El Metro de Gran Vía reabrirá en 2021, tras dos años de imprevistos y retrasos

Sobre el cemento de lo que será el futuro vestíbulo de la estación de Metro de Gran Vía todavía pueden verse las marcas de los tornos por los que otrora pasaban 20.000

viajeros diarios. Las paredes de los andenes de la línea 5 mantienen sus azulejos blancos y las lonas de publicidad, y en los pasillos permanecen las escaleras mecánicas –sin funcionamiento– que la unían con la 1. Mientras, afuera, la vida sigue su curso; dentro trabajan decenas de obreros para poner a punto la estación, que cumple su segundo aniversario en obras y que tendría que haberse inaugurado en el primer trimestre de 2019. Cercada por vallas, excavadoras y demás materiales de construcción, el primer tramo de la calle de la Montera se ha convertido en un inmenso agujero, de 45 metros de ancho y 24 de alto, que acogerá al «suburbano 4.0» de la región. Tras dos años de retrasos, la Dirección General de Infraestructuras de la Consejería de Transportes espera concluir la obra civil a finales de noviembre o principios de diciembre, para que Metro inicie después los trabajos de acondicionamiento, y que la estación vuelva a estar operativa, si nada lo retrasa, a lo largo de 2021, sin fecha exacta. Los obreros están terminando el quinto nivel bajo tierra que tendrá esta parada, que ha ganado una extensión de 2.000 metros cuadrados. En él se colocarán los generadores de energía. Luego, tendrán que cerrar cada planta, que serán pasillos por los que las personas harán su transbordo entre la línea 1, la 5 o el Cercanías, con nueva parada en la céntrica avenida. Tan solo dejarán los huecos para los cuatro ascensores o las escaleras. Todo esto se está haciendo con maquinaria no pesada –los trenes siguen pasando aunque no efectúan parada– para no impactar en los edificios que bordean los laterales de Montera. «Es como colocar un edificio en medio y que todo lo que hay alrededor no se mueva. Tenemos un sistema de auscultación que va midiendo cada semana los impactos para no afectar a los edificios», explica Miguel Núñez, director general de Infraestructuras. El objetivo de la nueva estación es ganar en accesibilidad y movilidad entre Gran Vía y Sol, aliviando la «sobrecarga» de esta al ser punto de llegada de todos los Cercanías de la región. Dos obreros trabajan en el que será uno de los ascensores – Isabel Permuy Dos hitos han condicionado el devenir de las labores: el hallazgo de restos arqueológicos y la pandemia, que obligó a paralizar las obras un mes durante la primera parte del estado de alarma. Posteriormente, la actividad se retomó de forma parcial, a un 30% del ritmo normal para acatar las medidas sanitarias. Desde mayo, según informa la consejería, el rendimiento se sitúa entre el 75 y 80% del que habría en una situación de normalidad. En cuanto a los vestigios, se han hallado diecisiete restos históricos de épocas diferentes, el más antiguo data de 1.600. También se encontraron dos caminos de agua, restos del antiguo ascensor de Antonio Palacios, como el recinto cilíndrico que albergaba la escalera alrededor de la que discurría el elevador, y piezas de cerámicas ornamentales que serán restauradas para musealizarlas. Aparecieron también los cimientos y sótanos de la Casa de Astrearena, construida en 1745, y un mural de azulejo de Manises. Tras los hallazgos, Infraestructuras tuvo que hacer un proyecto de emergencia y reprogramar los trabajos de la obra, mediante métodos no civiles marcados por Patrimonio para no dañar las piezas históricas, durante ocho meses. «Fue el impacto más potente, pero esta es una zona de interés arqueológico y tenemos un pedazo de historia aquí», asegura Núñez. Escaleras de conexión entre la línea 1 y la 5, todavía sin derribar – Isabel Permuy El último trimestre del año pasado volvió a saltar la sorpresa al encontrar, a medida que se excavaba, los elementos más profundos de la primera estación, como los pozos de los ascensores y el vestíbulo original, que había sido cubierto. «El proceso de documentación histórico-arqueológica está siendo minucioso y exhaustivo durante toda la obra, para poder compatibilizar la seguridad y accesibilidad de los ciudadanos, por un lado; y la conservación del Patrimonio, por otro», especifican desde la Consejería de Transportes. Desde Madrid Ciudadanía y Patrimonio se muestran contrarios al proceder. «Antes de que empezaran las obras, en 2017, avisamos de que el lugar coincidía con el acceso original de la estación, pero nos contestaron que constaban informes de que todo se había destruido», afirma Álvaro Bonet, vicepresidente de la asociación. «La escalera de Antonio Palacios podría haberse salvado e ingresarla en el vaciado, pero no tenían previsto hacerlo», continúa. Desde Transportes especifican que los restos discontinuos de la losa de la estructura de la escalera se interrumpieron a causa de un túnel de vías que se construyó en los años setenta y que, por tanto, no tenía «elementos de la cerrajería y los pavimentos originales». Camiones y materiales de construcción en la calle de la Montera – Isabel Permuy Accesibilidad La nueva estación de Gran Vía contará con cuatro ascensores y seis escaleras mecánicas. Los viajeros, ya no tendrán que salir a la calle para llegar a Sol, sino que podrán hacerlo a través de un pasillo, que estará situado tres plantas más abajo del vestíbulo y de cuya arquitectura se ha hecho cargo Adif. El túnel, que se prevé que beneficie a 22.000 viajeros, tendrá casi seis metros de ancho y cien de largo, más otros veinte de un pasadizo que ya se ha abierto desde Gran Vía para que la conexión sea del 100%. «Las obras mejorarán el tránsito de las personas que usan Cercanías al dividirlo entre los dos accesos: un 75% irá a través de Sol y un 25% lo hará desde la ampliada estación de Gran Vía», estiman desde Transportes.

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/madrid/abci-metro-gran-reabrira-2021-tras-anos-imprevistos-y-retrasos-202008010100_noticia.html

Exit mobile version