Por qué la inflación no baja y a Guzmán no le queda otra que pisar el dólar

aumentos en los salarios y 40% por el dólar. Esto es de no mediar aumentos en tarifas o servicios públicos. Y mantener constante la emisión.

Dicho así, la estrategia de Martín Guzmán para contener la inflación de cara a las elecciones parece clara: controlar ambas variables.

Algo así ha empezado a suceder. En primer lugar, las paritarias que el Gobierno viene comunicando se cerraron en función de la pauta inflacionaria que Guzmán se jacta de poder cumplir este año (alrededor de 30%). Y el precio del dólar, dice Guzmán, subirá 25%. 

Sin embargo, ¿por qué sigue la inflación elevada? ¿por qué no se ven resultados? En febrero los precios aumentaron 3,6% luego de dos meses consecutivos de incrementos de 4% mensual (diciembre-enero).

En economía existe algo que se llaman rezagos, esto es, comportamientos presentes que son reflejo de eventos pasados. Y uno de ellos ha sido la suba del dólar que ocurrió después del acuerdo con con los bonistas en septiembre pasado.

Desde ahí, el principal logro económico del Gobierno, el tipo de cambio empezó a “copiar” la variación del IPC del mes anterior. Guzmán y Miguel Pesce imaginaban una hoja de ruta hacia una normalización financiera y acuerdo con el FMI mediante para fines de 2020.

Pero a las pocas semanas el blue se fue a $ 195 y la brecha a 130%. La inflación despertó y como el dólar oficial estaba ‘atado’ los precios de la economía, el tipo de cambio siguió como un barrilete para arriba. En palabras que suenan difícil como hablan los economistas, Emmanuel Alvarez Agis lo pone así: “la nominalidad se empezó a retroalimentar y la variación del tipo de cambio se convirtió en un factor más de presión sobre los precios”.

Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, ofrece una explicación a este fenómeno: el público se anticipa y aumenta los precios. “La inflación es alta por un motivo principalmente: falta de coordinación por parte del Gabinete Económico con el resto de la sociedad. Anuncian un objetivo que es incumplible (29%) y la situación se vuelve difícil de controlar. El público adopta como mecanismo de cobertura aumentar sólo por si acaso”.

LCG estima una inflación de 50% para este año. Hay consultoras como Estudio Broda o Eco Go que están más cerca de 40% para el año. Pero todas por encima de lo que el Gobierno sostiene. 

¿Y ahora?

El ex ministro de Economía Domingo Cavallo dijo que a Guzmán no le quedan muchas herramientas y que recurrió a una clásica del repertorio argentino: anclar el dólar. En definitiva, si los precios en la Argentina se explican por los salarios y el tipo de cambio, pisando el dólar Guzmán tendrá un dolor de cabeza menos.

Claro que por un rato. Atrasar el dólar se sabe es acumular un montaña de problemas para cuando haya que actualizarlo. En el mejor de los casos y sin que ningún evento negativo ocurra en el medio. “Si la tasa de inflación no desacelera y el atraso se percibe como algo constante la presión contra el peso se materializará en la brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos”, dice Agis.

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