Toro: «Estoy hundido, esto está siendo muy duro»

Un deporte acostumbrando a la calma del agua y al silencio del medio natural por donde se desliza la piragua se ha convertido estos días en un polvorín donde la competitividad y

las rencillas han desterrado al compañerismo. Arde el equipo del K4, que ayer vivió un nuevo capítulo del esperpento en el que se ha convertido el selectivo olímpico. Tras las sospechas de amaño hechas públicas el martes, la federación decidió continuar con el proceso para elegir a los cuatro mejores palistas a partir del miércoles, eliminando todos los tiempos de la semana pasada y poniendo el foco en la limpieza de la competición. No fue suficiente garantía para Cristian Toro y Carlos Garrote, los dos que se sienten perjudicados por sus compañeros, que ayer decidieron abandonar la concentración del K4 a la espera de que se les ofrezca una solución a su problema. «Esto está siendo muy duro. Son ya muchos días viviendo esta situación y lo único que quiero es que se termine cuanto antes. Es muy incómodo y duele mucho», explicaba ayer a ABC Cristian Toro, recién llegado a Madrid a donde se trasladó siguiendo el consejo del terapeuta y el médico del Consejo Superior de Deportes que le tratan desde que sufrió una depresión en 2019. Fueron ellos los que le dieron la baja por sufrir un cuadro de ansiedad agudo y los que le recomendaron reposo alejado de su actual entorno. «He estado tres días casi sin dormir, con dolores de estómago y necesitaba un descanso, porque no me encontraba en condiciones de subir a la embarcación. Yo tengo mi opinión sobre lo que ha pasado, pero tal y como está ahora mismo el ambiente prefiero guardármela para mí. Los tiempos están ahí y dudar de un compañero es algo que no me puedo permitir y es por eso que estoy tan hundido», explicaba el piragüista, campeón en K2 en los Juegos de 2016 junto a Saúl Craviotto. Como él, Carlos Garrote también dejó ayer la concentración de Trasona. En su caso, decidió acudir al hospital de Avilés, donde tras un examen médico recibió un informe similar al de su compañero. Baja por ansiedad y reposo en su domicilio. «Lo que me ha hecho a mí esta gente no se lo deseo a nadie», relataba el zamorano a los medios presentes en el embalse antes de abandonar el lugar, donde poco antes habían salido a realizar su contrarreloj los otros cuatro aspirantes –Craviotto, Walz, Arévalo y Germade– firmando un tiempo mucho más discreto que el del domingo, aunque de poco iba a servir. La marcha de Toro y Garrote y la amenaza de su entorno de hacer públicos unos audios que probarían supuestamente el amaño obligó al nuevo presidente, Pedro Pablo Barrios, a tomar cartas en el asunto. El dirigente se pasó buena parte del día hablando con todas las partes y buscando un consenso que fue complicado y que no logró alcanzar, pero sí que ganó tiempo para encontrar esa solución que podría llegar en las próximas horas. Proceso suspendido Por el momento, el selectivo vuelve a estar suspendido. No saldrán hoy las piraguas al agua a la espera de que la federación dibuje la nueva hoja de ruta que podría pasar por mantener el actual sistema, por diseñar uno nuevo en el que prime el esfuerzo individual o por elegir, directamente, a los cuatro que ya ganaron la plata en el Mundial 2019. Esos cuatro piragüistas, sobrepasados por la situación, son los únicos que han decidido guardar silencio a la espera de que se encuentre una salida al problema generado en los últimos días. Tampoco Miguel García, el técnico del K4, quiso dar ayer explicaciones y se remitió al comunicado hecho público por la federación. «No quiero alimentar la polémica», señaló el entrenador, que reconocía también que la situación está «afectando» negativamente al equipo. «Cuanto menos se entre en esta dinámica mejor. Tenemos que pensar en los Juegos Olímpicos y no podemos perder ese objetivo», señalaba, a la espera de sentarse con el presidente para ver cómo pueden salir airosos del terremoto en el que se ha convertido la concentración.