El topillo campesino se convierte cada año en uno de los protagonistas del verano y en una de las dianas de la Junta. Castilla y León «se mantiene vigilante» ante la plaga
de este roedor, aunque «no existe una situación preocupante», recalcó este jueves el viceconsejero de Desarrollo Rural y director general del Instituto Tecnológico Agrario, Jorge Llorente. Los pequeños repuntes se han recogido esta vez en Ávila, Salamanca y parte de la zona sur de Valladolid. Resulta curioso que «no sea Tierra de Campos» la zona más afectada por el topillo. Por este motivo, las administraciones trabajan «de manera rápida y coordinada». «Los resultados ya son visibles», destacó Llorente, quien repitió una de las ideas más importantes:«La plaga endémica del topillo campesino no se puede erradicar del todo y siempre estará en el terreno». El viceconsejero visitó ayer Cantalpino (Salamanca) para presenciar las actuaciones integrales contra el topillo campesino que realiza la Junta. Una estrategia que tal y como informó el viceconsejero se basa en una «programa de lucha, control y prevención del topillo», que a su vez está dividido en cuatro subprogramas. El primero, la monitorización para «vigilar las dinámicas poblacionales y los índices reproductivos». El segundo se vincula a las zonas agrarias para intentar «contener y prevenir su multiplicación» mediante actuaciones mecánicas. El tercer subprograma se realiza «fuera de los reservorios agrícolas» para evitar que otras partes del ecosistema mantengan estas poblaciones. Por último, el cuarto se centra en la investigación para «comprender las dinámicas de los topillos». Eso sí, Llorente recalcó que esta lucha contra el roedor debe tener tres principios: «Actuar en todo el territorio, no solo en el agrícola, hacerlo durante todo el año y que trabajen juntos todos los agentes». Actuación mecánica Contra el topillo campesino «no existe ninguna medida para ser eliminado», por lo que Llorente explicó la necesidad de «aplicar la actuación en el momento adecuado». Por este motivo, en Cantalpino, con la ayuda de la Diputación de Salamanca, se lleva a cabo una instrucción mecánica con cuchilla que destruye las huras y mata al roedor a su paso en «el 50 y 60 por ciento» de los casos. Se evita también que la plaga se extienda porque los que sobreviven quedan al descubierto y, por lo tanto, «desprotegidos», convirtiéndose así en «presa de las aves rapaces». Una combinación de alimentación, climatología, depredación y ciclo reproductivo de los animales son los factores que favorecen los repuntes. «Es de sentido común cooperar entre los diferentes agentes para combatir con el topillo. La labor de contención es fundamental para evitar su expansión», sentenció el diputado provincial de Agricultura y Ganadería, Julián Barrera.
FUENTE DIARIO ABC: