En el año 2005 murió el Papa Juan Pablo II y Joseph Ratzinger fue elegido en cónclave y bajo el nombre de Benedicto XVI como su sucesor. También fue el año en
el que el príncipe Carlos de Inglaterra se casó con su segunda esposa, Camila de Cornualles. En Suecia el grupo ABBA se reunió por primera vez en más de treinta años para el estreno del musical ‘Mamma Mia!’, en el desierto del Sahara se registró una inusual ola de frí0 que dejó un manto de nieve al sur de Argel, y en España, entre otras muchas cosas, se incendió la madrileña Torre Windsor. Y mientras todas estas cosas, y muchas más, sucedían por todo el planeta en 2005, la Champions League veía caer eliminados en los octavos de final al Fútbol Club Barcelona y al Manchester United, los equipos de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. El Chelsea, dominador en la Premier League en aquellos años, y el que era el gran AC Milan antes de convertirse en un equipo mediocre, fueron sus respectivos verdugos. Atendiendo a los equilibrios de poderes futbolísticos de aquella época el resultado entraba dentro de lo posible. Entonces aún no se vislumbraba el tremendo dominio que tanto el argentino como el luso ejercerían en la máxima competición de clubes durante los siguientes lustros. De hecho, 2005 fue el último año en el que los dos gigantes del fútbol en la última década se ausentaron de la ronda de cuartos de final de la Champions. Desde entonces el torneo siempre había contado con la presencia de al menos uno de los dos en las eliminatorias entre los ocho mejores clubes, y hasta en once ediciones, con los dos. Hasta esta semana, en la que el luso cayó eliminado con su Juventus ante el Oporto, y el argentino con su Barça contra el París Saint-Germain. Los mayores animadores del torneo en la última década, líderes en el apartado histórico de goleadores (134 goles Cristiano, 119 Messi), con cinco títulos uno y cuatro el otro, están de capa caída. Al portugués no le salió bien su apuesta de cambiar el Real Madrid por la Juventus en busca de nuevas aventuras, mientras que el argentino ha vivido de cerca los últimos años de descomposición en el club azulgrana. Veteranos ya ambos, con 36 años el de la Juve y 33 el del Barça, si bien siguen marcando goles para sus equipos y siendo decisivos por momentos, parecen haber perdido algo del irresistible empuje que demostraron años atrás. Su papel en esta competición recae ahora en dos jóvenes que asombran y avanzan con fuerza en su carrera deportiva: Erling Haaland y Kylian Mbappé. El noruego, que brilla en el Borussia Dortmund alemán, es una máquina de hacer goles, contra quien sea y en la competición que sea. Mientras que el francés del París Saint-Germain se ha confirmado como uno de los futbolistas más desequilibrantes del mundo y, pese a su juventud, ya tiene incluso una Copa del Mundo en su poder. Ni Cristiano y Messi están acabados ni parece probable que Haaland y Mbappé puedan igualar el dominio que ellos establecieron en el fútbol de élite, pero todo indica que el ciclo ha comenzado a cambiar.
Fuente La Razon: