Coronavirus: los shoppings reabrieron con pocos clientes y controles estrictos

Unos 40 círculos que dicen “espere aquí” entre filas con precintos fueron dispuestos en la entrada del shopping Alto Palermo, al que se puede ingresar sólo por la avenida Santa Fe.

Parece la fila para un juego en un Parque de diversiones. Sin embargo, al menos en este primer día de reapertura, tras el acuerdo entre los gobierno de la Nación y la Ciudad, en dos minutos, a las 12.02, la fila despareció y no quedó nadie. “Como hay cámaras infrarrojas para medir la temperatura, la cola avanzó rápido”, cuenta una policia de la ciudad.

Los shoppings de la Ciudad fueron a habilitados para trabajar tras más de 200 días cerrados por la cuarentena y el coronavirus. Deben cumplir un protocolo que, entre otras cosas, limita la cantidad de clientes e impone reglas de circulación e higiene. 

En Alto Palermo, este miércoles al mediodía, para ingresar hubo que pasar por un control de temperatura, con un termoscan, que es automático. No se repite, como en otros lugares, la imagen del personal de seguridad que apunta a al gente con un termómetro a distancia. Sí hay asistentes con rociadores de alcohol para las manos de los que ingresan. 

Trece minutos después de las 12, y según muestra la máquina cuenta personas del ingreso, el shopping tiene en su interior 155 personas, un 10,79% del límite permitido, que de 1.436 personas. El protocolo dice que tiene que haber una persona cada 15 metros cuadrados. 

En el Abasto, el control de temperatura es a distancia y también hay una máquina que registra cuánta gente entra y cuánta sale. Foto: Luciano Thieberger

“¡Estamos de vuelta! We’re back”, dicen unos banners negros sobre algunos locales, por si alguien no lo entiende en castellano. La señalética está por todas.

Además de flechas que indican para que lado hay que circular, los círculos en el piso, con pisadas pintadas, marcan la distancia para formar fila. “Aguardá a ser llamad@ por el personal del local”, anuncian las entradas de los locales. Además, cada uno debe tener un sticker que indique cuánta gente puede ingresar al comercio.

La escena se repitió en otro de los clásicos de Buenos Aires. En el Abasto, la única entrada habilitada es la que a la avenida Corrientes. 

La fila que se formó minutos antes de las 12 se diluyó rápidamente con el ingreso de la gente. Al ser de los más grandes, el Abasto podrá recibir hasta 2.500 personas.

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SC

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