En los ’90, un billete de $ 100 equivalía a 100 dólares. Hoy, apenas logra comprar 1 dólar ahorro y menos aún (US$ 0,75) en una cueva. En sus tres
variantes vigentes -Roca, Evita y la taruca-, el poder adquisitivo de estos papeles quedó pulverizado por la inflación. Tanto que uno de ellos ya no alcanza en la Ciudad para pagar una docena de huevos (134), media docena de facturas ($ 110), tres empanadas ($ 135), un kilo de pollo ($ 115), 200 gramos de jamón ($ 130) o dos sachets de leche ($ 108), por ejemplo. Para una compra mediana en el súper, hay que apilar 30 o 50 violetas.
Esto no sería más que una curiosidad si fuera fácil conseguir otros de mayor valor para hacer pagos. Pero ocurre lo contrario. Los bancos y los cajeros automáticos sueltan ejemplares de $ 500 y $ 1.000 sólo a cuentagotas, y entregan generosamente lo que sí tienen de sobra atiborrando sus tesoros: gruesos fajos de los de $ 100.
Sucede que los billetes de $ 100 en circulación en el país siguen superando por lejos, en cantidad, a todos los demás: 1 de cada 2 papeles tiene esa cifra. Pero no es sólo eso. Además, estos desvalorizados papeles también fueron, aunque suene disparatado, los que más se han emitido en los últimos meses, generando una molesta “inundación”.
Según calculó Clarín con datos del Banco Central (BCRA), ante un abrupto salto en la demanda de efectivo, desde que arrancó la cuarentena las autoridades sacaron a circular otros 881,9 millones de billetes de $ 100, a un ritmo promedio de 3.977 por minuto o 66 por segundo.
A excepción de los “Evita” que empezaron a circular en cuarentena, muchos billetes de $ 100 están desgastados y deteriorados.
En los cinco meses que van del 13 de marzo al 14 de agosto, pasó de haber 2.343,8 millones de billetes de $ 100 (51,7 por habitante) en manos de la gente y los bancos, a ser actualmente unos 3.225,7 millones (71,1 por persona). Ampliaron 37,6% su circulación.
Desde que empezó la pandemia, en unidades, la emisión de estos papeles multiplicó por 9 la de los de $ 200, fue 6 veces mayor a la de “yaguaretés” (de $ 500) y estuvo cerca de triplicar la de “horneros” ($ 1.000).
De $ 500 se sumaron 125,5 millones de ejemplares en estos cinco meses, y ya hay 979,3 millones en la calle (21,6 por habitante); y de $ 1.000 se agregaron 340,8 millones, hasta llegar a 736,8 millones en circulación (16,2 por habitante). Así, los billetes de $ 100 incorporados desde marzo (881,9 millones) fueron casi el doble que todos los de $ 500 y $ 1.000 juntos (466,3 millones) que se emitieron en el mismo período.
Saturar la calle de billetes de $ 100 fue la única forma que halló el BCRA, durante la pandemia, para atender una muy exacerbada demanda de efectivo por parte de la gente, que acudió en masa a los cajeros a retirar ayudas estatales como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y a sacar plata a montones para comprar en locales de cercanía.
Como ya informó Clarín, Alberto Fernández dio por descartado en mayo un proyecto del BCRA para emitir billetes de $ 5.000 o mayores, algo que los bancos venían implorando. “Fue una idea que circuló, pero no lo vamos a hacer“, sentenció, en una actitud similar a la que adoptó Cristina Kirchner hacia el final de su mandado, cuando cuando se negaba a imprimir billetes de más de $ 100 para no admitir la inflación.
Sin ese recurso, lo que debieron hacer fue poner a la Casa de la Moneda a trabajar literalmente sin descanso en sus dos plantas, en plena cuarentena, para imprimir billetes de $ 1.000. Pero no alcanzó, así que se iniciaron gestiones para volver a importar billetes.
Y, mientras tanto, salieron del paso sacando a la calle un enorme lote de billetes nuevos de $ 100 con el rostro de Evita, que llevaban varios años en una bóveda y que no habían llegado a destruirse tras su reemplazo por la “taruca”. En total, del 20 de marzo al 13 de agosto, el efectivo circulante creció en pesos un 109%: más que se duplicó, y el billete de $ 100 tuvo en esa película el papel principal.
Molestias y costos
Los efectos se sienten en la vida cotidiana, porque pasó a ser muy común que los bancos, por ventanilla o a través de los cajeros automáticos, sólo entreguen billetes de $ 100 y -con menor frecuencia- de $ 200. “Más grandes no tenemos, no nos mandan”, es la disculpa repetida de los empleados.
“El Banco Central entrega cantidades totalmente insuficientes de billetes de alta denominación. Cada $ 2.000 de efectivo que pedimos, envían un ‘hornero’ y 10 papeles de $ 100. Los billetes chicos son tantos que en algunos tesoros ya no nos están entrando. Y eso es lo que tenemos luego para pagarle a la gente, que lógicamente se queja”, explican a Clarín en uno de los principales bancos del país.
Lo tedioso de moverse en la vida cotidiana con billetes de $ 100 a esta altura es más que evidente. Implica, por ejemplo, contar y entregar 45 papeles para pagar el mes en un garage, 70 para pagar las expensas de un departamento o 120 ejemplares para abonar el service anual de un vehículo chico. Fajos que ya no entran en las billeteras.
Pero además, advierten en los bancos que, al entregar tantos billetes de $ 100 y $ 200, los cajeros automáticos se traban y vacían más a menudo, quedando fuera de servicio hasta recibir atención. Además, como estos aparatos no dan más de 30 o a lo sumo 40 billetes por vez, la gente está teniendo que hacer 2 o 3 operaciones al hilo para llevarse montos mayores a $ 8.000 e incluso mayores a $ 4.000, todo en billetes de $ 100.
El boceto del billete de 5.000 que el Gobierno el final no quiso imprimir.
“Mantener con dinero a los cajeros, que constantemente están entregando una cantidad bestial de billetes, nos está demandando un esfuerzo descomunal. Antes se recargaban una vez por día, pero ahora hay que hacerlo al menos dos veces, incluyendo los fines de semana. Y los costos de trasladar billetes se fueron por las nubes”, protestan fuentes de otra entidad, que pidió no ser identificada.
La cuenta que hacen es que, si en cada cajero automático se pueden cargar 6 mil billetes, teniendo “horneros” eso equivale a $ 6 millones; pero con “Evitas”, son sólo $ 600.000. “Pagás 60 IFE, y el cajero ya te queda vacío”, resumen. Cada una de estas ayudas sociales implica 100 billetes de $ 100. Con “horneros”, serían sólo 10. Y si se reflotara el plan del billete de $ 5.000, bastaría con dos papeles.
MG
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