Como si no hubiera pasado el tiempo, como si los seis años alejado de los cuadriláteros hubieran sido un paréntesis voluntario, Sergio «Maravilla» Martínez regresó al boxeo con una contundente victoria sobre
el asturiano José Miguel Fandiño. El argentino, con 45 años cumplidos en febrero, reabrió el catálogo de sus virtudes y ofreció un combate notable en la velada que Maravillabox organizó en el Malecón de Torrelavega (Cantabria). Salvando las distancias y con todas las cautelas, hubo muchas similitudes entre el «Maravilla» que se fue y el que ha vuelto: misma sonrisa de jugón camino al ring, misma guardia baja e indolente, mismos tonos en el pantalón que contra Julio César hávez Jr. Solo rompía el parecido razonable con su época dorada una leve sujeción en la rodilla que, como la marca que deja el agua cuando baja la marea, recordaba los problemas que le apearon del boxeo hace ahora seis veranos. Hay que decir que el rival lo eligió «Maravilla». De todos los pesos medios españoles –y europeos– que estaban a tiro cuando el evento iba camino de materializarse, Fandiño fue el que más convenció tanto a él como a parte de su equipo: un hombre experimentado (pero tampoco acabado) y con un nivel acorde a la exigencia que se le puede pedir a quien sale del retiro. Con todo y eso, no es la primera vez que se estropea una boda por elegir mal el novio. Desde las primeras acciones se vio que el argentino ha vuelto con la intención de hacer algo más que una pelea de exhibición. Su repertorio y su empuje fueron superiores a los de su rival, al que la pelea se le hizo bola desde la misma báscula. El día antes, cabe recordar, Fandiño parecía serio, casi incómodo, aunque con la mascarilla puesta cualquiera de nosotros pasaría por un ladrón de farmacias. El asturiano salió del reconocimiento médico acompañado de su gente y subió a la habitación donde esperaba la báscula con mucha parsimonia, como si cada escalón le costara. Una vez allí dio 75,2 kilos, casi dos por encima de lo pactado para la pelea. Las ganas de todos por salvar el evento hizo que unos y otros llegaran a un acuerdo. Una vez en el ring, «Maravilla» mostró mayor variedad de recursos (algo esperable), mayor ímpetu (algo también esperable) y una mayor velocidad (esto quizá no tanto si tenemos en cuenta que Fandiño es boxeador en activo). En el sexto asalto, justo cuando el asturiano dijo esperar un peor rendimiento de «Maravilla», llegaron las mejores manos del argentino. Y en el séptimo, en un calco del anterior, una combinación del zurdo puso fin a las acciones. Ojalá todos pudieran salir y entrar con esa facilidad de los sitios. Y ojalá nadie fuera viejo para nada una vez cumplidos los 40. «Gracias por hacerme partícipe de este momento maravilloso», dijo con la voz casi quebrada, con el sudor aún mezclado con la vaselina. «Los periodistas me recuerdan que tengo 45 años. Lo sé. Tengo 45 años. Déjenme que voy a por el mundial». Escrito queda. Resto de la velada: Rubén Rodríguez vs. Joel Sánchez (peso superligero). Victoria por decisión unánime para el madrileño, que dominó pese a sufrir un corte en la ceja derecha. Ángel Moreno vs. Ricardo Martínez (peso gallo). Victoria por decisión unánime para Moreno, que fue de menos a más y recurrió al mono de pelear para superar al nicaragüense. Adrián Martínez vs. Pedro Manuel «La pantera negra» Gomes (peso superpluma). Victoria por KO técnico en el tercer asalto de Gomes, que decantó la pelea desde las primeras acciones. Alexander «Monito» Cazares vs. Bernard Angelo Torres (peso superpluma). Victoria por decisión unánime para «La Máquina» Torres en un combate de mucho respeto, estrategia y técnica. Kiko Martínez vs. Noé Martínez (peso pluma). El tricampeón mundial venció por KO técnico en el tercer asalto. Kiko reapareció tras el confinamiento como si nada hubiera pasado. Ejemplo de profesionalidad. Sergio «El niño» García vs. Pablo Mendoza (peso medio). Victoria por decisión unánime (98-92, 98-93, 99-92) para «El niño» García, que se aprovechó de su mejor condición física para superar un comienzo difícil.
Fuente La Razon: