la reunión informal de cerca de tres horas que mantuvieron con los huelguistas el miércoles. La Generalitat pone el foco en que algunas de las reivindicaciones que plantean los mir le c orresponde regularlas al Ministerio de Sanidad, como el incremento del salario con el que se les retribuye, y lo que ha hecho el Consell ha sido trasladar al Gobierno central la petición de crear una mesa técnica con todas las comunidades autónomas para abordar este asunto. En cualquier caso, la Conselleria les recibirá el jueves para iniciar «conversaciones formales» y conformar una mesa de diálogo que permita desbloquear la situación. Mientras tanto, el futuro de la sanidad española seguirá protestando en las calles, «más unidos que nunca», en un momento en el que la sociedad ha tomado consciencia de la importancia de tener un sistema sanitario fuerte. Imagen de una de las protestas de los mir en Valencia – EFE

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/comunidad-valenciana/abci-huelga-realidad-tras-aplausos-si-gente-apoya-estamos-202007281411_noticia.html

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